37. No conozco mas historia que tú y yo

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Como era habitual en él, Hisoka se acercó en sigilo al asiento de Akane, de improviso y pegando casi su cara a la de la chica, le encantaba sobresaltar a todo el mundo.

—¡Hisoka! —gritó—. ¡Algún día me dará un infarto y será culpa tuya!

—¿Te encuentras mejor? —habló como siempre también con voz baja y arrastrada.

—Si, ya se me ha pasado la tontería que tenía ayer, era cansancio.

—Si me necesitas ya sabes donde estoy —sonrió el chico.

—Hisoka siempre al rescate ¿eh?

—Oye ¿Ryuko hoy no viene a clase?

—Ah, sí, sí, calla, que no te lo hemos dicho ¡Que está saliendo con Kyojin!

—¿No me digas?

—Sí, ayer se declararon. Han quedado para venir juntitos y todo y como era el primer día nosotras hemos decidido dejarles solitos.

—Vaya, impresionante.

Jisei miraba con ojos incrédulos a Sumire.

—¿Qué hiciste qué a Akira?

—Le curioseé el ordenador.

—¿Te das cuenta de que eso es violar la intimidad de una persona?

—Sí, me doy cuenta, pero no lo pude evitar, descifré su clave y...

—¿Qué tenía una clave y todo?

—¿Y la descifraste? —preguntó Xu-Xu a su lado.

—Fue fácil ¿queréis saber cuál era?

—¡No! —exclamó tajante Jisei—. Sumire ¡esas cosas no se hacen! Malo es cotillear sus papeles, pero sus cosas privadas.... ¡por dios!

—¿Y que tenía? —la ignoró Xu-Xu.

—¡Xu-Xu, por favor!

—¿Tenía fotos guarras?

—No le miré las fotos, más que nada porque me centré en una carpeta que se llamaba "cartas que nunca entregué"

—¡Oh! ¡Qué título tan poético!

—Sí, Xu-Xu, tu sigue y dale bola.

—¿A que suena bonito? ¡Tenía unas cosas! Bueh, no pude ver mucho pero imprimí una hoja.

—¡Sumire por dios! ¡Eres una delincuente!

—Tú solo lee —Entregó la hoja doblada a Jisei.

—¡No! No quiero y tú tampoco deberías haberlo leído, son cosas íntimas de un amigo.

—Trae aquí —Xu-Xu se la arrebató bruscamente.

—¡Xu-Xu, eso es como robarle!

Xu-Xu haciendo caso omiso a Jisei echó un vistazo.

—Desde luego no tenéis vergüenza ¿os gustaría que os cotillearan vuestras cosas personales?

—Por favor... —habló emocionada Xu-Xu—, que... no tengo palabras, no puedo imaginar algo así...

—Seguro que exageras un montón para llamar mi atención pero no, no voy a caer en vuestras trampas, delincuentes.

—Pero bueno —continuo Xu-Xu—, Ya está hecho ¡qué le vamos a hacer! ¿no?

—¡Trae para acá! Esto no lo va a leer nadie más —dijo arrancando el papel de las manos de Xu-Xu—. Capaces seríais de enseñárselo a los demás.

Con sabor a mandarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora