13: Amistad Magenta.

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"La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad."

Sir Francis Bacon



Habían sido unas semanas bastantes movidas, tanto que no me había dado cuenta que estábamos pisando el fin de Agosto. Las charlas con Sara desde ese día se habían vueltos bastante frecuentes, por no decir que eran parte de la rutina, no se habló más de Carlos y lo que me hizo pero si sobre otras cosas como mi relación con mi mamá, mi vida antes de la muerte de mi papá, relaciones sociales y este último tema llevo a hablar de la gente con la que me relacionaba acá. Hablamos de Lola y León, me aconsejó que era hora de afianzar esa amistad con ellos y es lo que hice. A la primera que me acerqué, fue a Lola, ella siempre fue la más insistente de los hermanos conmigo y en empezar una amistad. Fui hacia su cuarto y recuerdo que estaba sorprendida de mi presencia, le hablé resumidamente del por qué estaba encerrada acá y porque me alejaba de todos, no hizo falta que ella me contara su historia, yo la sabía porque ella me la contó un día como para que confiara en ella, y lo hacía pero hablar de la mía no era mi cosa favorita pero como estaba empezando de cero, lo primero que tenía que hacer era contársela, formaba parte de la tercer meta que básicamente era hacer las cosas bien con ella y León. No preguntó nada, simplemente me abrazó al terminar de hablar, ocultando sus ojos llorosos.

Desde ese día, todos los siguientes días ella venía seguido a mi cuarto, sola hasta que a León le agarró celos y no quedó otra que también se juntara con nosotras, lo cual no me molestaba porque era lo que yo quería, aunque con él fue más difícil contárselo. Él era escandaloso por esencia pero igualmente me sorprendí cuando me abrazó y empezó a llorar a cantaros, y yo era la que estaba calmándolo por lo que yo había pasado, fue una escena algo rara.

¿Y Tomás? Algunas veces estaba con nosotros, en las cuales él solo hablaba con León. No me ignoraba del todo, porque podía sentir su mirada sobre mí, como siempre tratando de descifrarme y quería sacarle su inquietud a mi cambio lo más rápido posible pero se me hacía difícil acercarme a él. Lo que sea que habíamos tenido alguna vez, estaba roto pero estaba dispuesta a arreglarlo.


Volviendo a mi trauma, haber hablado del tema no significaba que yo estaba curada. En sí, un peso de encima me había sacado pero las pesadillas e imágenes seguían ahí, aunque más levemente haciendo que las dosis de los medicamentos bajaran y que no me sedaran tanto. Dormía bastante poco pero algo era algo. Sara había traído a una amiga pintora, ella pensaba que tal vez pintando podía plasmar mis sentimientos. La realidad es que pintar se me daba fatal, lo mío era escribir y por eso le mostré unos cuadernos que iban desde la muerte de mi papá hasta el día de hoy. Me dijo que se los dejará para leerlos y que el actual lo siguiera escribiendo y que si quería un nuevo cuaderno, que le avisará. Otra de las cosas que empecé a hacer fue ir al Invernadero, recordé que Tomás me había contado que los traían acá como terapia para traer calma y paciencia, y me pareció perfecto ya que las demás cosas que tenían que ver con la atención completa no funcionaban. Quería dejar de pensar por un rato, concentrarme en algo diferente, a algo que no tenga que ver con mi trauma.


—Esas margaritas están hermosas, Mia. —me dijo Lola poniéndose a mi lado, le sonreí ampliamente.


—Gracias, Lo. Creo que se las voy a dar a Sara para su escritorio.


—Le van a encantar. —luego de eso, rió levemente.


—¿Qué es lo gracioso? —la miré divertida.

Amándote en medio de la Locura [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora