-¡Abby! Vaya, al menos me coges el teléfono. ¿Se puede saber qué demonios te pasa? -preguntó algo irritada Esther. Abby suspiró, esto iba a ser difícil.
-Esther yo.. No creo que debamos seguir viéndonos tanto. -dijo Abby con la esperanza de que esta tortura acabara ya.
Abby no quería separarse de Esther. Era su mejor amiga, y su mayor apoyo. Pero ahora no solo tenía que pensar en ella misma, sino en su bebé. ¿Cómo se tomaría Esther que Abby tuviera al bebé en 2 meses? Desde luego, no sería normal.
-¿De qué narices estas hablando, Abby? -preguntó Esther al borde del llanto. Abby lo sabía, la conocía tan bien...
-Lo.. Lo siento. -dijo Abby. Abby también sentía que estaba a punto de ponerse a llorar de un momento a otro.
-Quiero una explicación.. Merezco una explicación.
-Simplemente.. No quiero seguir manteniendo nuestra amistad. No quiero seguir viéndote, ni abrazándote, ni nada. Comprendo que no lo entiendas, pero tendrás que aceptarlo. -dijo Abby, sintiendo como cada palabra se iba clavando fuertemente en lo más profundo de ella.
-Recuerdas.. ¿Recuerdas cuando dije que me parecía no conocerte tanto como creía? Pues puede que tuviera razón, Abby. -dijo Esther, y colgó.
Y ahí, Abby no pudo aguantarse más las lágrimas.
***
-Oh, vamos Abbs. Nate nos ha dicho que te sacáramos a dar un paseo. Llevas todo el día encerrada en tu cuarto. ¡El bebé necesita aire! -dijo Chad mientras Simon y Dylan asentían, y Abby notó como una oleada de furia recorrió su cuerpo.
-¿El bebé? Acabo de perder a mi mejor amiga por el bebé, el otro día casi muero por el bebé, estoy pasando una tortura con todo esto, ¿y ahora me estáis diciendo que salga de mi cuarto para que al bebé le de el aire? ¡A la mierda! ¡Pensaba que yo también existía! -gritó ella. Todos se quedaron petrificados, y sabían que Abby tenía razón. Esta última semana, todos habían estado demasiado pendientes del bebé. Y a Abby le agradaba, pero también quería un poco de comprensión.
-Nosotros.. No nos habíamos dado cuenta, Abbs. -dijo Simón.
-¿También es culpa mía?
-Lo sentimos.. -dijeron, y Abby suspiró. Era tan difícil enfadarse con alguno de ellos. Los tres se encontraban en su puerta, cabizbajos y sin decir una palabra. Abby volvió a suspirar antes de hablar.
-¿Adónde vamos? -preguntó ella con una media sonrisa. Ellos levantaron las cabezas y sonrieron. Fueron hacia Abby y comenzaron a llenarla de besos por toda la cara; mejilla, frente, pómulos, barbilla, ojos, nariz...
-¡Yaaaa valeeee! -gimoteó Abby riendo, al igual que ellos.
***
-No me puedo creer que fueses tan idiota, Simón. -dijo Dylan mientras abría la puerta de casa.
Habían ido al parque más cercano a la casa, y Simón se había resbalado en un charco de barro a las 2 horas de estar allí.
-No lo vi venir -se excusó él mientras Chad no podía parar de reír.
-Oye.. -dijo Abby al entrar en casa, frunció el ceño.
-¿Qué pasa? -dijo Chad.
-¿No huele aquí a pintura? -inquirió ella, y todos sonrieron inocentemente. La cara de confusión de Abby era todo un poema.
Subió corriendo las escaleras, el olor venía de la habitación de Nate. Y cuando estaba a punto de entrar, una voz habló a sus espaldas.
-Sorpresa. -dijo Nate sonriendo, y
Abby no pudo aguantarlo más y entró.
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Nate II; miradas oscuras.
VampireUna vida en París, un trabajo decente, y una maravillosa relación con sus cuatro idiotas favoritos. A pesar de haber pasado todo lo que habían vivido hasta ahora, nada los había separado, sino que los había unido aún más. Tres años después, cuando c...