Amándote en medio de la Locura [✔]

1: Ojos Verdes.

"Me volví loco, con largos intervalos de horrible cordura. "

Edgar Allan Poe

1 año, 5 meses y 10 días después (25 de Junio de 2015)

Había llegado ese día de la semana donde nos hacían salir a todos al patio, obligatoriamente y yo lo odiaba porque a pesar de estar unos locos enserio y otros no, todos se hablaban pero yo era la rarita que solo estaba con su enfermera, cuidándola que no entrara en pánico.

Desde ese día en que mi mamá vino, mi trauma creció a tal grado que tenía hasta ataques de pánico cuando mi enfermera me acariciaba de improviso. Era horrible pero por suerte no eran tan fuertes como los otros ataques. No hace falta decir, que desde ese día no veo a esa loca con la que comparta solo sangre y eso me ponía algo feliz porque no la necesitaba en mi vida ya que para mí, yo no tenía familia desde que me había metido acá. Aunque a Sara podría considerarla como mi verdadera mamá, ya que me cuida como si fuera su propia hija, podría decir que es parte de su trabajo pero la había visto, de lejos, con otros pacientes que tenía y a mí me trataba de manera diferente. Habíamos logrado tener un vínculo hermoso en este lugar horroroso, al menos para mis ojos.

Sentada en un banco blanco, oculté mis manos en el suéter rosa que me había puesto. Por suerte, este lugar no era como las pelis y podíamos vestirnos como queramos mientras sea decente, colores tranquilos y de acuerdo el lugar, nunca entendí que quería decir eso. Mientras estaba sentada ahí, observé a todos. Este era el lugar el cual yo siempre miraba desde mi ventana y odiaba estar en él. Empezaron a obligarme ir para ver si así de poco mi trauma se iba. Pensaban que rodeándome de personas en algún momento me acostumbraría, y bum... chau trauma pero no era así, mi trauma era más que solo estar con personas, también tenía que ver con que no dormía nunca, a no ser que me sedaran o me desmayara. En este lugar me volví en un completo desastre. Suspiré, tanto por el frío como por el pensamiento. Nunca me imaginé que mi vida a mis casi 18 fuera a ser así. Encerrada y volviéndome loca en serio. Ahora si tenía alucinaciones, pero no solo con el que era mi padrastro. Sino también con cada hombre con el que cruzaba miradas. O incluso con mujeres que venían a golpearme, y ahí empezaban los gritos. Siempre me preguntaban qué me pasaba, yo les decía que alguien había entrado y me había tratado de tocar o pegar. Hablaba de gente que había estado acá, pero en realidad nunca estuvo, y yo lo sabía pero era demasiado real para que el shock del momento lo notara.

No me gustaba estar cayendo en las redes de la locura. Sabía quién era la culpable de eso o, más bien, quienes eran. Los odiaba con todo lo que fui y era en ese momento.

—Sara, quiero irme a mi cuarto. Ya cumplí, estuve acá un rato.

Ella suspiró pesadamente y asintió sin más. —Vamos mi niña. —Nos levantamos juntas y entrelazamos nuestros abrazos. Yo caminaba mirando al piso mientras ella me guiaba al cuarto. Llegando a él, escuchamos un grito que nos hizo sobresaltar a las dos. Nos miramos confundidas y como todas viejas chismosas, buscamos de dónde provenía. Y ahí estaban, a unos metros de mí, un chico rubio le gritaba a un hombre más grande que supuse era su padre, la escena tenía varias emociones a su alrededor y podía reconocerlas, en este lugar siempre estaban la angustia, la tristeza, el dolor, el enojo, la impotencia y la bronca dando vueltas. Después de los gritos, el chico se dejó llevar rendido. Nunca volteó para atrás y nunca vio como una mujer, que también supuse era su madre, lloraba desconsoladamente y como su padre tenía un semblante triste, se notaba que esto no era fácil para ellos, no como para Susana, ellos verdaderamente querían a su hijo y lo que fuera que estuviera pasando él, solo buscaban lo mejor o eso sentí yo que pasaba. Todas suposiciones.