8 años después...
-Y esa fue la historia de cómo mamá te tuvo, y de como salvó a papá. -dijo Nate mientras le hacía cosquillas a Luna, quien ahora mismo yacía en su regazo y no paraba de reír.
-¡Otra vez otra vez! -dijo entusiasmada Luna. Nate negó con la cabeza divertido, ni loco volvía a contarle toda la historia.
-¡Ya estamos en casa! -dijo Abby al abrir la puerta, y entraron ella y Esther con las bolsas cargadas.
-¡Espera, no cierres! ¡Nosotros también estamos aquí! -gritó Chad desde fuera, con una caja en la mano. Simón y él entraron.
-¡Tito Chad tito Simón! ¿qué traéis ahí? -preguntó con curiosidad Luna. Ambos se miraron sonrientes y Abby y Nate hicieron lo mismo pero preocupados.
-Bueno... ¡decidimos comprar una mascota! -dijo Chad, y Simón asintió dándole la razón.
-Otra serpiente no por favor... Otra serpiente no... -susurró Abby.
-¡Aquí está! -dijo, y de la caja salió un cachorrito de perro que fue directo hacia Luna. Luna reía mientras el perro le chupaba.
-Bueno, ya está bien. Todos a comer. -dijo Abby mientras cogía a Luna en brazos y la llevaba hasta la cocina, a pesar de que la pequeña no paraba de quejarse.
-No quiero comer. No tengo hambre. Además, el plato es enorme. -dijo Luna mientras que todos se sentaban en la mesa y comenzaban a comer. Mientras, Luna empezaba a mover la cuchara por el plato sin comer nada.
-Luna, tienes que comerte la comida. No jugar con ella. -dijo Chad mientras le enseñaba como debía comer.
-¡Pero si el tito Simón y tú siempre jugáis a que sois aviones con las cucharas cuando me dais de comer! -dijo Luna indignada y Chad abrió los ojos como platos al tiempo que miraba a Simón.
-Sí pero... Pero eso es diferente -dijo él.
-¿Por qué? -preguntó Luna.
-Porque sí y punto Luna. Ahora come. No es un plato grande, es normal. -dijo Simón.
Luna negó con la cabeza, y miró a ambos lados para asegurarse de que nadie la estaba viendo.
Entonces, miró fijamente el plato y este poco a poco fue haciéndose más pequeño.
-¡Luna! ¿¡Qué dijimos de usar tus poderes?! -la regañó Abby. Luna asintió y volvió a convertir el plato en normal.
-Nunca entenderé a las familias vampíricas. -dijo Esther haciendo que todos rían.
Porque así era su nueva vida, ni preocupaciones, ni secretos entre ellos. Solo un nuevo hogar, y una relación entre los chicos y Abby que jamás acabaría.
***
MUCHÍSIMAS MUCHÍSIMAS GRACIAS. ENSERIO ES GENIAL TENER TANTAS VISITAS AÚN SIENDO NUEVA EN TODO ESTO. SÉ QUE LA SEGUNDA TEMPORADA FUE CORTA, PERO EN VERDAD SOY NUEVA EN ESTO.
OS QUIERO MUCHO.
Besos, Andrea.
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Nate II; miradas oscuras.
VampireUna vida en París, un trabajo decente, y una maravillosa relación con sus cuatro idiotas favoritos. A pesar de haber pasado todo lo que habían vivido hasta ahora, nada los había separado, sino que los había unido aún más. Tres años después, cuando c...