Capitulo XVII

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Estoy en un hospital porque fui lastimado por el parachoques de un auto, el cual me lastimo la pierna y un poco antes fui noqueado por el amor. Quien diría que me pasaría esto acá en París, Francia, La ciudad del amor. La ciudad que a todo el mundo da amor, y a mi dolor.

Observe la hora en mi teléfono y vi que eran las 9:00 pm. Lo mejor sería apoyar mi cabeza sobre la almohada a ver si me pega un poco de sueño y trato de sacar los pensamiento agobiantes de mi cabeza.

Al apoyar mi cabeza sobre la almohada escucho la voz de la enfermera en el pasillo, de seguro vendría a ver como estaba.

Entro a la habitación sin encender la luz y se sentó en una silla que estaba pegada a la pared, y sin decir nada saco una linterna para alumbrar unos papeles que leía

¿Qué tanto leerá?

Me le quede mirando por unos segundos y ella parecía no percatarse de que estaba despierto con la mirada fija en ella. Hasta que alzo el rostro

— ¿Estas despierto y mirándome?

—Sí, es que tengo curiosidad con respecto a esos papeles que lees, ¿Sobre qué son?— pregunte

— ¿Estos? — Los alzo—son de mis estudios.

—entiendo, pensé que eran informes médicos de los paciente

—No, son cosas que tengo que repasar para la universidad.

—ya veo.

Pasaron unos minutos y me sentía que hablaba solo, ella estaba ocupada.

— ¿Estas muy ocupada con eso, no? —pregunté

— No, solo estoy repasando un poco. ¿Porque la pregunta?

—Es que he visto que no apartas tus ojos de ellos, y pensé que estabas ocupada para hablar con alguien de tu mismo país

—No vale, es que soy muy mala para establecer temas de conversaciones.

—No importa, creo que me irá mejor contigo que con los franceses—ella rió

—Está bien ¿De qué quieres hablar? —Coloco todos los papeles a un lado

—De lo que sea hasta que agarre un poco de sueño.

— Esta bien

— Dime. ¿Cómo es que una venezolana es enfermera acá?

— Esa es una muy buena pregunta, hasta yo me la hago a diario— Sonrió— Todo comenzó cuando en el negocio de comida de mi mama en Venezuela llego un hombre muy bien vestido con pinta de extranjero, el hombre tenía mucha hambre. El hombre pidió la especialidad de mi mama, que son las empanadas, y al comerla le agrado tanto que pidió tres más. Ese hombre parece que no había comido en varios días. Al finalizar dejó el dinero, y sin decir nada más se fue. A los días siguientes el hombre iba constantemente al negocio a comerse sus cinco empanadas. Pero al pasar un mes el hombre término de comer, pero esa vez agradece a mi mama y comienza a hablar con ella de negocios, yo solo observaba de lejos. Al terminar de hablar mi mama va hacia mí alegremente y me dice que el hombre le propuso que sus empanadas se vendieran en París. Pensé que era la propuesta más loca del mundo pero para mi sorpresa resultó ser ingeniosa, puesto que en lo actual a mi madre le va bien en su puesto de comida venezolana. Aquella vez que el hombre propuso eso teníamos dudas de venir acá, pero el hombre se encargó de la casa donde nos quedaríamos y que comeríamos hasta que el puesto diera resultado.

— ¿Empanadas en París? Debes estar bromeando—dije con ganas de una— desde que llegue acá he extrañado algo la comida venezolana. Desde niño siempre comía empanada en un negocio cerca de mi casa.

—Sé que suena loco, pero es cierto. Ya te acostumbraras a la comida de acá, a mí al principio me costó pero ahí voy, superándolo poco a poco.

—Eso espero—Me toque la barriga y sonreí— bueno, Ya me hablaste de cómo fue que llegaste a París, pero ¿Porque enfermería y no dedicarte al negocio familiar?

—Se me olvidaba, te hable de como llegue y no respondí tu pregunta. Lo más sencillo seria seguir con el negocio familiar, pero siempre desde pequeña he querido ir más allá, estaba la opción de enfermería y decidí por ella. Pero aun así, cuando mi madre necesita mi ayuda se la doy.

— ¿Y ya te Graduaste?

— Digamos que me falta poco—dijo en un tono de estresada— tengo complicaciones con algunas materias y me están agobiando

—Me imagino por eso te vi un poco angustiada al entrar anteriormente

—andaba angustiada, y aparte el enfermero que estaba atendiéndote me dijo que había un chico que hablaba español y que necesitaba de mi ayuda para explicarle que fue lo que paso. Él es muy estresante

— Ahora entiendo que es lo que hablaban tú y el otro enfermero

— sí, él decía cosas para fastidiarme, cosas como que hay un compatriota venezolano en la habitación, deberías ayudarlo.

—Que loco— Reí

—Pues sí. Y dime ¿Cuál es tu historia?

— ¿Mi historia? —pregunte con duda

—sí, de cómo y porque llegaste a París.

— ¡Ah ya! Bueno, Primero que nada tienes que saber que toco el piano.

— ¿En serio? Qué bien. Una vez tuve un amigo que lo tocaba, lo hacía muy bien

—Sí, y eso es lo principal en como llegue a acá. Al estar en Venezuela hice un tour a nivel nacional, y al concluir el tour el presentador anuncio que yo y mi amigo Peter tocaríamos en el teatro de los campos de elíseo acá en París. Además, tendríamos vacaciones con todo pagado.

— ¡Que fino! — Exclamo— ¿Viviendo un sueño, no? supongo que la has pasado bien en Paris

Fino es la expresión usada para referirse a algo que es alegre o lindo, cuando algo es divertido, interesante y causa alegría

—Sí, es un sueño todo esto. Tú me dirás a como la he pasado. Primero fui atropellado, segundo fui herido en la pierna, tercero ella se alejó de mí con sus acciones.

¿Porque dije lo último? Que tonto ahora preguntara quien es ella, le tendré que contar y me sentiré peor.

Supongo que no es la mejor bienvenida, pero aun te queda por disfrutar

Ha hecho como si no dije lo último, que bien

—Lo dudo, ya hasta me quiero ir.

—Cuando vengas dentro de 8 días a que te quiten esos puntos ya estarás mejor, ya lo verás

— Eso espero.

—Bueno ya me tengo que ir a hacer mi guardia— Se levanto

— Vale, gracias por conversar conmigo hasta lograr que llegara el sueño

—No te preocupes, espero que descanses.

Salió de la habitación y cerré los ojos para poder descansar.

La Distancia Más CortaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora