Una vez que llegó fuera, miró a ambos lados. La calle estaba desierta, y el cielo estaba negro.
Fue en ese entonces, cuando Abby corrió de verdad.
Empezó a correr como hacía ya 3 años que no corría así. Corrió como solo una vampiro sabría hacerlo. No debería haberlo hecho, porque ahora que estaba embarazada, corría peligro de golpearse con algo. Pero no le importó.
Corrió hasta que sus pies no dieron para más, y acabó sentada en una calle desierta, donde no había nadie.
Se sentó en la acera, y comenzó a llorar. ¿Por qué no había pensado antes de hacer las cosas? ¿Por qué? ¿Por qué no podía ser una chica normal? ¿Por qué tuvo que cometer tal error, que ahora posiblemente su hijo viviría una vida de mierda? Abby había sido feliz siendo vampiro, si. Pero había matado a muchas personas, incluidas una de las que más quería. Había tenido que soportar mucho dolor, y casi una violación. Había tenido que beber sangre para poder seguir existiendo. Había tenido que separarse de su madre. Había tenido que soportar insultos, maltratos. Había tenido que herir a una persona que le importaba porque no fue capaz de acompañarla.
¿Eso era lo que se merecía su bebé?
Pasó alrededor de media hora, cuando decidió que tenía que ir a casa. Era tarde, pero no le importaban las cosas que podrían ocurrirles a las chicas normales en estas ocasiones. Porque ella no era una chica normal. No lo era, ni volvería a serlo nunca.
Entró en casa, y sintió cuatro miradas que la observaban fijamente. No las miró. No quiso saber nada. Pero fue en ese entonces, cuando sintió como unos brazos la rodeaban. Los conocía tan bien..
-No te voy a abandonar, Abby. No te voy a dejar sola. -susurró Nate. Abby lloró fuertemente. Lo abrazó con fuerza, porque supo que aunque las cosas salieran mal, él siempre estaría ahí para ella. Siempre.
-Lo siento.. -susurró ella entre lágrimas.
-¿Lo sientes? Ahora mismo soy la persona más feliz del mundo, Abby. Gracias.. -susurró él.
-¿Gracias? ¿Por qué? -preguntó ella sonriendo.
-Por aparecer en mi vida.
Ahora mismo, estaban Abby y Nate tumbados en la cama de Abby viendo la televisión.
-Duérmete ya, nena. -susurró Nate.
-¿Cómo será todo esto, Nate? ¿Cómo te criaste tú cuando eras pequeño? ¿Tú desde siempre has sido vampiro, verdad? -preguntó Abby ignorando lo que le había dicho. Nate asintió.
-Mi padre se enamoró de mi madre cuando era joven. Él mismo la transformó. Y.. Me crié en una escuela normal y corriente. Sí, normal y corriente. Pero.. Nunca terminé de encajar con el resto, ¿sabes? No era lo que todos creían que era, el chico callado que siempre se sentaba al fondo de la clase y que no hablaba con nadie. Pero.. Es complicado. Desde muy pequeño me metieron en la cabeza que no debía comerme a ninguno de mis compañeros, y que debía ser amigo de todos. Cuando desde pequeño te enseñan eso, las cosas van bien. Nunca me comí a nadie, ni nada parecido. Y los chicos (Chad, Simon, Dylan) sí fueron amables con todos, tuvieron amigos, y tampoco se comieron a nadie. Yo.. No fui tan extrovertido como ellos al parecer.. -Nate miró hacia otro lado.
-Saldremos adelante. Y serás el mejor padre del mundo. ¿me oyes? -susurró Abby. Hace menos de dos minutos, era Abby a quien Nate no paraba de animar. Y ahora, era totalmente al contrario.
Pero así eran ellos, se animaban el uno al otro, y se necesitaban más que a nada.
-Lo sé, y tú serás una gran mamá. -dijo Nate con un toque de emoción en su voz. Abby notó un brillo en sus ojos distinto. Estaban llenos de amor. Nate puso la mano en la camiseta de pijama de Abby, y la levantó levemente, dejando al descubierto solo un poco de su barriga. La tocó suavemente, y Abby puso su mano encima de la de Nate. Abby ya empezaba a pensar que esto podría funcionar.
-Hola, bebé. ¿Qué tal ahí dentro? Ahora estarás algo apretadillo. Lo siento, pero mamá no come y por eso está tan delgadita. Pero ya verás cuando crezcas un poco y se haga grodísima. Entonces si que podrás jugar ahí dentro. -a Abby le hizo gracia la forma en la que Nate habló con el bebé casi inexistente.
Iban a ser buenos padres. Iban a formar una familia.
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Nate II; miradas oscuras.
VampireUna vida en París, un trabajo decente, y una maravillosa relación con sus cuatro idiotas favoritos. A pesar de haber pasado todo lo que habían vivido hasta ahora, nada los había separado, sino que los había unido aún más. Tres años después, cuando c...