1. Un día normal.

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-Ya, gracias por querer acompañarme a casa, pero quizá a mi novio no le guste la idea. -era la quinta excusa de la semana que Abby ponía a Brandon, su jefe. Brandon estaba obsesionado con Abby, a pesar de que Abby le había dicho mil veces que tenía novio, y él parecía no escucharla.

-Oh, ya lo se nena. Solo creo que podríamos ir andando juntos. Ya sabes, como amigos. -Brandon pasó un brazo por sus hombros, y Abby suspiró pesadamente. Decirle que no a tu jefe era un trabajo verdaderamente difícil.

Pero, una vez más, un coche la salvó en ese mismo instante. Esther pitó y Abby le sonrió ampliamente. Hoy más que nunca se alegraba de verla.

-Bueno, Brandon. Un placer hablar contigo, como siempre. Ahora, si me disculpas, tengo que irme. -y con esas palabras, Abby desapareció de su vista. Se subió corriendo en el auto de Esther, y besó su mejilla.

-¿A casa? -preguntó su mejor amiga arrancando el coche de nuevo, y Abby asintió.

Esther y Abby se conocían desde hace casi 3 años, casi el tiempo que había vivido Abby en París. Después de lo de Matt, ninguno había vuelto a sacar el tema. Y si lo hicieron, fueron pocas veces. Esther y Abby se conocieron en una de las entrevistas que Abby fue a realizar, y a pesar de que no la cogieron, Abby pudo ver la simpatía de Esther en menos de 3 minutos de conversación, que se alargaron cuando quedaron ese mismo instante para tomar un café más tarde.

-¿Otra vez ha intentado invadir tu espacio, eh? -preguntó Esther. Abby bufó y se recostó más en el asiento, mirando por la ventanilla.

-Creo que no he conocido persona más pesada. -murmuró Abby más para sí que para su amiga.

-Pf, lo que hay que hacer por un trabajo. -apoyó Esther. Abby rodó los ojos, pero asintió con la cabeza dándole la razón. Esther sabía tan bien como Abby lo pesado que se podía llegar a poner Brandon.

-Bueno, ya hemos llegado. -dijo Esther parando el coche enfrente de la puerta de su edificio, y despidiéndose de Abby. Abby le dio las gracias y entró.

-¡Ya estoy en casa! -exclamó al entrar.

-¡La comida está listaaaaaa! -gritó Chad desde la cocina. Todos se dirigieron corriendo hasta allí, sin ni siquiera saludar a Abby. Abby sonrió y negó con la cabeza.

Definitivamente estos chicos amaban la comida. En cambio Abby.. Por muy rica que estuviera la sangre, no podía dejar de pensar en lo que estaba comiendo realmente. Dejó su bolso y su chaqueta en la entrada y se digirió hacia la cocina.

Los chicos estaban con sus colmillos blancos, ahora algo rojos, y con los platos hondos llenos de "sopa de tomate" enfrente, devorándolos.

Abby entró por la puerta, y nadie se dio cuenta de su presencia. Abby pensó que algún día los dejaría sin comer, aunque eso significara la muerte para ellos.

-¡Hola! ¿Qué tal? ¡Yo genial! ¡Realmente genial! Tengo cuatro idiotas que viven conmigo, y tres coches. Pero.. ¡Ninguno de mis idiotas pudo pasar a por mí! Estarían demasiado ocupados comiendo.. En fin, la próxima vez me iré con Brandon. -al pronunciar esto último, todos dejaron de comer, y miraron fijamente a Abby. Con una expresión seria.

-¿Qué has dicho? -inquirió Nate entrecerrando los ojos. Todos imitaron su gesto.

-¡Yo también os he echado de menos! ¡Gracias por este bonito recibimiento después de un laaaargo día de trabajo! -Abby se dejó caer en su silla, no sin antes coger el plato de comida de la encimera y colocarlo delante de ella.

-Pf, aun no sé ni por qué sigues trabajando. Tenemos la hipoteca pagada, la casa perfectamente decorada, y no tenemos que preocuparnos por comprar alimentos. -dijo Chad sonriendo, dejando ver sus dientes blancos/rojos.

Era cierto, hacía meses desde que terminaron de pagar la hipoteca, y la casa estaba decorada tan perfectamente que no tuvimos que cambiar nada. Realmente los chicos se molestaron en encontrar una casa como Abby siempre había deseado. Y respecto a la comida.. Siempre iban al bosque, y cogían algún animal. Así podrían practicar la caza, y de paso comer. Pero cada 3 o 4 meses, todo vampiro necesita un poco de sangre humana, por mucho que se negaran. Por lo que cogían un poco de sangre del hospital, y se la comían.

Realmente, la sangre humana sabía mucho mejor. Pero Abby se negaba a comerla, aunque luego tuvieran que inyectársela en suero mientras dormía para evitar su muerte.

Sí, así de dura era la vida de un vampiro.

-Sí, y tampoco tendrías que trabajar con Brandon.. -murmuró Nate entre dientes. Abby no pudo evitar soltar una carcajada, y sintió como Nate al observarla, relajaba un poco su enfado.

-Claro, ¿y el agua y la luz se pagan solos, no? Bueno, ¿qué hace aun la comida en el plato? A comer. -dijo Abby, y ninguno perdió ni un segundo más.

En menos de cinco minutos, todos habían terminado sus platos.

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¡Hola! Aquí está el primer capítulo de la segunda temporada. Se que dije que iba a subirlo el 1 de Abril, pero he pensado en vacaciones y en que ahora voy a tener mucho tiempo para escribir. ¡Así que lo subo ahora!
¡Os quiero! Andrea.

Este capítulo va dedicado a;ferzalien y @dreamigsfree.

Nate II; miradas oscuras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora