20: Decepción Ceniza.

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"Las cosas no siempre suceden como quieres."

Danielle Parcks



Ya habían pasado dos semanas desde que Tomás fue dado de alta y su ausencia se sentía cada vez más. Todos pensarían que por mi forma de ser los últimos años, caería en depresión pero le había prometido a Tomás que iba a esta bien y que iba a seguir avanzando en mi recuperación. Tampoco tenía pensado dar marcha atrás.

Como era de esperarse, las pesadillas seguían y uno que otro leve ataque me daba pero no era, mi círculo social suponía que era por la reciente ausencia de cierta pero no era eso, los últimos días tuve un mal presentimiento referido al hombre que me volvió una chica traumática. Traté de no pensar tanto en eso porque me iba a poner paranoica y a la basura todo el avance que había hecho. Tal vez era cosa mía pero igualmente me costaba pensar que todo iba a seguir igual de bien como hasta en ese momento. Raro que con mi suerte ya no me hubiera pasado algo arruinando mi felicidad.



Dejé de escribir y suspiré mirando hacia la ventana cerrando mi cuaderno. Últimamente había escrito mucho en mi nuevo "diario de vida", por así decirlo, ya que en mi cabeza daban vueltas mil cosas. Sara me lo dio como un modo sano de descargarme o desahogar esos sentimientos que no me animaba decirle a los demás. Cuando Tomás estaba acá, mi mente solo se enfocaba en él y era bueno porque no me andaba cuestionando todo o imaginando cosas feas o teniendo malos presentimientos pero en ese momento, no tenía a mi mayor distractor. Una sonrisa automática se me formó al pensar en él, como lo extrañaba. Necesitaba una dosis de esos ojos verdes. Me levanté de la cama decidida a buscar a Lola y León, los cuales sabían distraerme de mis pensamientos aunque sea por un lapso de tiempo.


—Mia, ¿ibas a salir? —giré mi cabeza para mirar hacia la puerta, dedicándole una sonrisa a Sara.


—Si, iba a buscar a los Mellis. ¿Pasó algo?


—¿Tiene que pasar algo para que venga a verte? —entró y se sentó en mi cama palmeando a su lado. Rodeando los ojos con una sonrisa, fui y me senté en el lugar indicado.


—No, Que yo sepa una mamá no tiene por qué tener alguna excusa para ver a su hija. —sonreí mirándola mientras ella me abrazaba. —No llores Sara, sabes que te siento como una mamá. Me diste cosas que esa mujer no supo darme y la verdad, nunca quiso hacerlo. Sos mi mamá del corazón.


—Y vos mi hija del corazón entonces. —se alejó y con sus manos se abanicó los ojos para secar las lágrimas. —Esto de ser sensible. —reímos las dos. — En fin, en realidad vine a verte por dos cosas. Una es porque simplemente tenía ganas y dos porque tengo noticias de tu novio.


—¿Tomás?


—¿Acaso tenes otro? —me miró divertida. —Bien, sus padres llamaron y me dijeron que se alargó un poco el tiempo de estancia de Tomás allá. Sé que ya fue al cementerio, así que esa no es la razón de que de quede más tiempo allá. En realidad, es por la mudanza. Ya tiene departamento acá en Mendoza y bueno, entre visitar familiares y mover sus cosas de una provincia a otra, se va a tardar unos dos o tres días más en venir.

Amándote en medio de la Locura [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora