23: Tristeza Oliva.

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"Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza. "

Mario Benedetti



Desperté gracias al Sol que daba justo en mi cara, traté de abrir los ojos tratando de entender porqué entraba tanta luz y claro, me había olvidado de cerrar las cortinas con toda la adrenalina de la noche anterior. Saqué los brazos de Tomás de mi cintura y me senté en la cama pasando las manos por mi cara. Me sentí media pérdida cuando abrí los ojos hasta que recordé que mi novio había movido las cosas de lugar. Lo miré con una sonrisa y besé su mejilla, pasé por encima de él para poder tocar el suelo y pararme. Cuando me estiré, sentí todo mi cuerpo adolorido y no era porque había dormido mal, sino por la tensión que había tenido el día anterior pero a pesar de todo, no podía dejar de sonreír.

Solté mi pelo de la colita que me había hecho anoche y busqué el cepillo en la mesita de luz. Tomás se había movido para el lado de la pared, así que me senté en el borde la cama a peinarme. Cuando ya había terminado, me levanté para cambiarme de ropa pero algo me lo impidió o más bien alguien. Tomás había tomado mi cintura con su mano haciendo que me volviera a sentar pero entre sus piernas, con un mano corrió mi pelo a un costado y dejó un beso en mi cuello, lo cual causo dos cosas, que sintiera una corriente por todo mi cuerpo y que me quedará estática,sin habla.


—Buen día, bonita. —apoyó su mentón en mi hombro a lo que yo giré a mirarlo. Su pelo estaba despeinado para todos lados, sus ojos verdes tenían un brillo que solo se veían por las mañanas y su boca la adornaba una sonrisa adormilada. Seguía sin comprender como tan hermoso ser se había fijado en mi. Dejé un beso en su nariz que logró hacer que su sonrisa ampliara, en serio no se como era posible que esa sonrisa creciera tanto.


—Buen día. —sonreí. —¿Por qué fue ese beso en el cuello? —pregunté curiosa y algo sonrojada.


—Porque de seguro te duele y quería hacerte sentir mejor. —una sonrisa automática se formó en mi cara, ni siquiera me acordaba del dolor hasta ahora.


—Sos un tierno. —besé sus dos mejillas y me alejé viendo que tenía sus labios en forma de pico, sonreí tiernamente. —No te voy a besar cuando recién me despierto y tengo un aliento horrible.


—Dale, solo un piquito.


—Nop, porque tus besos "solo un piquito" se vuelven en un besos "saca aire". —reí levemente al ver su puchero y ceño fruncido. Parecía un nenito caprichoso. —Ahora, mi amor... —dije haciendo que suavizara su semblante. —Necesitaría que me sueltes, quiero cambiarme.


— Pero así estas linda.


—Es la ropa que use todo el día de ayer y encima, con la cual dormí. Está toda arrugada.


— Bueno, esta bien. Igual yo también debería cambiarme. —se levanto y agarró una mochila que estaba en el sillón, cosa que yo no había notado. Besó mi mejilla y salió de mi cuarto dejándome sola.



Solo faltaba ponerme el calzado cuando escuché la puerta abrirse, levanté mi cabeza con una sonrisa esperando ver a Tomás pero mi cara se transformó totalmente al ver quién estaba ahí.

Amándote en medio de la Locura [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora