Capítulo 2 ~ El misterioso novio

682 51 2
                                    

Capítulo 2 ~ El misterioso novio

Llevo unos cinco minutos plantada en la puerta de la enorme casa dónde según mi padre vive mi nuevo prometido y creo que no va a venir nadie, comenzamos bien.

Decido dar yo el primer paso y me acerco a la puerta para llamar el timbre?

De acuerdo, no hay. 

Quien no tiene timbre?

Me decido por picar; tengo que repetirlo hasta tres veces antes de que abra alguien la puerta.

No me lo creo, un mayordomo como en los años cincuenta me abre la puerta, trajeado me echa una mirada antes de decidirme a hablar.

- Soy Alexa Collins venía a...

- Señorita Collins, el señor Carter le está esperando – me contesta mientras se retira de la puerta para dejarme pasar. – Su equipaje le será llevado a la habitación, acompáñeme. – me dice antes de enfilar el pasillo y dejarme con la palabra en la boca y plantada delante de la puerta.

- E...Espere – replico mientras corro para ponerme a la altura de él. –Como que mi habitación? – cuestiono.

- Como la prometida del señorito comenzará a vivir en la casa. – dice, sin profundizar más el tema, me lleva por una serie de pasillos que más que una casa parece un laberinto y cuando ya no sé ni por dónde quedará la salida acabamos plantados delante de una puerta de roble.

Da unos suaves golpes en la puerta y cuando una voz desde dentro nos permite pasar abre la puerta y se aparta para que entre.

- Adelante señorita – me dice mientras me sostiene la puerta para que pase.

No tengo otra opción más que entrar, tampoco sabría el camino para volver. Así que sin más dilación entro.

Me recibe un señor de entre cuarenta y cincuenta años sentado detrás de un escritorio enorme de madera maciza.

- Debes de ser la señorita Alexa Collins si no me equivoco – me saluda, lleva una barba recortada alrededor de la boca bien cuidada y el pelo negro como el carbón.

Se puede apreciar que es un hombre adinerado, y no solo por la casa en la que vive, todo él clama dinero por todas partes.

- Sí, soy yo – contesto, mirando alrededor del despacho.

- Siéntate por favor, me imagino que tendrás muchas preguntas – me indica con la mano la silla que se encuentra enfrente suyo.

Me siento delante de él mientras acomodo el vestido para que no enseñe nada.

- Sí, yo...

- Permítame que yo le explique la situación, Alexa; puedo llamarte así, verdad? – me interrumpe, a este hombre le gusta escucharse.

- Sí – respondo resignada mientras espero a que empiece. Y entonces empieza la historia mas disparatada, surrealista y absurda que haya podido escuchar en mis diecisiete años de vida.

- Verás, parece ser que durante la segunda guerra mundial tu abuelo paterno salvó a mi padre y se acabaron haciendo muy amigos, tanto que en un arrebato prometieron que si en su familia nacían un hombre y una mujer se casarían para preservar esa amistad que habían creado para siempre. – comenzó.

Pero que me está contando este.

>> Como supondrás eso no se pudo hacer inmediatamente y con el tiempo ese acuerdo se fue olvidando pero hace apenas unos meses mi querido padre falleció después de una larga enfermedad y en su testamento dejo estipulado que quería que se cumpliera el contrato, así que me puse en contacto con tu padre y parece que a él no le pareció una mala idea hacerlo; así que por eso nos encontramos aquí, como desgraciadamente no has podido contar con todos los recursos que tenemos nosotros y para no dar una mala imagen te quedarás aquí hasta que se celebre la boda – termina, feliz mientras cruza las manos por debajo de la barbilla a la espera de mi respuesta.

Me he quedado muda, algo extraño por que no callo ni debajo del agua.

Debo de parecer idiota con los ojos como platos y la boca abierta.

- Querida? – pregunta al ver que no respondo.

- Eh... pero casarme? No lo ve un poco exagerado? Yo no... - me he quedado blanca, todo lo que quería decir se me ha olvidado.

- No hay necesidad de que te sulfures, no se puede hacer nada, os casareis y ya está – me dice aun con esa sonrisa en la cara, van a empezar a volar ostias y se le está poniendo una cara de aeropuerto... - No intentes evitarlo, además James está de acuerdo.

Así que su nombre es James, ya veré yo si esta tan de acuerdo como dice su papaíto.

- Henry te mostrará tu nueva habitación - dice mientras la puerta se abre para rebelar al mayordomo que me había traído hasta el despacho.

*

- La cena es a las ocho – me informa Henry mientras me deja en lo que será mi habitación a partir de ahora.

- Gracias Henry – le respondo, mientras me despido de él; por un momento se sorprende antes de adoptar su postura de siempre.

Cuando cierra la puerta doy una ojeada a la habitación y veo que han dejado mi maleta a un lado de la puerta.

Esta habitación es más grande que mi salón. Muy grande y muy rosa.

Las paredes estaban pintadas con un rosa clarito, acompañado de una cama con dosel en el centro y un escritorio que ocupaba casi toda una pared; encima de este había una Tablet, un ebook y un portátil.

Había dos puertas más en la habitación; al abrirlas me encontré con un cuarto de baño con ducha y un espejo inmenso; en la otra puerta se encontraba el vestidor más grande que haya visto en mi vida – no es que haya visto alguno, yo tenía un armario de Ikea en casa – estaba lleno de un montón de ropa de diferentes telas y colores. Puse como pude la ropa de mi maleta para darle un toque más conocido a lo que se había convertido mi vida.

*

Llevaba más de diez minutos estirada en la cama mirando al techo sin saber qué hacer, así que decidí salir al balcón para contemplar la vista que ofrecía.

Preciosa, al encontrarnos en una especie de colina la pendiente hacia que se pudieran ver las vistas de toda la ciudad, por desgracia estaba por la parte trasera de la casa de manera que no podía ver donde estaba mi viejo apartamento.

Suspiré, en una semana había cambiado mi vida radicalmente. Me apoye en la barandilla y eche la cabeza hacia atrás dejando mecer mi pelo y que los rayos de sol me calentaran la cara.

Mira el lado positivo, dentro de unos días viene Alice. Ella sabrá como solucionar este disparate.

Pensar en eso hizo que poco a poco se me fuera formando una sonrisa en los labios. De repente sentí que era observada, llámalo intuición femenina, que me hizo bajar la cabeza y mirar hacia mi derecha solo para encontrarme un par de ojos grises que me miraban mientras me estudiaban fríamente.

Me tensé, la persona que acompañaba a esa miraba era la más hermosa que había visto en mi vida.

Pelo negro a la altura de las orejas y levemente ondulado, y un cuerpo alto y fuerte.

Se me quedo mirando un rato, pasando la mirada de arriba abajo.

No me dijo nada y yo tampoco hablé.

Nos observamos, mi pulso se estaba empezando a acelerar.

De repente un golpe de aire salido de la nada hizo que mi vestido veraniego se levantara enseñando las bragas que llevaba, unas con la cara de Pocoyo que me había regalado Alice en cachondeo, me tape deprisa mientras agachaba la cabeza y me sonrojaba furiosamente.

Seguía sin escuchar nada de manera que levanté la mirada solo para volver a coincidir con sus ojos grises; no dijo nada, no hizo nada, solo me miró y como había venido se fue, en silencio.

Entre de vuelta en mi habitación muerta de la vergüenza.

Qué acaba de pasar?

Como ese fuera James le había dado una muy buena impresión.



¿Y por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora