40. Ensayos con polémica

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Akira se había pasado la tarde del miércoles viendo partidos de futbol junto a Kamui y era algo realmente molesto. No podía decirse que la relación entre ambos fuera muy buena, nunca había sido ni buena ni mala, Kamui era compañero de curso de Akira, esa era toda su relación, a pesar de que los dos eran muy amigos de Nowaki entre ellos nunca había habido compañerismo ni camaradería y ahora estaba cooperando con aquel chico que, debido a nuevas circunstancias, le parecía aún más orgulloso y prepotente que nunca.

Escuchaba sus palabras explicándole las jugadas y prestaba toda su atención, que no le cayera bien no quería decir que no estuviese dispuesto a ayudar al equipo a vencer, no lo hacia por él, eso estaba claro, que tuviera un triunfo más como capitán de equipo no le interesaba lo más mínimo, lo hacía por sus compañeros, porque confiaban en él y por Akane porque ahora había organizado todo ese jaleo de las animadoras y quería... ¿Qué quería? Pues verla satisfecha al pensar que su iniciativa había ayudado a aquellos chicos, o quizás quería participar en lo mismo que ella estaba participando.

Estaban en su casa, de vez en cuando su hermana pasaba y les observaba, luego se iba haciendo extraños ruiditos, Akira suponía que era la curiosidad y la emoción de que el famoso y popular Kaguya estuviese en su casa.

—Un descanso —dijo Akira parando uno de los videos y recostándose en el sofá—. Esta noche soñaré con pelotas y tíos en pantalón corto.

—¿Crees que podrás hacer una estrategia con tampoco tiempo?

—Si, no hay problema. Mañana iré con vosotros al entrenamiento.

—¿Estás seguro?

—Solo me queda veros "en directo". Esos dos, Yutaka y Ukyo, son bastante buenos ¿no?

—Pero muy pendencieros, como ves, casi siempre nos amonestan o los expulsan.

—Pendencieros, no sabía que todavía se usaba esa palabra.

—¿Vas a burlarte de mi? No estoy aquí para que te burles de mí.

—Lo siento, lo siento, no quería burlarme de ti, era solo un comentario. Bueno, pues habrá que mantener ocupados a esos dos con algo.

—Perdona, Aki —interrumpió Chiharu—. Creo que esto se lo dejó Akane el otro día—. Le mostró una bolsa con los pocos bombones y chocolatinas que Kamui le había comprado a Akane.

—Sí, son suyas, es extraño que se las dejara. Trae, mañana se las llevaré ¿No tienes nada que hacer?

—Está bien ya me voy, asqueroso.

Kamui observaba la bolsa de chocolatinas, Akira se dio cuenta y también de una pequeña sonrisilla que enmarcaba sus labios.

—Me dijo que se la habías comprado tú.

—Sabía que le gustaban, lo que no sabía es...

—¿El efecto que tienen en ella?

—Más bien su forma de comer.

Akira sonrió con verdadera malicia.

—Eres algo pervertido ¿eh?

—¿Qué te hace suponer eso?

—Tú cara al recordarlo. No te angusties, no eres el primero que ha pensado si todo lo que come lo saborea igual.

—¿No estás siendo muy grosero?

—¿Grosero? Buena palabra. No, grosero sería si dijera lo...

—Mejor cállate tus opiniones.

Con sabor a mandarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora