Despedida

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Si estás leyendo esto, es que estoy muerto. Si no lo estoy, ya puedes ir dejando la carta donde estaba y correr... a no ser que el muerto quieras ser tú.

Y tú te preguntarás: ¿Muerto por qué? Pues no lo sé. Puede que me maten, o que me suicide. Quizás sufro un accidente o una sobredosis. No estoy seguro del todo, la verdad. Tú sí, porque ya he muerto, pero yo, ahora mismo, mientras escribo esto, no sé como puedo morir. En fin, una vez muerto supongo que todo sabremos la causa.
Supongo que pensarás que soy un estúpido por sentarme a escribir esto. Pues la verdad es que puede que lo sea. Pero resulta que, como ya he muerto, no puede importarme lo más mínimo lo que pienses de mí.
Si me he puesto a escribir esto, no es para que pases un buen rato sin mí, que seguro que sabes o sabrás hacerlo, sino para despedirme. No sé cuando me llevará la muerte, pero no quiero que eso suceda sin haberme despedido antes.
Querida familia, muchas gracias por todo. Sé que hemos tenido nuestros más y nuestros menos, pero siempre que os he necesitado habéis estado ahí. Suegrecita mía, ahora que he muerto y no me puedes matar, te diré que aquél gato de porcelana que nos regalaste en nuestra boda es, además de barato y cutre, horrible.
Colegas, a vosotros os diré que lo siento. Siento aquellas tardes que no pude quedar con vosotros para pasarla con Eleonor o con Dafne. Sé que algún día me entenderéis, así que no me preocupo. Quiero que sepáis que esas tardes con vosotros, jugando al FIFA, comiendo guarrerias y con las birras, han sido épicas. Sobretodo mis frecuentes victorias. De verdad, que bien se me da. O daba, depende como lo miremos.
Compañeros de trabajo, debo agradeceros las veces que me habéis ayudado. No sé que habría sido de mí sin vosotros ni vuestros consejos. Bueno, siempre ha habido alguien que ha intentado hundirme, pero gracias a la mayoría, no le salió bien. Ah, puestos a sincerarnos, he de deciros que odio ese cuadro que me regalasteis por mi cumpleaños. Un bonito detalle, pero... ¿De verdad era necesario que fuera tan feo? Eso parecía la marca blanca de Ágata Ruiz de la Prada...
Adorada jefa de planta, mil gracias por todo. Sin tu ayuda, no sé que habría sido de mí. Gracias a ti he conseguido seguir en plantilla, y sacar para delante a una mujer y una hija. Por muy difícil que el jefe de sección lo pusiera todo, tú siempre aparecías para suavizarlo todo. Maldito cabrón. Podría dimitir, no estaría nada mal. Que narices, decidle que mi última voluntad ha sido que se tire por un puente, a ver si cuela (de nada, amados compañeros).
A mi amada Eleonor... a ti no tengo más que recordarte lo mucho que te amo. No sé donde estaré ahora mismo, mientras lees estas líneas, pero lo que sí que sé, es que nunca voy a dejar de amarte. No hay nada más bonito que despertarme junto a ti. Desde el primer día que te vi, supe que serías una persona muy importante en mi vida. Y ya ves, no me equivocaba. Pese a que siempre me ha parecido una crueldad que me obligases a tener en el salón el horrible gato que nos regaló tu madre, nunca he dejado de sentir esto por ti, y nunca me cansaré de repetírtelo: Te amo.
Y por último, pero no menos importante, me tengo que despedir de mi pequeña Dafne. Mi amor, quiero que sepas que nunca, jamás, he dejado de quererte. Sé que muchas veces dudarás de ello. Discutiremos, y pensarás que soy el ser más cruel del mundo, pero lo hago por tu bien. Pese a todo el tiempo que pase, jamás dejarás de ser mi princesa. Esa niña pequeña que se alegraba cada noche al verme entrar por la puerta... Mi pequeño ángel. Si salgo de esta, prometo llevarte al parque cada día, hasta que te canses. Cuando te canses y quieras salir sin mí, me preocuparé. Pero, en realidad, estaré tranquilo, porque te habré enseñado todo lo que necesitarás saber. Te habré enseñado a decidir por ti misma, a rechazar aquello que no te convenga, y a decir no a los chicos. Bueno, creo que eso último será difícil, pero lo intentaré. Puede que no sea el mejor padre del mundo, pero quiero que sepas que haré todo lo que esté en mi mano. Hay muchas cosas de esta vida que no entiendo. El porqué hablo en futuro, si esto lo leerás cuando todo haya pasado ya. No sé, supongo que quiero que sepas todo lo que quiero hacer contigo. O quería, teniendo en cuenta que en tu ahora estoy muerto. No me pidas que te lo explique, no puedo. Quizás es que debo morir antes de realizar todo eso. O quizás es que intuyo que vas a registrar curiosa mis cajones y lo vas a encontrar. Misterios de mi subconsciente que jamás llegarán a ser resueltos, supongo.
A todos los nombrados, y a todos aquellos que me aprecien y que no están ahí arriba, quiero deciros que no os preocupéis más por mí. No sé que motivos han hecho que muera, pero seguro que no la leucemia. Sé que los médicos me dan poco tiempo de vida pero, en fin, los médicos también se equivocan. He luchado mucho por todo lo que tengo, y no voy a consentir que una cosa tan tonta como un cáncer lo tire todo por tierra. Hay mucha gente que supera cánceres, y yo no voy a ser menos. No voy a dejar que la leucemia me arrebate tantos buenos momentos que me quedan por vivir, ni tantas partidas por ganar... En fin, ya estoy muerto, así que comprobadlo. No ha sido la leucemia, seguro.
¡Ah, una cosa más! Ya que muero, podríais ponerme alguno de estos dos epitafios:
-"Perdone que no me levante"
-"Game over"
-"Perdonad si no os atiendo, es que estoy en el baño"
Muchas gracias por todo. Y perdonad esta carta tan extraña. Supongo que eso de que en teoría me queden dos meses de vida me ha vuelto un moñas. En fin, supongo que de nada. Seguro que estáis llorando de la emoción. Si es que cuando me pongo tierno, no hay quien se me resista. Me pongo de un profundo, que da gusto leerme.
Con cariño,
Ciro.

Relatos de un pobre pianistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora