With or without you? » hunhan.

Capítulo XXI.

Sehun

— ¿Y bien? ¿Le gustaron las flores?

Caminé hacia mi escritorio, bastante enfadado por haber tenido que posponer de nuevo nuestra tarde de películas con Luhan por la ineficiencia del gerente de la empresa.

Maldito viejo cuarentón engreído.

—Sí, le gustaron.

Baekhyun sonrió de una manera tan arrogante que me controlé para no tirarle la taza de café en la cara.

—Lo sabía —Llevaba todo el camino alardeándose por el resultado de su idea, echándome en cara lo romántico que él era y yo no—, mis instintos nunca fallan, primito.

Me dejé caer en la silla giratoria y froté mis sienes.

— ¿Por qué sigues aquí? Gracias por ayudarme con esto, pero desde ahora quiero ser romántico por mi cuenta.

— ¡Ya, Sehun! ¿Por qué me cortas el rollo cuando más emocionado estoy? Tengo tantos planes para Luhannie...

—Gracias pero no. Ahora vete, tengo mucho trabajo.

—Si sigues siendo así de gruñón y serio, Luhan jamás te dará otra oportunidad.

— ¡Baekhyun!

Pero antes de que fuera por él para darle una paliza, ya se había escabullido por la puerta, dejándome a mí y a mis deberes completamente solos.

Hace tres días, había dejado mi orgullo de lado y le pedí a Baekhyun que me ayudara a ser romántico. Al comienzo me mandó a la mierda, pensando que quería su ayuda para hacerle algo a Kyungsoo, pero luego de explicarle la extraña ruptura y mis intenciones con Luhan, accedió sin dudarlo y, aprovechando los problemas que estaba teniendo la empresa, se infiltró y me la pasé encerrado todo el día con él,

Y me había jurado a sólo pedirle ayuda para un empujoncito, porque si quería conquistarle de nuevo, quería que fuese por mi cuenta y no por el cabeza de brócoli de mi primo.

Sin embargo, si quería preparar algo pronto, debía empezar con mi trabajo y concentrarme en arreglar el caos que se está desatando.

Me acomodé en la silla y comencé a revisar los documentos, intentando saber que mierda pasó para que el personal de administración fuera despedido de un día para otro.

Demonios, esto no pasaba cuando papá estaba al cargo de la empresa.

Entre tanto dolor de cabeza y las ganas de ver a Luhan, tocan la puerta de mi oficina.

—Adelante. —Digo apenas. Los documentos no me decían nada y si no lograba ver el fallo, debía hablar ese gerente de pacotilla y preguntarle por qué mierda había despedido a casi todo un equipo.

—Nos vemos de nuevo, Oh Sehun.

Extrañado, miré a la persona que había entrado a mi lugar de trabajo, haciéndome fruncir el ceño con disgusto.

— ¿Quién es usted? No creo haberla visto nunca.

Una mujer que no aparentaba más de treinta años, de buen porte y rasgos finos, un vestido color crema delineando su figura curvilínea y unos tacones que, siendo sincero, debían medir diez centímetros o quizás más.