23. Descubriendo cosas

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Durante lo que quedaba de clases Kamui había estado pensando en lo que Hisoka le había dicho. La conversación le resultaba muy reveladora. Recordaba que Hisoka había dicho "A todos se nos han calentado alguna vez los calzoncillos" y también "¿Crees que nadie ha intentado besarla nunca?" entonces ¿Eso quería decir que el propio Hisoka había intentado besarla? Cuando hablaba con tanta seguridad es porque lo sabía, era difícil imaginarse a Hisoka perdiendo el control por algo

¿Y Akira? También resultaba raro imaginarse a ese quejica con algo de actividad, pero había oído que se había pegado con Hisoka y ayer besó inesperadamente a Yuri, además Hisoka no negó que hubiera salido con Akane... ah, no, eso no podía ser, el recuerdo de que se habían quedado encerrados en el ascensor y la ambigua escena que se imaginaba con Akira abrazándola se iba abriendo paso en su cerebro ¿Qué le molestaba tanto?

Intentó pensar en otra cosa pero ¿por qué besó a Yuri si, según Hisoka, no era un calentón como había dicho? ¿Le gustaba Yuri? Vale, había que tranquilizarse ¿es que no tenía otra cosa que pensar? ¿Solo en ese y las chicas?

Al salir de clase, Yuri y Momoka se empeñaron en acompañarle. Hoy no se quejó, sabía que las había preocupado, ellas habían estado pendientes de él toda la mañana. El las consideraba muy pesadas, siempre dando vueltas a su alrededor, gritándose mutuamente y enganchándose a él, sin embargo hoy las veía de distinta manera, eran solo dos chicas que querían ser sus amigas y se esforzaban por gustarle.

—Yuri —le dijo—. Tengo una curiosidad ¿Cuándo te besó ayer Akira?

Yuri le miró llena de asombro.

—Pues ayer por la tarde.

—¿Y cómo fue el asunto? Quiero decir ¿Sabes por qué lo hizo?

—Pues yo que sé, quizás porque antes estuve con él, ayudándole en una cosa y le pedí que saliese conmigo, creo que le insinué demasiadas cosas, ya sabes como soy, no lo hice con mala intención pero creo que soy demasiado provocativa y claro, debió pensar cosas raras, a lo mejor le provoqué y cuando nos encontramos, pues, no sé, se acordó y... saltó.

—Pero ¿No saliste con él?

—No, me dijo que no ¿Te lo puedes creer? Claro, luego se arrepintió.

—Estaba conmigo —añadió Momoka—. Estábamos viendo tiendas. Paseamos y nos los encontramos, a él, y a los demás, ya sabes, pero solo estaban él y Hisoka.

—Las chicas habían ido al servicio, creo, bueno, ya nos íbamos cuando me agarró y zas... me besó, fue alucinante porque no me lo esperaba y me quedé helada y me dejó sin respiración.

—¡Qué vergüenza! Fíjate que estábamos en una de las terrazas, cerca de la entrada de la exposición esa que han puesto, con gente entrando y saliendo, si vieras que horror, todo el mundo miraba.

—Pero cuando Momoka le dio el puñetazo y se cayó fue lo más.

—¿Le pegaste?

—¿No has visto que tenía el labio partido? Le metí un buen puño, pobrecillo, luego me dio pena.

—¿Os enfadasteis mucho?

—Hombre, enfadarme, enfadarme, no. Me dio más bien coraje ¿Está tonto o qué?

¿No se había enfadado? No claro, no parecía enfadada cuando lo contaba, tampoco cuando hablaba con él, más bien se burlaba bastante.

—¿Tú te enfadaste, Momoka? ¿Por eso le pegaste?

Con sabor a mandarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora