Capitulo II

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Reaccioné y me sentía perdido. Solo gritaba con angustia, había sido despojado de ella. El dolor en mi ser era abrumador, no podía ver. La oscuridad se había adueñado de mis ojos.

— ¿Alguien me escucha? —pregunté en tono alterado.

A los segundos sentí unos brazos cálidos y suaves que me cubrían el cuerpo. Esos brazos transmitían un amor tan verdadero.

—No te angusties, estoy contigo —dijo en un tono de arrullo mi madre

— ¿Eres tu mama? —Dije con angustia —tuve un sueño, pero fue tan real.

—Tranquilízate y cuéntame ¿de qué trataba el sueño?

—Era un sueño muy extraño... conocí a una chica y yo no podía hacer nada para salvarla porque me noquearon. Y ahí desperté.

— ¡Que sueño tan extraño!— exclamo mi madre entre risa —tendrás que soñar de nuevo para rescatarla.

—Eso es imposible, nunca se puede volver al sueño anterior. La chica era linda, pero el sueño me encanto.

— ¿Y eso? —preguntó

—En el sueño podía ver —Sonreí —. Sí, sé que suena algo loco, pero este sueño ha sido el mejor agente de viaje en mi vida. Volví a sentir la vida en lo más pleno y creo haber descubierto el amor. Pero solo es un sueño, nunca volveré a ver y nunca sabré que es al amor...

— ¡No hables así! —exclamó con incomodad —aún tienes vida y puedes conocer a tu amor.

— ¿Vida? ¿Así se le dice ahora a ser ciego, vida? —dije a lo depresivo —no tengo vida y ella no es real.

—No te hagas daño con esas palabras.

—Disculpa — Me levante de la cama y agarre el bastón que siempre está a mi lado izquierdo

— ¿A dónde vas?

—Voy a sentarme al balcón para sentir la brisa que me hace "perder de vista mi vida" —respondí usando tono sarcástico.

—No te puedo escuchar hablar así, mejor me iré a la cocina —Cerro la puerta

—Lo siento...

Mi sueño pudo quitarle segundos a mi soledad en medio de esta ceguera con tantas cosas especiales, sobre todo ella. No sé si es mejor vivir un sueño o mi verdad. La verdad que tengo desde hace dos años, desde aquella cirugía realizada por padecer de cataratas en los ojos. Cuando me operaron mi ilusión era que mi vista sería perfecta, pero todo salió mal. Ocurrió un incidente corneo después de la intervención y la única forma de recuperar mi vista ahora es con un donante, pero solo lo puedo recibir de alguien fallecido. Esta operación es extremadamente cara. Mis padres hace poco lograron reunir el dinero y ahora solo estoy en espera de esa donación en medio de este pueblo distante y de difícil acceso.

Todo este proceso ha sido más fácil gracias a mis padres. Ellos me han dado el apoyo afectivo que tanto he necesitado, aparte han trabajado duro para poder tener el dinero de la operación. Mi madre —su nombre: Clara— físicamente es alta, piel blanca y cabello negro, su personalidad es cálida y simpática, su profesión es Psicopedagoga pero al suceder mi accidente dejo de ejercer para enseñarme el método braille, además de impartirme conocimientos de manera amplia. Mi padre —José— es bajo con cabello oscuro, ojos color aceituna y bigote, su personalidad fuerte como roca y siempre piensa en todo, en profesión él es un profesor de lingüística muy reconocido en todo el pueblo.

En mi ceguera he compartido mucho con mi madre. Se preguntaran ¿Y tus amigos? nunca los he tenido, y si pensé que tenía, fue una mentira que irónicamente vi al perder la vista. El único amigo es mi perro Toby, quien me guía, ha sido entrenado especialmente para ayudarme en mi condición. Con él me distraigo y divierto como no lo haría con nadie.

La Distancia Más CortaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora