Último capítulo del maratón, espero que os haya gustado y lo hayáis disfrutado!
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Capítulo 15 ~ Entre cuatro puertas.
- Te resfriarás – me dice después de lo que se podría considerar un silencio espeso. Llevamos más de 10 minutos sin hablar ninguno de los dos. Yo por los nervios y él no lo sé.
- Ah – digo sorprendida al darme cuenta de que es verdad, con lo nerviosa que me he puesto al verle sin camiseta no se me ha ocurrido quitarme la mía; solo podía pensar en llegar cuanto antes a casa.
Claro, en llegar cuanto antes y en unos pechos y brazos que tú y yo conocemos al que le sienta de maravilla una simple camiseta, y más si esta medio húmeda.
- No te la vas a quitar? – me mira confuso mientras ve que no he hecho nada por quitármela.
Bueno supongo que si a él no le supone ningún tipo de problema a mi menos. – Claro.
Me aparto un poco el asiento para tener mejor movilidad a la hora de quitármela y me la saco agarrándola por el borde. Me he quedado con la camiseta de tirantes negra que llevaba debajo y aunque es poco abrigo para el frío que hace fuera al menos esta seca.
Suspiro al pensar en cuanto tiempo más tendremos que estar aquí metidos. No puedo resistir durante mucho tiempo el no ir echando miradas a James, que permanece callado a mi lado.
Es en una de esas miradas cuando lo pillo mirándome; esta tan absorto mirando hacia mí que en el momento en que nota que lo he pillado un rubor empieza a tomar forma en sus mejillas.
Al tener el pelo antes mojado y secarse al aire le ha quedado ligeramente rizado, eso sumado al sonrojo que tiene ahora le hacen ver más inocente y no tan serio, callado y distante de cuando lo conocí.
Nos quedamos mirándonos, descubriéndonos. – Tienes frio – me pregunta.
No me había dado cuenta hasta ahora pero sí que empiezo a tener frío. – Sí – le digo mientras miro hacia el panel del coche solo para darme cuenta de que está totalmente apagado.
El coche ha dejado de funcionar y en consecuencia la calefacción también. – Se ha apagado totalmente, nos hemos quedado sin calefacción – le informo.
- Ya verás que pronto nos sacan de aquí – dice mientras levanta una mano en dirección a mi brazo pero en el último momento la vuelve a bajar inseguro.
Me abrazo a mí misma, la piel se me ha puesto de gallina y empiezo a notar como el aire frio se cuela desde el exterior.
- Alex... Estás bien? – me pregunta, no ha apartado la vista de mí en ningún momento, he estado notándolo durante todo el rato.
- Sí – murmuro bajito mientras me entran unos escalofríos que me cuesta disimularlos.
A pesar de que siempre he preferido el frío al calor ahora no estaría muy de acuerdo con eso.
- Tienes los labios morados – me dice inclinándose un poco en su asiento para acercarse más a mí.
Le miro, pero no le contesto.
Abre la boca dudando pero la cierra enseguida. – Dilo – le insto al saber que quiere decir algo. Me apoyo en el respaldo de lado para poder mirarle mejor mientras me sigo abrazando a mí misma para no perder el poco calor que me queda.
- Qui-quizás, deberíamos darnos calor... mutuamente – empieza la frase tartamudeando y acaba susurrándola mientras mira hacia el suelo y sus mejillas se colorean aún más.
Me lo quedo mirándolo con ojos como platos, no puedo creer que haya dicho eso. No me lo esperaba, me ha pillado completamente por sorpresa. Miro hacia él, se le ve tan vulnerable ahí esperando una respuesta por mi parte; me fijo en su pecho, en sus brazos y en el calor que debe transmitir su cuerpo y sin pensarlo más contesto.
- Sí
Cierra los ojos con fuerza y cuando los abre me coge del brazo y me arrastra hasta que me pone en su regazo de lado; pasa los brazos alrededor de mi cintura y me aprieta contra él, puedo notar sus brazos fuertes, apoyo mi cabeza en su pecho mientras yo también lo abrazo para intentar darle algo de calor.
Suspira y se acomoda mejor en el asiento.
Cierro los ojos, relajada y más caliente que antes.
Me estoy adormilando en sus brazos cuando empiezo a notar como la mano que tiene puesta en mi espalda se empieza a mover de arriba abajo, mientras intermitentemente me va apretando más hacia él. En un momento dado agacha la cabeza hasta mi cuello y puedo escuchar como lo huele.
- Me acabas de oler? – le pregunto mientras me incorporo para mirarlo fijamente.
En esta posición nuestras caras están muy cerca.
Se sonroja, agacha la cabeza para mirar sus manos en mi cintura y luego poco a poco la vuelve a subir y me da un asentimiento tímido.
- Sigues teniendo los labios morados – murmura, cambiando de tema.
- Se quitará ese color cuando empiece a entrar más en calor – murmuro suavemente.
Asiente mientras se me queda mirando a los labios fijamente.
Se me empieza a acelerar la respiración al verle como le ha cambiado la mirada.
Sus manos me aprietan en la cintura mientras poco a poco me acerca más a él.
Poco a poco nos vamos acercando más.
Se muerde el labio y gime de la anticipación, su respiración se acelera coincidiendo con la mía.
Sus pupilas se dilatan y me muerdo el labio de deseo contenido.
Estamos a un suspiro de que nuestros labios se rocen cuando de repente una melodía corta completamente el ambiente.
Damos un bote y me salgo rápido de su regazo para sentarme en mi asiento.
Menudo corte.
Lo escucho, parece ser que el teléfono ha podido conseguir unos minutos de señal y nos van a venir a buscar.
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Votad y comentad! Nos vemos en el próximo capítulo!
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¿Y por qué no?
Подростковая литератураUn niño rico, una chica pobre y un compromiso de por medio. Típica historia? Ni de coña Alexa es una chica alegre y positiva de 17 años que a temprana edad perdió a su madre y desde entonces vive sola con su padre. James no es el típico snob, con un...