13. Acertaste.

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Abby pasó el resto del día con Esther. Sabía que si volvía a casa, no iba a poder evitar volver a llorar. Esther la animó en todo lo que pudo, y hubo ocasiones en las que hasta la hizo sonreír. Pero poco a poco, Abby volvía a acordarse de lo que había pasado. No podía creerlo.

Abby llevaba ignorando las llamadas de Nate y los chicos todo el día. Y ahora, se encontraba abriendo la puerta de casa.

-Hola.. -susurró al entrar. Los cuatro se giraron y la miraron enfadados.

-¿Hola? ¡Como que hola! ¿¡TU SABES LO PREOCUPADOS QUE ESTÁBAMOS?! -gritó Nate. Abby se estremeció por el grito, y lo miró enfadada. No sabía por qué, pero ahora mismo estaba enfadada.

-¡DONDE ESTABAS! -gritó Simón.

-¡NO PUEDES HACER ESTO, ABBY! -gritó Dylan. Y justo cuando Chad se disponía a gritar, Abby habló. O al menos, lo intentó. Pero cuando llegó el momento de hablar, Abby abrió la boca para hablar, y al segundo la cerró para llorar. No sabía por qué lloraba. Hace un segundo, había estado muy enfadada. Hacía muchísimo tiempo que Abby no lloraba, pero en estos últimos días, había llorado más que en estos tres años. Y sabía que era por lo del embarazo. Nate suspiró.

-Perdónanos, nena.. No queríamos gritarte así, solo.. Estábamos tan preocupados.. -dijo él acercándose. Abby fue rápidamente hacia él y lo abrazó con fuerza.

No te separes de mí. No te separes de mí, por favor.. -esas eran las palabras que no paraban de repetirse en la mente de Abby. Y solo en ese entonces, Abby se dio cuenta de que los cuatro iban vestidos para salir.

-¿Vais a algún lado? -preguntó ella secándose las mejillas.

-Íbamos a ir a una fiesta, puedes venir si quieres. Es más, me sentiría mejor si vinieras. -susurró Nate. Abby sonrió. Quizá la idea de divertirse por una noche no estaba tan mal.

-Esta bien, darme 5 minutos. -dijo Abby antes de besar la mejilla de Nate y subir las escaleras rápidamente.

A los 5 minutos, Abby ya estaba lista. Llevaba un vestido negro algo corto. Unos zapatos de tacón, y el pelo suelto. Se había maquillado rápidamente con un poco de colorete, base y pintalabios. Estaba lista.

-¿Dónde esta Abby y qué has hecho con ella? -preguntó Chad un vez que Abby hubo bajado las escaleras. Todos la miraban sorprendidos.

-Dejar de mirar a mi novia, u os tendré que arrancar los ojos. -murmuró sonriente Nate sin apartar los ojos de ella. Abby no pudo evitar reír.

De camino a la fiesta, pararon en casa de Esther. Abby frunció el ceño.

-¿Qué hacemos aquí? -preguntó ella.

-Mientras te vestías, hemos avisado a Esther para que se viniera. Sabríamos que te gustaría tener a Esther al lado para divertirte. ¡Nos ha contado que os habéis perdonado! -informó Dylan. La cara de Abby empalideció. Sabía que Esther le iba a reñir por venir. Y sabía que tenía razón.

-Hola, que sorpresa, Abby. -dijo Esther sarcásticamente. Abby bajó la mirada, y les dijo a los chicos que no pasaba nada. Los chicos, confusos, se dirigieron a la fiesta.

Al llegar, aparcaron y bajaron. Cuando entraron en una especie de chalet enorme, Abby se dio cuenta de que era la casa de Gabe, uno de los pocos que conocía de la "pandilla" de los chicos. Y ya se imaginó que estaría Emily. Nate se dio cuenta de lo que estaba pensando, o eso pareció, ya que entrelazó su mano con la de Abby y le besó la cabeza.

Al llegar, todos se perdieron de vista. Excepto Abby y Esther, quienes siguieron juntas toda la noche.

Después de estar unos 40 minutos bailando, Abby sintió la necesidad de ir al baño. Ya le empezaba a doler la barriga por las náuseas, aunque era bastante raro, nada podía descartarse en un embarazo vampírico.

-Vengo ya -le gritó Abby a Esther por encima de la música. Esther asintió y siguió bailando.

Abby cruzó unos pasillos, hasta que por fin encontró el baño. Al entrar, hizo sus necesidades, y no pudo evitar mirarse en el espejo antes de salir. ¿Qué clase de madre era? Ahora no debía pensar en ella, sino en su bebé. Inconscientemente se tocó el estómago.

«No te preocupes, bebé. Todo va a salir bien.»

Salió del baño, dispuesta a decirle a Esther que había decidido contarle a Nate la noticia ahora mismo, pero ya no estaba en la pista de baile.

Abby la localizó en un grupo de chicos y chicas sentados, donde pudo localizar también a Nate, Dylan, Chad y Simón, y a algunos de la pandilla. Entre ellos estaba Emily sentada justo en frente de Nate.

Abby se acercó a ellos y se agachó a la altura de Nate para poder hablarle al oído.

-Tenemos que hablar -le susurró. Al principio Nate se sorprendió un poco, pero luego sonrió y se dispuso a levantarse, cuando la voz de Emily le interrumpió.

-¡Abby! ¿Qué tal? ¿No bebes? -Emily le ofreció un chupito. Abby miró a Ester, quien negaba con la cabeza. Ahora Abby estaba embarazada, y no podía beber. Eso solo podría perjudicar al bebé.

-No, gracias. -dijo Abby, y Nate se levantó para irse con ella.

-¡Oh, vamos! ¿Tan cagada eres que no bebes ni un chupito? Si no estuvieras con Nate pensaría que incluso eres virgen. -dijo Emily causando la risa de todos, menos los chicos y Esther. Abby se puso seria, y pensó en beberse el chupito para cerrarle la boca a todos, pero no pudo hacerlo.

-Lo que yo decía, una monja amargada. -dijo Emily, y todos volvieron a reír.

-¿No bebes? -susurró Nate. Abby quería decirle que claro que bebía, como había pasado en todas las fiestas a las que había ido, pero eso era un tema en privado. Abby no le contestó. Simplemente miró a Emily.

Emily la miró a ella sonriendo, y Abby sonrió como ella.

-No es mi intención emborracharme esta noche y tirarme a cualquiera sin ni siquiera saber su nombre, hasta acabar reventada y lamentarme al día siguiente por ser una guarra. -dijo Abby, y ahora fueron los demás quienes rieron.

-Se me olvidaba que tú eras la típica chica que trabaja, tiene una casa, una familia, y se casa a los 20. ¡Solo te falta el bebé! -dijo ella. Abby se tensó al escucharlo. Y al parecer, todos se dieron cuenta.

-¡No jodas! -exclamó Emily y se puso a reír hasta casi atragantarse. Abby sintió como una lágrima caía por su mejilla, y como Nate se tensó a su lado.

-Abby.. ¿estas..? -preguntó Chad. Todo el mundo estaba sorprendido, y los chicos pálidos.

-Eres una zorra, Emily -dijo Esther, quien se acercó hacia Abby para abrazarla. Abby negó y salió corriendo de allí, soltándose del agarre de Nate.



Nate II; miradas oscuras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora