Saving /Teen Wolf |running#2|

XXV

Hannah parpadeó varias veces y se pellizcó discretamente, creyendo estar soñando. ¿Realmente Isaac, el chico que no podía soportar ver, la había invitado a dejar todo y volar hasta Francia con él y Argent?

— Entiendo que lo que te estoy diciendo puede resultar difícil de considerar, Argent y yo nos vamos porque aquí no nos queda nada y tú tienes aquí a Scott, Lydia y Stiles... Pero piénsalo un momento. Tu misma lo acabas de decir, Beacon Hills te recuerda demasiado a Allison. Permanecer aquí no te hace bien. No digo que te quedes a vivir allá, pero ¿qué tal un mes o dos? ¿No haría más fácil superarlo? Ya le dije a Argent y está de acuerdo con la idea, si tú quieres venir con nosotros.

No, pensó Hannah. Ella necesitaba estar con Stiles para estar bien.

Pero luego se le vino a la mente lo dependiente que eso sonaba, como si su felicidad dependiera de Stiles. Aunque en cierta manera lo hacía, estos días había hecho miserable a Stiles desapareciendo, llorando y gritándole. Tal vez le hacía más mal que bien porque ella no estaba bien. Tal vez necesitaba estar bien con ella misma para poder estar bien con Stiles, y Hannah presentía que eso no podía ser en Beacon Hills, o al menos no por el momento.

Además, ¿no le había dicho a Allison que irían juntas a Francia? A Allison le hubiera encantado ir con Hannah. Y ahora Hannah podía ir, para aferrarse a lo único que le quedaba de Allison. Pero eso significaba abandonar a Scott, a Lydia... a Stiles. Le había prometido que no lo dejaría ni que lo sacaría de su vida, pero en estos momentos no sabía qué más hacer. Isaac había dado un punto válido, no tenía que ser permanente. Stiles la esperaría cuanto tiempo fuera, Hannah lo sabía porque ella esperaría a Stiles toda la vida si fuera necesario.

— ¿Puedo pensarlo? —preguntó Hannah con un hilo de voz. Isaac asintió.

— Claro. Nos vamos mañana a las seis de la mañana. Si no estás ahí, lo entenderé —Hannah le dio una sonrisa forzada y vio como Isaac se iba. Hannah buscó a sus lados y al darse cuenta de que por fin estaba sola, se acercó aún más al ataúd de Allison y comenzó a hablarle en susurros hasta que llegó la noche.

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Hannah suspiró y se armó de valor, tocando el timbre de los McCall. A los pocos segundos, Scott le abrió la puerta, confundido de verla ahí.

— Hola.

— Hola.

— ¿Quieres pasar?

— No, gracias. ¿Puedo hablar contigo rápido? —esto comenzó a preocupar a Scott.

— Claro, ¿qué ocurre?

— Isaac y Argent se van a Francia mañana —balbuceó Hannah, nerviosa mientras jugaba con sus dedos.

— Eso me han dicho...

— ¿Qué piensas sobre eso?

— Creo que es bueno para ellos —dijo Scott, Hannah detectando la honestidad en sus palabras lo que la incitó a continuar.

— Isaac me invitó a ir con ellos —Scott no se molestó en ocultar su sorpresa.

— ¿Y qué piensas hacer?

— Yo... no lo sé —un silencio los invadió, Scott perdido en sus pensamientos mientras Hannah esperaba ansiosa su respuesta. 

— ¿Irte de Beacon Hills te hará feliz? —preguntó Scott, finalmente.