"Tengo llena de verde la pupila: verde de campo, de tus ojos, verde de mar y de esperanza."
Agustín Acosta
Las siguientes semanas tratamos de pasar el mayor tiempo posible juntos. Aunque casi se nos fue imposible, Sara estaba muy empecinada en avanzar con Tomás porque estaba segura que en dos meses ya iba a dejar de ser dependiente de los medicamentos y a la vez decirle adiós a las alucinaciones que lo perseguían pero las pesadillas se iban a ir solo si se libraba de su cuenta pendiente o eso era lo que se suponía.
No quería decir que ella me había dejado de lado, mis avances eran como los primeros pasos de un bebé, lentos y cuidadosos. Había logrado dejar de comer sola en mi cuarto y ahora comía junto los demás residentes en el comedor, en una mesa junto a Tomás y los mellis L. Desayunos, almuerzos, meriendas y cenas en las cuales más que comer, nos reíamos sin parar de las ocurrencias de los hermanos. Eran unos payasos y cada día mi cariño hacia ellos crecía a tal grado de considerarlos mejores amigos hasta hermanos, me atrevería a decir.
Con Tomás, todo estaba bien. Adoraba pasar el tiempo con él, cada día me encantaba más y lograba enamorarme a más no poder, si eso era posible, con cada palabra, beso, abrazo, caricia, mirada y sonrisa que me dedicaba. Bueno, con todo de él. Muchas veces a la tarde venía a mi cuarto a mirar el atardecer conmigo mientras estábamos abrazados. No hablábamos, solo disfrutábamos de la compañía del otro. Alguna que otra vez. esas tardes pasaban a ser noches en las cuales se nos pasaba la hora y terminábamos dormidos juntos. No sé si era porque es él o qué, pero no me sentía incomoda o con miedo. Era todo lo contrario, me sentía más segura que nunca entre sus brazos.
Estábamos los cuatro sentados en nuestra mesa por desayunar, yo estaba tratando de seguir el hilo de la conversación mientras todavía trataba de dejar el sueño atrás. Parecía que hablaban de algo sin sentido, así que simplemente me dediqué a sonreír hasta que el tema que estuve evitando estas semanas hizo su paso a la conversación, ahí fue cuando realmente comencé a prestar atención.
—Tomi, ¿para cuándo sería tu alta? —preguntó León mientras se metía una tostada a la boca.
—Seguimos en proceso para llegar a eso, así que todavía no sé. —no lo estaba mirando pero sabía que se había encogido de hombros porque teníamos nuestras manos agarradas.una mirada muy amigable porque Lola le pegó en la nuca. —¿Qué hice ahora?
—Abrir tu boca llena de comida. —dijo entre dientes mi amiga.
—Todos sabemos que se va a ir de este lugar, ¿no? —eso era verdad pero la diferencia era aceptarlo, bajé la mirada y lentamente solté la mano de Tomás, cosa que él notó. Podía sentir su mirada sobre mí pero yo me dediqué a agarrar la cuchara y revolver mi cereal en el bol con leche, con cero intenciones de comerlos.
—León, deja el tema acá. —escuché que Tomás dijo con tono serio. Suspiré, de verdad quería que el tema no me afectara pero lamentablemente lo hacía, más de lo que admitía.
Cuando la hora de desayuno terminó, yo fui la primera en levantarme y por suerte nadie lo había notado. Fui hacia la salida al patio, crucé mirada con Sara y le dediqué una pequeña sonrisa, si ella estaba acá podía salir, que suerte la mía. Caminé por los alrededores hasta que me cansé y me senté en el piso, apoyando mi espalda contra la pared del edificio. Si alguien salía a buscarme, no me iba a poder ver porque la puerta no me lo permitía pero en todo caso, Sara me tenía a la vista así que solo hacía falta preguntarle a ella mi paradero para encontrarme.
La razón por la que me alejé de mi grupo de amigos, fue porque necesitaba estar un rato sola y no pensar en nada, lo había logrado hasta que había decidido descansar de la pequeña caminata. La realidad es que no aceptar que Tomás se fuera era puro egoísmo de mi parte, no quería sentirme de nuevo sola y eso causaba un malestar en mí. Quería ser positiva al respecto, ver el lado bueno de esto pero mi lado egoísta me lo permitía y me sentía mal por eso, estaba siendo injusta.
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Amándote en medio de la Locura [✔]
RomanceAlguna vez en nuestras vidas, nos pasa algo que nos marca para siempre. Mia, a sus 15 años fue llevada a un Psiquiátrico. ¿La razón? Su madre no le cree que su nuevo esposo le hizo algo mas que daño y que todos son inventos de ella, aluc...