8. Para siempre.

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Abby estuvo media hora llorando sin parar. Ya había limpiado la sangre, y sentía que acababa de perder a Esther, y si la perdía a ella, sería como volver a revivir el momento en el que perdió a Sam. Pero incluso peor, porque esta vez había perdido a alguien querido por su culpa.

En ese momento, se escucharon unas voces, y unos segundos después, los chicos entraron. Pararon de reír en cuanto vieron a Abby. Abby vio a Simon y no pudo evitar lanzarle un cojín, estaba cegada por la rabia.

-¡Acabo de perder a Esther, y es todo culpa de tu puta serpiente! -gritó ella. Con cada palabra que decía, sentía como más lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos.

-¿Qué? -preguntó Simon. Su cara estaba pálida.

-¡La maldita serpiente casi le arranca una pierna, y yo he tenido que sacarle el veneno! ¿Sabes lo difícil que ha sido para mí? ¡He estado a punto de no poder parar! No he podido subirme a la ambulancia con ella.. Soy una amiga de mierda -dijo ella, y comenzó a llorar más fuerte.

-Abby.. Yo.. -tartamudeó Simón. Abby subió corriendo las escaleras, y se encerró en su cuarto.

Mañana tendría que ir a trabajar, y no tenía nada de ganas.

Alrededor de 30 minutos después, Simón entró por la puerta. Abby miró hacia otro lado. Ella también odiaba haberle gritado, pero no podía evitarlo.

-Abby.. Lo siento tanto.. A veces no pienso cuando hago las cosas.. -comenzó Simón. Abby le indicó que se sentara a su lado. Simón, con la cabeza agachada, obedeció. Le volvió a indicar que continuara.

-Lo siento tanto Abby.. Se que puedo llegar a ser gracioso en ocasiones, pero también se que tengo que aprender a pensar a la hora de hacer las cosas. Y solo de pensar que te he hecho daño.. -dijo Simon, pero su voz se quebró. Abby suspiró.

-Yo también siento haberte gritado, Simón. Solo.. No puedo permitirme perder a Esther. Tú sabes cómo lo pasé con lo de Sam. Solo pensar en la cara de Esther antes de irse.. -a Abby se le cortó la voz.

-Ey, Abby, tranquila. Sabes como es Esther, y lo mucho que os queréis. Seguro que en unos días se os ha pasado, ¿vale? Ya han venido a por Junior, y ya no está aquí. -me informó Simón. Asentí, y me besó la frente.

-¿Puedes decirle a Nate que venga? -pregunté. Él me sonrió con complicidad y asintió antes de volver a besarme la frente.

A los 5 minutos, Nate entró por la puerta.

-Ya creía que no me pedirías que me quedara -dijo él sonriendo, y Abby no pudo evitar reír.

-Si, bueno.. No quería que te pusieras celoso de Simón. -dijo ella sonriendo.

-¿Yo? ¿celoso? Nah, simplemente ahora mismo le estarán dando unos fuertes dolores de cabeza. Le tengo dicho que ver tanto la televisión no es bueno. -dijo Nate y sonrió inocentemente. Abby no pudo evitar soltar una carcajada.

-Voy un momento al baño, ahora vuelvo -dijo Abby, y después de darle un casto beso en los labios a Nate, se dirigió al baño.

Después de hacer sus necesidades, volvió a la habitación. Nate se encontraba tumbado en la cama sin camiseta, viendo la televisión. A Abby casi le da un infarto.

-¿Estas cómodo? -preguntó Abby sarcásticamente.

-Solo si tú te tumbas conmigo. -respondió él inocentemente.

-Sigue soñando. -le dijo ella siguiéndole el juego.

-No pensaba dejar de hacerlo. -le guiñó un ojo. Abby sonrió, y se tumbó a su lado. Nate pasó un brazo por su cintura, y se pasó su otro brazo por detrás de la cabeza.

Abby suspiró con pesadez. No sabía como iba a reaccionar mañana Esther. Ni siquiera si querría hablar con Abby después de todo.

-Ey, nena.. No te preocupes. ¿vale? Sabes que no podías hacer otra cosa. ¿Tú sabes lo que significa para un vampiro conseguir parar mientras estas extrayendo sangre? No, no lo sabes. Cuando nos lo has contado, ninguno podía creerlo.

-Esther no se merece esto Nate.. Soy su mejor amiga, casi pierde una pierna por mi culpa, y sin embargo.. No he podido ni acompañarla al hospital. Ahora mismo estará sola.. Soy.. -Abby notó como su voz se iba apagando. Y cada vez le costaba más retener las lágrimas.

-Escúchame Abby, si hubieras ido, podrías haberla matado. ¿Un vampiro rodeado de sangre sin poder ni rozarla? Eso es una tortura, por el amor de dios. Has hecho lo que debías, como siempre. A pesar de que eso te llevara pasar un mal rato, siempre piensas en el bien de los demás. Y deberías sentirte orgullosa por ello, Abby. De verdad.

Abby no pudo aguantarlo, y abrazó a Nate con fuerza. A veces se sentía demasiado afortunada de tenerlo.

-No se qué haría sin ti, de verdad.. -susurró Abby.

-Ni yo sin ti, pequeña. -susurró Nate.

-Prométeme que nunca te irás.. Prométeme que te voy a tener siempre. -susurró ella apretándolo con fuerza.

-No hace falta prometer nada, mi amor. Aunque si así te quedas más tranquila.. Te lo prometo Abby, nunca me voy a separar de tu lado.

Y Abby creyó en sus palabras.

Nate II; miradas oscuras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora