Amor de hermanas

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Amor de hermanas

Corría el año 2000, y todo el hospital estaba revolucionado por la inminente llegada de la tan esperada hija de la infanta. Mentiría si negara que ese asuntillo pusiera de los nervios a esta modesta familia. Tenían a todo el hospital a su servicio. Afortunadamente, el glorioso día para la humilde familia llego antes que el esperado evento real. El 15 de mayo del 2000, un pequeño ser se dio a conocer al mundo exterior. Asustada y dolorida por el cachete anteriormente propinado por el doctor, lanzo el que fue su primer grito con toda la potencia que le permitían sus pequeños y recién estrenados pulmones. Junto a esos decibelios, había un mensaje que nunca lograremos descifrar. ¿Se quejaba del aparentemente inmerecido cachete del doctor? ¿Nos saludaba como buenamente podía? ¿O simplemente pretendía dejar claro que estaba ahí, que por fin había nacido? Ciertamente, jamás hallaremos una respuesta clara a tan abstracta pregunta. Todos se quedaron estupefactos tras la abrumadora presencia del bebe. Un ser pequeñito y frágil, que acaparaba toda la atención con su natural belleza y encanto. Al principio, pocos pensaron que seria una chica alegre y risueña, ya que apenas sonreía. Paso por los brazos de su madre, de su padre y de su abuela. Pero sin tan siquiera un ápice de sonrisa en sus labios. Hasta que se vio en brazos de su hermana. Al principio, ella estaba rígida, con miedo de hacer daño a la pequeña, y un tanto recelosa. Apenas conocía a esa pequeña criatura y ya la amaba con todas sus fuerzas, pero... ¿Significaba eso que debería compartir a sus padres? Sin embargo, cuando vio a ese pequeño ángel caído del cielo entre sus brazos, se le fueron todos esos sentimientos negativos. Ese recelo y ese miedo desaparecieron, dando paso a un cariño que iría en aumento con el paso de los años. La miro. Le sonrío. Y le susurro unas tiernas palabras que no alcanzo a recordar. Y entonces, en ese instante, la pequeña sonrío. Una sonrisa que llenaría de amor y orgullo el corazón de todos los presentes. En ese momento, la niña fue consciente de que tenía entre sus brazos a una pequeña bendición que le despertaba un sentimiento de amor y protección que nunca antes había sentido. Un sentimiento, que iría a más con el paso del tiempo.

Relatos de un pobre pianistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora