Capítulo IX.

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Sehun



Mi relación con Kyungsoo estaba en su mejor momento.

Podíamos estar de la mano sin preocuparnos de que alguien nos viera y comenzara rumores. También podíamos estar todas las noches juntos sin ese sentimiento de culpabilidad. Estábamos progresando mucho como pareja.

Lo difícil de esta nueva forma de vida, fue decirle a mi familia que mi relación con Luhan ya no existía y que había alguien más ocupando su lugar. La que peor se lo tomó fue Haeri.

Mi hermana menor desde siempre ha querido estudiar arte, al igual que Luhan, por ello mantenían una relación bastante estrecha y afectiva. Pegó el grito al cielo cuando mamá le dije que Luhan ya no estaba conmigo, hasta me hizo sentir cohibido con los insultos que una chica de quince años puede decir. Tuve que posponer mis planes de llevar a Kyung a la casa de mamá y presentárselos a todos.

Mamá no armó escandalo ni nada, pero la decepción en su voz cuando se lo dije por teléfono me dejó con un sabor amargo en la boca. ¿Por qué Luhan logra ser querido por todo el mundo?

Papá tuvo la misma reacción que mamá, aunque me reprendió un poco por estar descuidando la empresa a causa de mi relación con Kyung.

Sin embargo, pese a que casi todo estuviese bien, mi consciencia aun no podía dormir tranquila.

¿Luhan se habrá ido a China? No tenía familia aquí y jamás le escuché o vi un amigo de confianza. El solo hecho de pensar que abandonó sus sueños por culpa mía me estaba volviendo loco.

Varias veces estuve a punto de llamarle y pedirle que habláramos, que nos despidiéramos por las buenas y así haberle dejado la casa a él. Pero siempre que estaba a punto de hacerlo, llegaba Kyungsoo y hacia una limpieza a mi mente.

Sólo espero que Lu esté bien. 


El invierno ya había llegado y no podía gustarme más esta estación.

Kyungsoo se acurrucaba en mí todas las noches y veíamos como la nieve cubría la ciudad de una manera tan ligera y mística. Esos pequeños ratos de paz interior contribuían al decisivo regalo de navidad que le tenía preparado.

Regalo decisivo para nuestro futuro.

Era impresionante pensar que todo lo que habíamos planeado con Luhan ahora lo estaba haciendo con Kyungsoo, cosa que no me enorgullecía mucho, pero nada que hacer.






—Amor, salgamos a pasear —Ronroneó sobre mi pecho, llamando mi atención—. Me aburre estar aquí todo el día.

A Luhan le encantaba quedarse en casa abrazado a mí viendo como el día pasaba.

—Está bien, bebé.

Kyung pegó un salto de emoción y corrió hasta el armario, sacando nuestros abrigos y prendas para resguardarnos del frio. Era sábado por la tarde y, aunque estuviésemos en grados bajo cero, el frío no sería impedimento para disfrutar lo que quedaba de día.

La casa de Soo quedaba a sólo cinco minutos del centro de la ciudad, por lo que emprendimos camino a pie y con las manos entrelazadas, riendo y jugando con el vaho. Para tener veinticinco años no necesariamente éramos unos adultos amargados y esclavos del trabajo.

With or without you? » hunhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora