Memorias de Evan

373 30 6
                                    

Memorias de Evan

4 años atrás

—Quiero la verdad —digo en el tono más frio y carente de emoción que puedo manejar, en el momento que atravesamos las puertas de lo que parece ser el despacho de alguien.

—Siéntate, Evan. Por favor —. Me pide el hombre que alejo a mama de mí. No tengo ni puta idea de cómo se llama, tampoco es que importe.

—Estoy bien. —Muevo la cabeza de un lado a otro tratando de aliviar la tensión presente en mis músculos. Por supuesto que no lo logro —.Solo habla. La paciencia nunca ha sido mi fuerte, ¿lo olvidaste? —Mi voz sale menos mordaz de lo que pretendía pero no importa.

Los niños vienen programados para amar a sus madres...a la mujer que les dio la vida. Se supone que una madre te va a proteger de todo y de todos. Para ella, tú debes estar por encima de cualquier cosa. Te vuelves su prioridad. Se supone que cuando un hombre se convierte en padre, todo lo demás deja de importar, desde el momento en que pone sus ojos en ti debe amarte sobre todas las cosas.

Yo nunca tuve eso. Nunca le he importado realmente a ninguno de los dos. Por mucho que quisiera que no me importara, lo hace.

Duele tan jodidamente mal.

Ignoro el dolor y el vacio en mi pecho ante ese pensamiento.

—Nunca quise dejarte —susurra Aurora, mejor conocida como; la madre que me abandono.

Suelto una risa incrédula.

—Por supuesto que no. Seguro él te tiene aquí en contra de tu voluntad —digo abarcando con mis manos el enorme despacho.

Él se mantiene en silencio pero incluso sin conocerlo, me doy cuenta que está tomando todo el contenerse para no golpearme hasta la mierda desde la primera vez que grite, pidiendo explicaciones.

—Andrew. Por favor, déjanos a solas —pide sosteniendo las manos del hombre que la alejo de mi.

Veo la negación en sus ojos antes de que siquiera la pronuncie. También puedo ver el amor entre ellos. Intento ignorar eso hecho y mantener mi rostro libre de expresión.

—No —ruge mirándola a los ojos. Toma su rostro entre sus manos y le dice algo que no alcanzo a escuchar.

—Por favor —suplica ella de nuevo. Andrew niega con la cabeza deposita un beso en su frente y abandona la habitación, no sin antes darme una mirada de advertencia.

— ¿Planeas hablar? Creo que ya he perdido demasiado tiempo —.Rompo el silencio cansado de tener que presenciar toda esta mierda.

Se levanta de su silla y se detiene frente a mí.

Toma una bocanada de aire y empieza a hablar:

—Nunca quise dejarte Evan. —Voy a refutarle pero me interrumpe antes de que pueda. —Se que es imposible de creer pero estaba intentando protegerte. Necesito que escuches lo que voy a decirte sin interrumpirme, después eres libre de decidir a quién creerle. Sé que no tengo derecho a pedirte nada pero, ¿Puedes hacer eso por mí?

Comienzo a dar vueltas por el despacho como un león enjaulado mientras ella espera por mi respuesta.

Me detengo frente a ella de nuevo y asiento casi imperceptiblemente. No me considero capaz de hablar en este momento, si lo hago voy a poner todos mis sentimientos frente a ella.

Jodí la primera fase del plan de papa así que, ¿Qué más da? A estas alturas lo único que me queda es escuchar.

—Tu papa y yo nunca tuvimos una buena relación. Pensé que tener un hijo juntos podía cambiar ese hecho y no pude haber estado más equivocada. Sin embargo, te ame desde el momento en que supe que iba a tenerte, no tuve un embarazo fácil y tu papa siempre estaba buscando motivos para atacarme. Nuestra relación tenía mucho tiempo rota y yo sabía que él no quería tener un hijo. Me arme de valor y le pedí el divorcio. No me importaba tener que criarte yo sola. Quería ofrecerte un hogar tranquilo y sabía que con tu padre, no lo iba a conseguir. Él enloqueció, me dijo que yo no me iba a ir a ninguna parte con su hijo...creí que él te quería y no insistí en el tema. Fue el peor error de mi vida.

<<Todo empeoro cuando naciste, pero tú eras todo lo que yo necesitaba para ser feliz. Entonces, en una gala en la que acompañaba a tu padre me reencontré con un amigo al que no había visto en años; Andrew, él me conocía lo suficiente para saber que no era feliz, pero eso es otra historia, me ayudo a procesar mi divorcio sin que tu padre se enterara, él estaba tan ocupado odiando al mundo, que por un tiempo, no lo noto. En el momento que cumpliste cuatro años yo había decidido huir de su lado contigo...nunca se me ocurrió que al decidir separarme de tu padre te iba a perder a ti en el camino. Tu padre se entero de lo del divorcio antes de lo planeado, y a pesar de que yo contaba con todo el apoyo de Andrew no pudimos hacer nada cuando él uso sus influencias para que me quitaran tu custodia y me hizo perder todos mis derechos como madre.

—Te juro que por años intente recuperarte pero tu padre tenía compradas a todas las personas involucradas en nuestro caso...Me amenazo con hacerte daño si intentaba si quiera respirar el mismo aire que tú. Se puso incluso peor cuando supo que Andrew estaba de vuelta en mi vida. No podía arriesgarme a que te hiriera solo para herirme a mí...Así que, fingí que no me importabas, si él pensaba que no te quería, creería que no me importaba lo que pasara contigo y entonces no te lastimaría —susurra esta última frase y toma asiento, al parecer incapaz de sostenerse en sus pies por más tiempo.

Todo este tiempo he estado escuchándola inmóvil en mi sitio... ¿Mi propio padre hubiera sida capaz de hacerme daño? ¿La obligo a alejarse de mí y me obligo a odiarla a base de mentiras? ¿De dónde conocía a Andrew? ¿Me amaba? ¿Me decía la verdad? Sabía que mi padre no era una buena persona pero, ¿Hasta qué extremo?

Miles de sentimientos burbujean en mi estomago, miles de preguntas atormentan mi cabeza. Veo las lagrimas de la madre que alejaron de mi y sé que, no me está mintiendo, porque por mucho que mi papa me haya hecho odiarla, aun puedo recordar todo el amor que me daba...y aunque cueste admitirlo sé que mi padre no tiene límites cuando esta herido.

Caigo de rodillas al piso y sin pedir permiso las lágrimas empieza a salir de mis ojos intentando drenar el dolor de mi corazón que se está volviendo casi insoportable.

La puerta del despacho se abre de golpe y una hermosa chica que no debe tener más de 15 años aparece en mi campo de visión. Voltea a ver a mi mama que aun esta sollozando en la silla y frunce el ceño para después llevar su mirada a mí.

Fijo mi mirada en ella, y mi corazón se detiene en el momento que sus ojos...mis ojos me devuelven la mirada, por segunda en vez en el día. 

La sombra del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora