33. El recuerdo olvidado

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Xu-Xu acababa de hacer un pleno a los bolos, muy alegre chocaba las manos con Genki y se acercaba a la mesa que ocupaban a beber un poco, tenía bastante calor, cogió el cartón donde estaba escrita la lista de precios y comenzó a abanicarse.

—¡Menuda paliza nos estás dando!

—Eso es porque no paráis de mirar a las chicas de al lado.

—¿Qué chicas?

—Están bien buenas ¿eh?

Kenshi sonrió con gesto de niño travieso, era ese gesto de Kenshi una de las cosas que más le gustaban, cada vez que veía poner esa sonrisilla de niño malo era capaz de conseguir lo que quisiese de ella, no podía resistirse.

Kenshi y Xu-Xu eran muy amigos, se podía decir que eran casi más que amigos. Existía una gran complicidad entre ellos, era un amistad única, de ellos, tenían muchos más amigos pero entre ellos era otra cosa. Todo el mundo daba por hecho que Kenshi y Xu-Xu terminarían juntos, todo el mundo suponía que Xu-Xu era de Kenshi y Kenshi de Xu-Xu, ellos siempre se reían de aquella ocurrencia, eran solo amigos, buenos amigos y punto pero es que todo el mundo sabía que aquella no era una amistad común y corriente, era como una regla no escrita entre el resto de sus conocidos, terminarían siendo novios, nadie dudaba de ese hecho y como a pareja solían tratarlos, si le proponían algo a Xu-Xu siempre contaban antes con Kenshi y al revés y ellos lejos de molestarse se divertían mucho con esa confusión.

Pero no, solo eran amigos, muy amigos y nada más. A Kenshi le gustaba mucho estar con Xu-Xu y siempre que podía buscaba su compañía, era una chica alegre, simpática y activa, su conversación era agradable, compartía con ella muchos momentos, momentos simples, sin mucha complicación, y de vez en cuando charlas de amigos, hablaban de todo, de sus familias, de chicas y de chicos, tenían confianza el uno con el otro, le gustaba estar con ella y no solo por su físico, que también le agradaba bastante, era porque era como su alma gemela, su amiga.

A Xu-Xu le gustaba estar con Kenshi, se sentía muy a gusto a su lado. En realidad Xu-Xu era una chica amigable que simpatizaba con todo el mundo, pero Kenshi era algo especial para ella, era como un perrillo fiel y cariñoso que sabía que nunca le iba a fallar y que siempre estaba allí cuando le necesitaba, además le gustaban sus ojos pícaros, su sonrisa de travieso y esa aptitud de niño malo que de vez en cuando tomaba, todo el mundo sabía que a Xu-Xu le gustaba Kenshi, aunque se empeñara en negarlo.

—Xu-Xu, tengo entradas para el zoo ¿te parece que vayamos mañana?

—¡Estupendo! ¿Quién más va a ir?

—Solo tengo dos entradas.

—¡Pues que se las paguen ellos! ¡Que rabia! Sumire no puede ir aún tiene las vendas ¿Llamamos a Hisoka?

—No, mañana es el cumpleaños de uno de sus hermanos, no va a poder. Tampoco Himeko, creo que tiene que acompañar a su hermana a ese cumpleaños.

—¿Y Nowaki y Genki?

—¿Se lo preguntamos?

Cualquiera podía haber pensado que no hacía falta invitar a más, pero ellos eran así, les gustaba compartir todo con sus amigos.

...

El hermano de Akane terminaba de comerse la hamburguesa que le habían prometido mientras jugaba con su muñeco y miraba a Kyojin con algo de descaro.

—¿Es tu novio? —preguntó.

—No, es solo un amigo, mío y de Akane.

—¿Te gusta Ryuko?

Con sabor a mandarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora