Capítulo 25. El rescate

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Capítulo 25. El rescate

Gabriella POV

Abro los ojos desorientada.

Todo está oscuro. Intento levantar mi mano para apartar el cabello de mi rostro, pero no puedo. Están firmemente atadas a mi espalda. Gruño en frustración.

Quiero gritar. Quiero llorar. Quiero golpear y matar a cada una de las personas que me han arrastrado hasta este momento. Sin embargo, no es el momento para ninguna de esas cosas. Ya tuve mi momento de debilidad y les permitió atraparme a mí y a mi mejor amiga. No puedo flaquear de nuevo porque ambas podemos terminar muertas.

Necesito pensar. No desesperarme.

Siento mis pies engarrotados por estar en la misma posición. Me acuesto en el piso y comienzo a tantearlo intentando encontrar algo que me ayude a soltarme.

Nada.

Sigo buscando tanto como mis manos me lo permiten, hasta que llego a una esquina y siento algo bajo mis palmas. Lo tomo retorciendo mis muñecas para que no se me caiga, no es tan filoso, pero tendrá que servir. Contorsiono mis manos para poder posicionarlo en la cinta de plomo que mantiene atadas mis manos. Mis huesos crujen y se quejan. Estoy segura que voy a conseguir una lesión por esto, pero ahora mismo eso no importa, si me matan, una lesión de muñeca no hará una gran diferencia. Además, necesito encontrar a Isabell. No la he visto desde que nos sacaron de mi carro.

La imagen de Evan se filtra en mi mente sin aviso. Yo se que él nos está buscando. Él no es de los que se sienta y espera. Hablar con él antes, me dio la fuerza que necesito para hacer esto. Sonaba desesperado y lo he llegado a conocer lo suficientemente bien, como para saber lo que está pasando por su cabeza en este momento.

No quiero ni imaginar las reacciones de mi familia. Para este punto, Evan ya debe haberles contado todo lo que descubrimos. Deben estar enloqueciendo.

Sigo pasando el objeto por el borde de la cinta intentando hacerla ceder. Tengo que encontrar a Isabell y tenemos que salir de aquí. Estos estúpidos, enfermos, psicópatas no van a obtener ni un solo centavo si yo puedo obtenerlo.

Corto con más fuerza la cinta hasta que la siento comenzar a ceder. Escuche toda la conversación que el tipo mantuvo con Evan, la cifra que les pidieron y en donde se tienen que encontrar.

Nada de eso va a pasar.

La cinta cede justo en el momento que la puerta se abre. Mantengo mis manos escondidas en mi espalda como si todavía estuvieran atadas. Luz entra en la habitación dejándome ver algo más que la penumbra.

No es la misma persona que ha estado chequeándome. Tampoco es, alguno de los que nos acorralaron y nos trajeron aquí.

Este es más joven.

No había podido reconocer a ninguna de las personas que han estado entrando y saliendo de esta inmunda habitación...hasta ahora.

Lo reconozco, a pesar de que todavía está oscuro. Sería muy difícil no hacerlo. Es como haber regresado en el tiempo y estar viendo a mi abuelo en sus años de juventud.

-Theo Hernández-digo con voz plana, sin dejarle ver lo impresionado que estoy. Una cosa es verlo en fotos, y otra muy distinta, es tener al hombre que acabo con casi toda mi familia frente a mí, y que como bono, sea idéntico a mi abuelo-. ¿O quizás debería llamarte, T.J Davis?

El hombre ríe con voz ronca. Este tipo y yo compartimos sangre.

La sola idea, me hace desear hacerme una transfusión completa en este mismo momento.

La sombra del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora