21: Fiesta Roja

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"Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo."

Leon Tolstoi


El resto de noviembre pasó volando haciendo que Diciembre llegara con toda su alegría de las fiestas, a pesar del malestar que me estaban causando las pesadillas, las mismas lograron contagiarme un poco y no caer en la depresión. Teniendo o no a Tomás cerca, las mismas empezaron a sentirse y parecían reales, sentía que las vivía en carne propia teniendo como resultado gritos al despertarme. Los dolores de la garganta, los sedantes, las ojeras y el insomnio estaban de vuelta aunque, sorpresivamente, mi positivismo seguía intacto a pesar del mencionado malestar.

Costaba muchísimo no caer, era una lucha interna muy cansadora pero valía la pena si veía esa mirada y sonrisa orgullosa del chico de ojos verdes que tanto quería. Si supiera que todo esto lo hacía especialmente por él porque sin su ayuda, hoy no estaría mejorando. Si me comparaba con la Mia de hace unos meses atrás, la diferencia se notaba bastante y la verdad quería golpearme por haberme dejado caer en un pozo tan oscuro pero creo que eso no lo habría cambiado si Tomás no llegaba a mi vida.

Suspiré mirando la compotera con cereales y yogur. Después de que ese hombre apareciera y a los días Tomás haya venido a verme, no insistió en saber qué pasó, Sabía que Sara le había comentado algo pero no todo para no alarmarlo y también sabía que la curiosidad lo estaba matando pero no le iba a contar, no todavía, no me hacía bien pensar en eso y a él tampoco saberlo.


—Enana.


—¿Qué pasó? —levanté mi mirada de lo que sería mi desayuno para posarla en la pelirosa.


—Estabas metida en tu mundo. Tomás tiene razón, da curiosidad saber que anda por tu cabecita. En fin, creo que necesitas distraerte. Así que vamos a tener una charla de chicas.


—Ey, ¿y yo qué? —preguntó algo indignado León. Lola rodó los ojos a lo que yo reí levemente.


—Vos también podes estar señor dramático.


—Genial porque tengo muchas preguntas que hacerle a nuestra querida amiga. —traté de levantar una ceja sin éxito, así que me concentré en terminar los cereales.


—Eso me da miedo. —dijimos al unísono mi amiga y yo.


—Solo son preguntas para sacarme dudas nomas.


—¿Qué dudas? —pregunté con cautela.


—Por ejemplo, ¿cómo siendo esa mina tan cerrada que nosotros conocimos, terminaste siendo novia de Tomás?


—Ni yo sé decirte cómo fue, simplemente pasó y todo por la insistencia de Tomás.


—Ah, el falso rubio que cambió nuestras vidas. Lo extraño.—hizo un puchero que me causó gracia.


—Creo que hoy viene. —me encogí de hombros.


—Genial. —sonrió León ampliamente, olvidando su tristeza de hace un segundo.

Amándote en medio de la Locura [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora