Epílogo

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La Historia de mi abuelo había sido fantástica. Y Admito que al principio solo era mera curiosidad, pero sí que logro adentrarme a ella con su relato. Con cada verso me hizo vivir y me hizo sentir, hasta logro, hacerme sufrir. Ahora que ha finalizado tengo unas cuantas interrogativas que me tuve que reservar por temor a que se detuviera y no continuara.

—Gracias por no interrumpirme—Dijo al buscar y encontrar mi hombro. Luego sonreír— ¿Me imagino que debes tener unas cuantas preguntas, o me equivoco?—ríe

—Sí ¿Ya puedo preguntar?

—Adelante, pregunta

—Comenzare con una con respecto al final. ¿Dónde se casaron?

—Acá en Venezuela, la ceremonia eclesiástica fue en la iglesia Bethesda

— ¿Acá en Venezuela, pudiendo casarse en París Francia? — Pregunte sorprendido

—Ella lo decidió así, y yo la complací porque me alegraba ver su sonrisa

— ¿Y porque razón decidió que fuera acá en Venezuela, y en esa iglesia?

—Porque ahí en esa iglesia fue que ella soñó de niña que conmigo se casaba, por eso.

— ¿Y porque no regresaron a París, porque quedarse acá?—suspire— Hubiera nacido con nacionalidad francesa

—Cuanto lo lamento Abraham—Rió— Ambos optamos por quedarnos acá, pues la vida en esta colina parecía un buen lugar para formar una familia.

— ¿Y mi abuela tuvo que dejar a su mamá solo en Francia?

— Sí supieras... En el tiempo que fui a pedirle matrimonio a tu abuela la señora Carol obtuvo un gran crecimiento en la clientela, tanto así que tuvo que comprar un local grande para que los franceses pudieran probar la gastronomía venezolana.

—Vaya... debió ser buena cocinera

—Sí que lo fue

— ¿Y no volviste a saber algo de Zoe, la chica de tus sueños?

—Fíjate que no... Ojala le esté yendo bien—Sonrió

— ¿Y nunca se preguntó porque la vio en sus sueños?

—Sí, esa duda siempre estuvo, pero con el tiempo sé que solo fue un sueño y ya. En cambio, tu abuela fue la chica de mi realidad, cada momento junto a ella fue tan vivo, y tan real, que ella se volvió mi soñar diario.

— Vaya... eso sí fue que lindo—Sonrío—Ambos eran unos tortolos—Reímos— ¿Y qué fue de la vida de Peter?

—Luego de que nos separamos aquella vez en el aeropuerto nos mantuvimos en contacto por un año. Supe que Génesis conoció a su familia de caracas pero prefirió viajar por todo el mundo junto a Peter. Perdí contacto con él porque al parecer en uno de sus viajes perdió el teléfono.

— ¿Sera que aún sigue tocando el violín?

—No lo sé, espero que sí, y que al sonar sea siempre esa melodía loca que lo caracterizaba a él

—Me hubiera gustado conocerlo

—Fue un gran amigo, pero Dios me dio uno mejor.

— ¿Hablas de Leonardo?

—Sí, ambos dedicamos nuestros talentos en nuestra juventud para adorar a Dios. Aquella vez que Peter y yo no separamos lo lamente porque éramos pana, pero con el tiempo Leonardo ha sido más que eso, fue la hermandad perfecta de Dios para mí.

La Distancia Más CortaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora