"La confianza, como el arte, nunca proviene de tener todas las respuestas, sino de estar abierto a todas la preguntas."
Earl Gray Stevens
Luego de unos minutos, Sara se despertó avisándome que me cambiara mientras se desperezaba y salía de mi cuarto en busca de mi desayuno. En esos minutos que me quedé sola, me volví a sentar en mi cama y agarré el pequeño calendario que tenía en mi mesita de luz. Por alguna razón, marcaba los días en los que me pasaban algo fuera de lo normal y según esto, este día, hace un mes atrás, por primera vez mis ojos se cruzaban con los de Tomás. Desde hace un mes que anda volviendo a mi cabeza toda loca y causando en mis emociones desconocidas que no me hacen sentir tan entumecida, de algún modo causaba algo bueno en mí. Y estaba a pasos de perder eso, de que se aleje de mí por mi maldito trauma.
Si hace un mes me planteaba esto, pensaría que está bien, que era lo que tenía que pasar, era lo mejor. Pero ahora, de solo pensarlo, me angustiaba. En poco tiempo, me había acostumbrado a su presencia, aunque él no lo sepa y aunque hayan sido contados momentos que compartimos. De mala gana, me levanté de la cama, tirando el calendario en la misma, y busqué algo de ropa para cambiar mi remera/pijama.
Terminándome de poner mi suéter rosa sobre la remera manga larga, tomé un gorro de lana blanca poniéndole sobre mi pelo suelto mientras veía como Sara entraba con la bandeja de desayuno. Me senté como indio sobre mi cama cuando ya ella acomodó la mesa movible con la bandeja encima. La miré mientras se sentaba a mi lado, luego miré la bandeja y era lo mismo de siempre. Dos vasitos con medicamentos, un té y pan con mermelada. Primero tomé los medicamentos, los odiaba y me costaba tragarlos, eran una tortura, una tortura que me relajaba.
—¿Qué tenes ganas de hacer hoy, mi niña? —preguntó Sara.
—¿Podemos salir afuera? —pregunté en voz baja para no forzar mis lastimadas cuerdas vocales, ella me miró sorprendida, yo también lo estaba.
—Pero faltan dos días para tu salida obligatoria.
—Lo sé, y créeme que no me emociona para nada pero, tal vez, un poco de aire me haga bien después de lo de anoche. Solo si te parece bien, sino no.
—No, no, está bien. Vamos a salir afuera, pero abrígate. La lluvia se fue pero el frío se quedó. —se levantó, mirándome con una sonrisa, y se fue, dejándome desayunar tranquila. La verdadera razón por la que quería salir era para ver si Tomás se me acercaba o no, me causaba mucha curiosidad, ansiedad y hasta preocupación. No quería pensarlo tanto, porque realmente sería mejor si se alejara de una vez pero un lado de mí, quería seguirlo teniendo cerca. Ese es el tema con las personas, pueden causar un impacto en vos desde el primer minuto y eso, a veces, hace dar un giro a tu vida. Aproveché a acercarme a mi querida ventana, antes de salir afuera, y como esperaba, el Sol volvió a salir. Aun caían un par de gotas, haciendo que un colorido arcoíris apareciera en el azul grisáceo cielo.
Unos toques en la puerta, me avisaron que era el momento. Suspiré pesadamente tomando una campera de abrigo, había sido mi decisión, así que me la tenía que aguantar.
Sentarse en los bancos, no era opción, estaban todos mojados, así que no me quedó otra que quedarme parada mirando a la nada, al menos hasta que él hiciera su presencia. Mi vista del edificio se vio obstruida cuando una cara que ya conocía bien se puso enfrente de mí. Por alguna razón, en mi interior me sentí feliz de que se acercara, eso era algo bueno. Noté por el rabillo de mi ojo que Sara se había alejado de mi lado. Si, nos había dejado solos.
—Pensé que no salías.
—No lo hago. —dije con dificultad, ya que sentí dolor en mi garganta, encogiéndome de hombros y él me miró confundido pero lo dejó pasar.
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Amándote en medio de la Locura [✔]
RomanceAlguna vez en nuestras vidas, nos pasa algo que nos marca para siempre. Mia, a sus 15 años fue llevada a un Psiquiátrico. ¿La razón? Su madre no le cree que su nuevo esposo le hizo algo mas que daño y que todos son inventos de ella, aluc...