Son las una de la tarde, solo tengo cinco horas para alistarme y encontrarme con ella.
Abrí la puerta de la habitación del hotel y vi a Peter guardando sus cosas. Sin decir nada pase a la habitación y me acosté un rato en la cama para relajarme. El seguía en su proceso de recoger y meter en la maleta sus cosas. Ambos permanecíamos en una guerra silenciosa por el hecho de que él no tocaría conmigo. Él me había dicho que ya no volviera a intentar convencerlo de tocar junto a mí, así que no le daría el gusto. Además, el ensayo había salido bien con la canción que me había enseñado Aurora, así que sería una gran presentación.
Necesito quitarme los nervios
— ¿Sabes dónde puse los audífonos?– dije al buscarle conversación. Luego revise mi maleta–
—Creo que lo colocaste en el bolsillo pequeño– Para mi sorpresa respondió
Al revisar encontré los audífonos, pero al sacarlo se vino con él un libro. En la portada decía el principito.
¿Y este libro como llego acá?
—Peter, este libro llamado el principito que estaba al lado de los audífonos ¿es tuyo?– Mostré el libro a Peter
—No, sabes que no me gusta leer. Además, yo recuerdo que ese libro te lo regalo el chamo ese que era morenito y leía sus poemas en la gira de jóvenes talento de Venezuela, siempre le agradaste.
Recordé aquél momento en cumplí años y que aquel chico llamado Jorge me regalo ese libro.
Se ve interesante, y creo que es lo que necesito para distraerme de los nervios
Comencé a leerlo, disfrute cada capítulo, cada párrafo y cada verso. La historia del principito y la rosa me había cautivado. Busque una hoja y un lápiz para escribir las frases que me gustaron, pues hubo unas con que me sentí muy identificado. Al comenzar al leer el libro pensé que distraería mi mente de todo, y así fue, menos de Aurora, su nombre fue el contexto.
Aurora hizo mucho por mí, realmente me sorprendió. Para ella yo soy muy importante, y para mi ella también lo es; Así que de una forma u otra debía agradecerle tanta atención. Ambos sentimos que tenemos un lazo amoroso, pero yo quiero que ella este segura que para mí ella es la chica ideal, la chica con quien yo quiero esperar. Y eso me gustaría hacérselo saber el último día que estaré acá en París a través de unas lindas palabras, de un lindo detalle, o de un lindo acto. Por ello use la nota que había escrito a pulso al leer el principito, pues me serviría para lo que tenía plasmado hacerle.
Necesitaba más que esa simple nota, así que me levante y salí en busca de las cosas que necesitaría. Quería algo pequeño que fuera tierno y simbólico. Camine unas cuantas calles asomándome en los vidrio de todas las tiendas por las que pasaba, solo la última logro llamar mi atención. Entre y vi justamente aquello simbólico que necesitaba, así que lo compre.
Regrese al hotel al tener todo listo con respecto a mañana. Eran las cuatro y media de la tarde, tenía una hora y media para alistarme, y luego encontrarme con ella. Me asee lo mejor posible, y luego me coloque un elegante traje plateado.
Perfecto
Eran las cinco y media de la tarde, y eso quería decir que aún tenía alrededor de veinte minutos antes de salir. Peter me miraba de reojo al arreglarme el traje y peinarme, a simple vista se notaba que me quería decir algo, o que ocultaba algo.
— ¿En serio, no piensas por lo menos desearme que todo me salga bien?— dije al molestarme su indiferencia
—No, tu no necesitas eso—Me miro
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La Distancia Más Corta
Non-Fiction© Todos los derechos reservados. Está totalmente prohibida la adaptación o copia de la novela. Código de registro: 1606198179802 11# No ficción-26 de junio La Distancia más corta-Su amor será guiado por la luz Esta es la hi...