Capítulo 16: Confianza rota

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Capítulo 16

Confianza rota.

Evan

Salimos de la oficina de Jared tomados de la mano.

No puedo sacarme de la cabeza el hecho de que hay muchas más cosas acerca del atentado que las que todos pensamos.

— ¿Crees que Jared pueda lograr que identifiquen el remitente de los correos? —cuestiona Gabriella.

Para este punto, estoy empezando a creer que mi amigo se equivoco de profesión y debería haber sido agente secreto de la CIA. Antes de irnos, le entregamos las amenazas que habían llegado al correo de Fernando y dijo que iba a conseguir a alguien para intentar averiguar desde donde se enviaron.

—Estoy seguro de ello, ¿De verdad no quieres que le contemos esto a nadie? La persona que Jared consiga va a necesitar entrar en la computadora de tu tío.

—No hasta que sepamos con certeza que es lo que está pasando. Por el momento, no necesitamos a nadie enloqueciendo a nuestro alrededor...ni mucho menos, que quieran involucrar a la policía. Sobre la computadora, déjamelo a mí.

Cuando creo que esta chica no puede sorprenderme más, va y hace algo totalmente increíble.

La forma en la que ha reaccionado a todo esto me tiene alucinando, cualquiera en su lugar estaría llorando debajo de la cama.

Abro la puerta del carro para ella y cuando estoy adentro digo:

—Tengo que ir a la oficina, resolver algunos pendientes y de paso buscar los registros de las cuentas bancarias. ¿Quieres que te lleve al hospital primero o vienes conmigo?

—Voy contigo —dice sin pensarlo —.Si consigues algo, quiero saberlo de inmediato. Además, podríamos compararlo con la información que conseguiste. Solo por si acaso.

—Bien pensado.

Pongo el auto en movimiento y me dirijo a Gold Construction.

Entramos en el edificio solitario, hoy es sábado y solo trabaja el personal de seguridad. Subimos en el ascensor hasta el sexto piso sin decir ni una palabra.

Puede que Gabriella no esté llorando por las esquinas pero eso no quita que esté preocupada.

—Es un bonito lugar —musita cuando las puertas se abren y puede ver el recibidor.

Sonrió pero no digo nada.

Tomo su mano de nuevo y la conduzco a través del pasillo de oficinas de presidencia, abro la puerta de mi oficina y le permito entrar primero.

Ella observa todo con curiosidad y después me dirige una mirada.

—Son los mismos colores de tu apartamento. Azul fuerte y blanco —apunta.

—Supongo que es mi estilo.

Le hago una seña para que tome asiento donde guste pero en lugar de eso se dirige a los ventanales que cubren una pared completa de mi oficina y se queda observando la ciudad bajo nosotros.

Enciendo la computadora y rápidamente entro en la web para dar con los estados de cuenta del inspector Ángel Davis. Esto es un trabajo más sencillo de lo que la mayoría de las personas pensaría, sobre todo, cuando cuentas con un programa diseñado exclusivamente para dar con información que debería ser confidencial. Tengo un buen departamento de informática, y un jefe de tecnología, que es realmente un genio.

Anoto el nombre y la cedula de identidad en el buscador.

Et voila.

Los estados de cuentas se abren para mí. Selecciono todos los estados desde el 2010 y mando a imprimir el archivo.

Mientras se imprime todo el documento, me dedico a observar a Gaby que parece perdida en sus pensamientos.

—Hecho —informo cuando la impresora escupe la última hoja.

—Eso fue rápido- —murmura y se acerca al escritorio tomando asiento frente a mí.

—Tengo mis mañas —. Robo las palabras que en algún momento ella utilizo conmigo.

Me levanto de mi puesto detrás del escritorio y me siento en la silla junto a ella. La obligo a levantar su rostro y mirarme directamente a los ojos.

— ¿Qué está mal? —indago cariñosamente.

-Todo. Es solo que...esto cada vez está peor y mi tío no despierta, creo que eso es lo me más me jode. Estoy a punto de enloquecer, Evan. No quiero enloquecer por esto, porque cuando enloqueces pierdes la habilidad de analizar la situación y pasas por alto cosas que en un determinado momento y en mi caso pueden ser de vida o muerte.

Tomo su rostro entre mis manos y sin poder resistirlo la beso como no había podido hacerlo. Dejo mis labios explorar los suyos por lo que se siente como un largo tiempo y le permito a mi lengua saborear cada rincón de ella.

Con Gabriella todo se siente nuevo.

Es emocionante.

Cuando nos empezamos a quedar sin aire me retiro dejando pequeños besos por todo su rostro arrancándole una sonrisa.

—Toda se va a solucionar —susurro manteniendo mi frente contra la suya.

Ella suspira y asiente suavemente alejándose de mí.

—Veamos que conseguiste. —Y así, como si nunca hubiera estado, la Gabriella vulnerable desaparece para dar paso a mi Gabriella.

Los ingresos mensuales del tipo son más o menos los mismos hasta Agosto del 2010, por supuesto que como en todo lo que hemos conseguido, desde ahí las cosas cambian. Todos los meses partiendo de ese momento y durante los últimos 6 años entra una cantidad mucho más alta que lo que él acostumbra ganar como policía.

—Aquí —señala Gabriella a la columna donde se lee el nombre de los remitentes.

Un nombre en particular hace que mi corazón empiece a bombear más sangre de la que necesita mi cerebro.

No me hubiera sorprendido tanto si hubiera sido el nombre de mi padrino el que hubiera estado ahí.

Hubiese dolido menos saber que mi padre estaba detrás de esto, a saber que de nuevo, confié en la persona equivocada.

La sombra del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora