-Vale, me equivoqué. Lo admito, maldita sea. ¿Pero enserio nuestra amistad va a acabar por esto? No puedes intentar perdonarme, al menos? -preguntó Abby con la voz quebrada, a la vez que desesperada.
-¡Dejame terminar! -ordenó Esther limpiándose las lágrimas con las manos- a pesar de que te creía mejor amiga, y creía que me querías tanto como yo a ti.. Te voy a perdonar. Porque no me imagino levantarme cada día sin alguien a quien contarle cotilleos, o ver películas hasta las tantas de la madrugada. Considéralo una segunda oportunidad, Abby. No habrá una tercera. -y con esas palabras, Abby se lanzó a sus brazos y la abrazó con fuerza. Pero entonces, le empezó a doler el estómago, y se sentía mareada. Se llevó una mano a la frente haciendo una mueca de dolor.
-¿Ey, estas bien? -preguntó Esther. Abby negó con la cabeza, y fue como si algo se iluminara en la cabeza de Esther.
-Abby.. ¿hace cuánto que no te baja la regla? -preguntó Esther. La cara de Abby palideció. Ahora ella era una vampiro de verdad, y no le podía bajar la regla. Solo le había bajado una vez desde que era vampiro, y fue hace tres años cuando su cuerpo estaba acostumbrándose al veneno vampírico, y se le cortó a los dos días.
Pero Abby no recordaba haber usado precaución cuando estuvo con Nate.
-Dios.. -fue lo único que pudo articular. Se llevó las manos a la frente, y suspiró con fuerza. Ya notaba las lágrimas volver a picar en sus ojos.
-¿Hace cuánto, Abby? -volvió a preguntar Esther. Abby no podía decirle que hacía tres años que no la tenía, pero no podía dejar de pensar en todas las veces que había estado con Nate sin precaución.
Abby seguía sin contestar.
-Déjalo, vamos al hospital. Allí podrán decirnos algo. -dijo Esther cogiendo su bolso.
Y prácticamente tuvo que arrastrar a Abby hasta la puerta, ya que esta no se movía.
***
-Bueno, Abby. Estas embarazada de una semana. ¡Felicitaciones! Aunque es un feto un poco.. Raro. Avanzado.. Fuerte.. Es tan extraño.. -Abby sabía que eso lo decía porque ella no sabía que Abby era un vampiro.
Abby estaba embarazada. Estaba embarazada. ¿Qué pasaría ahora con su vida? ¿Cómo se lo iba a tomar Nate? La parte negativa de Abby, sacó miles de respuestas negativas sobre esto. Y la más repetida en su cabeza, era que Nate la iba a abandonar. Y Abby no quería esto. Iba a cumplir 21 años. Todavía le quedaba una larga vida por delante. ¿Cómo sería su hijo? ¿Se tendría que ganar la vida matando a sus amiguitos para poder alimentarse? ¿A qué colegio iría? ¿Tendría amigos como él? ¿Ganaría motes como: el rarito? ¿En su primera pelea mataría a alguien? Esta no es la vida que Abby había deseado para sus hijos. Ni se parecía. Pero ya no había vuelta atrás, ya estaba hecho.
-¿Se encuentra bien? ¿No era buscado, verdad? Bueno, tranquila. Ahora estas en la primera semana, y es raro porque.. No suelen haber náuseas o vómitos tan poco.. El feto está un poco avanzado, ¿No ha venido el padre con usted? -preguntó la enfermera. Abby negó y pidió débilmente que dejara entrar a Esther, y la enfermera les dejó a solas para hablar.
-Abby.. Mi niña, tranquila.. -Esther le susurraba cosas al oído, pero Abby no podía dejar de llorar.. ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado? ¿Como.. Como sería un embarazo vampírico?
-¿Cómo se lo voy a decir a Nate? -susurró ella. Esther se apartó un poco para poder mirarla a los ojos, y le sonrió con calidez y comprensión.
-Sabes que se lo va a tomar bien Abby.. Y que lo vas a hacer el hombre más feliz del mundo. Por fin habéis creado algo vuestro. ¿Sabes todo lo que viene ahora? El principio suele ser complicado, pero cuando te adaptas.. Todo es mucho mejor. Tienes a Nate, tienes a los chicos, me tienes a mí.. Eres muy afortunada, Abby -dijo Esther acariciándole el pelo. Abby rió entre lágrimas. Si Esther supiera..
-¿Cuándo se lo diré? ¿Cómo se lo va a tomar? -preguntó Abby con voz temblorosa.
-Cuanto antes mejor, Abby..
-Vale.. Se lo diré a todos esta noche.
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Nate II; miradas oscuras.
VampireUna vida en París, un trabajo decente, y una maravillosa relación con sus cuatro idiotas favoritos. A pesar de haber pasado todo lo que habían vivido hasta ahora, nada los había separado, sino que los había unido aún más. Tres años después, cuando c...