"Por primera, o por única vez, soy libre."
José Hierro
Había pasado ya una semana del casamiento. Una semana en la que mucho no pude ver a Tomás porque estuvo haciendo todos los trámites para que mi alta sea al fin dada. Unas semanas antes, unas personas habían venido para hacerme el documento, ya que no lo había renovado por estar encerrada en este lugar. Por lo que escuché, ya lo tenía en sus manos. Gracias a Dios su mamá trabajaba en el registro civil, sino no creo que hubiéramos tenido tanta suerte.
Sara, Marcos, León, Lola y algunos enfermeros cercanos estaban muy ansiosos y algo tristes. Y bueno, yo también, un poco, para qué mentir. Ansiosa porque al fin hoy iba a salir de este lugar, triste porque iba a extrañar ver todos los días a un par de personas y también nerviosa porque era consciente que en unos pocos días era el juicio. Pararme enfrente de mucha gente y hablar las cosas que me hizo Carlos, no eran mi hobby favorito pero si era lo necesario para que se pudra en la cárcel, lo iba a hacer con gusto. Otra cosa buena de tener un suegro abogado, gracias a él habían retrasado el día para que yo pudiera estar presente. La suerte últimamente estaba de mi lado, algo de lo que no estaba acostumbrada.
Suspiré mirando el cuarto blanco, ese color que por un tiempo odié por ser todo lo que veía. Estas cuatros paredes guardaban tantos recuerdos malos, pero también buenos. ¿Está mal si sentía tanto apego emocional a este cubo que en algún momento se convirtió en mi refugio?
Las cosas ya no estaban acomodadas como lo había hecho Tomás, es más, nuevamente parecía una habitación de psiquiátrico. Cuadros, luces, peluches, objetos personales y ropa ya estaban guardadas todas en dos maletas y tres cajas. Ni siquiera sabía cómo íbamos a llevar esto, en realidad ni siquiera sabía dónde iba a quedarme. A mi casa de Buenos Aires no quería volver, solo traía malos recuerdos aunque una parte de mí, la valiente, quería ir a esa lugar pero solo para llevarme el resto de las cosas de mi papá que Susana escondió de mí y algunas cosas de mi antiguo cuarto.
Otro suspiro salió de mi boca pasando mi mano derecha por las paredes desnudas mientras llegué a la ventana. Me paré enfrente de ella y la abrí. Cerré mis ojos sintiendo la brisa otoñal, los abrí nuevamente con una sonrisa en mi cara y me senté en el borde como solía hacer antes. Mis rodillas se presionaron contra mi pecho cuando las abracé, recosté mi mejilla sobre ella y me quedé mirando como el Sol estaba empezando a esconderse detrás del bosquecito, del cual ya me despedí.
Estuve casi tres años encerrada acá. Todo lo que había en este lugar, es todo lo que conozco. Mentiría si decía que no tengo un poco de miedo al exterior, porque lo tenía. A Tomás o a Sara o a Marcos, no les pregunté mucho cómo estaba el afuera o si algo había cambiado. Prefería sorprenderme, incluso si todo estaba igual. Reí sola, no es como si fuera a salir y aparecieran autos voladores. Negué levemente con una sonrisa divertida en mi cara cuando ese pensamiento cruzó mi cabeza.
—Nuestras posiciones me hacen acordar a viejos tiempos. —giré mi cabeza en dirección a la puerta. Tomás me miraba con una sonrisa de costado, con la cual se le marcaba uno de sus hoyuelos.
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Amándote en medio de la Locura [✔]
RomanceAlguna vez en nuestras vidas, nos pasa algo que nos marca para siempre. Mia, a sus 15 años fue llevada a un Psiquiátrico. ¿La razón? Su madre no le cree que su nuevo esposo le hizo algo mas que daño y que todos son inventos de ella, aluc...