Inari, apoyado en una de las paredes del barracón, miraba absorto hacia el frente sin ver nada inmerso como estaba en sus pensamientos.
—Ejem —Carraspeó a su lado Nanao—. ¿Que pasa Inari? —gritó ahora sin mucha sutileza.
—¡Ah! Nanao... ¿que tal la chica lesionada?
—Xu-Xu., es Xu-Xu, ya deberías conocer a tus alumnos.
—No si yo es que...
—Tenía la clavícula descolocada ¿No has oído el grito que ha dado cuando se la han colocado?
—Pues la verdad, no, pero tiene que haberle dolido bastante.
—Pues sí, es muy doloroso — Callaron durante unos segundos a Nanao le resultaron incómodos — ¿Por qué estamos hablando de tonterías? Parecemos... no sé lo que parecemos, desconocidos hablando de cosas que no nos importan.
—Lo siento Nanao, es que estoy un poco distraído.
—¿Un poco? ¡Podía haberme paseado desnuda por delante de ti y no te habrías dado cuenta!
Inari sonrió amablemente ante la afirmación de la profesora.
—En serio Inari ¿te pasa algo? Estás como muy distraído.
—No, es solo que a veces me planteo dudas sobre la enseñanza y sobre lo que es ético o no.
—¡Que tonto eres! —Nanao le dio una palmada en el hombro—. Esas cosas no se piensan ¿Que ha sucedido? ¿Problemas con los alumnos?
—No, no es eso.
—¿Por qué no quedamos un día de estos y hablamos sobre lo que sea? ¿Eh? ¡Venga! Tomaremos unas copas y nos reiremos un poco.
Inari miró a los ojos de Nanao, quizás era eso lo que necesitaba, salir con una mujer más cercana a su edad, tener una charla de amigos, distraerse, tal vez eso le ayudaría a centrarse, a volver a su vida porque llevaba unos días en los que tenía la sensación de no controlar nada. No podía dejar que una de sus alumnas le estuviese poniendo el mundo del revés, aquella era una situación absurda e incoherente, él era un profesor, le gustaba enseñar, no iba a dejar que su carrera se arruinase y menos aún estropear la amistad con la familia Kudo.
—Me parece buena idea, Nanao.
—¡Genial! No lo olvides, tenemos una cita.
Nanao se giró para alejarse e Inari sonrió de nuevo, sonrisa que se borró inmediatamente de sus labios cuando vio unos ojos mirándole fijamente, unos ojos pertenecientes a una de sus alumnas.
—¡Hola, Jisei! —saludó Nanao al pasar por su lado.
—Hola, sensei.
Inari se sentía incómodo, Jisei había visto la escena y seguramente había oído lo de la cita ¿y por qué él se sentía como si estuviese haciendo algo malo? ¿Cómo si tuviese que justificarse? Jisei se acercó a él lentamente.
—¿Cómo está Karura? —preguntó tratando de actuar con normalidad.
—Mejor, le han dado una pastilla y parece que no hace falta que vaya al hospital, porque al principio decían que había que ir al hospital...
—Bien... mejor ¿no?
—Bueno, yo es que quería saber si podías llevarme al hospital donde han llevado a Sumire.
—¿Y eso?
—Es que estará sola y asustada, seguro y somos amigas y yo...
—Venga, vamos.
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Con sabor a mandarina
Teen FictionDesde hace un año Akira y Akane no paran de discutir. Eran muy buenos amigos, se notaba que se gustaban y de repente comenzaron esas malditas discusiones sin sentido. Akane es terca y cabezota, no quiere creer en el amor, por eso, cuando medio en br...