Capitulo XXIX

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No dejo de sentir su tierno beso en mi mejilla al recordarla.

— ¿Y ahora qué haremos? —Suspiro Peter— ¿Nos quedaremos acá en el hotel sin hacer nada?

—Que más nos queda, aprovechemos de descansar— respondí y me quite los zapatos— ¿Los chicos que van a hacer hoy en la tarde, que se fueron así tan repentino?

—Iban a una reunión con el mánager—dijo Peter antes de recibir una llamada— Hablando de Mánager, nos está llamando el de nosotros

—contesta y colócalo en alta voz

— ¿Alo?— Dijo Rene

— ¿Con quién desea hablar?— dijo Peter a carcajadas silenciosas

—Peter sé que eres tú, mejor pásame a Johann, contigo no se puede hablar—Peter se rio y me paso el teléfono

—Alo, habla Johann

— ¿No han tenido problema con el dinero?

—No, por los momentos hemos podido disfrutar sin restricciones

—Me alegro. ¿Y qué tal el hotel y la ciudad, les ha gustado?

—Si todo ha estado bien, pero hay algo de que si nos gustaría que resolvieras pronto, y eso es un lugar para ensayar aunque sea una vez Peter y yo.

—Vale, yo me encargo. Estaré en eso lo más pronto posible.

—Dale, no te preocupes. —Colgué

—Me iré a bañar para que salgamos turistear —dijo al agarrar la toalla

— ¿Me prestas tu teléfono para ver la fotografía de Aurora y mía? —pregunte

—Sí, pero recuerdas que me debes el sueldo de fotógrafo—Entro al baño

Pase la fotografía a mi teléfono y luego deje el teléfono de Peter en la cama.

Me acosté y mire la fotografía en que salíamos Aurora y yo. Nos veíamos lindos, ya que ambos éramos blanquitos.

No podía esperar más para hablarle. Saque el teléfono y le escribí un mensaje.

—Te extraño, soy Johann, guarda mi numero

Peter salió del baño y ella aún no contestaba, de seguro estaba en clase. Era mi turno de bañarme para que saliéramos turistear

Al salir mire el teléfono a ver si ya había contestado, pero no. Me aliste y salimos del hotel. Peter tenía curiosidad de conocer el arco del triunfo y fuimos, nos tomamos un par de fotografías para el recuerdo, luego fuimos a más lugares. Entre ellos estaban el Panteón, las catatumbas de París, , iglesia de la Madeleine, y por último la basílica del sagrado corazón. El día nos rindió, claro con un taxi a quien no. Regresamos al hotel al anochecer

Revise el teléfono y aún ella no me contestaba el mensaje.

— ¿Que paso, le escribiste y no te respondió? — Preguntó Peter— Ay chamo esta burda de enamorado

Burda, algo en gran cantidad. Cuando algo es más o tiene bastante de otra cosa

— ¿No tienes nada que hacer? Deberías escribirle a Génesis

—Ella está ocupada— Se acostó en la cama y se colocó su sabana encima— Pero igual no te preocupes, Aprovecharé de descansar para no verte la carita de enamorado. Así que haz lo que quieras.

Pero antes de poder acostarme yo empezó a sonar el teléfono de Peter. Mire hacía donde él estaba y vi que estaba haciéndose el dormido.

Le tire la almohada sutilmente y despertó

La Distancia Más CortaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora