Capítulo IV.

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Pov. Minseok.

Estoy atontado, su lengua choca contra mis labios y cierro los ojos antes de darle acceso a mi cavidad, no sé qué hago pero se siente tan bien que no quiero apartarme de su lado, sus brazos abrazan mi cintura y como acto reflejo llevo mis brazos alrededor de su cuello, el sabor de su saliva me embriaga el alma, sus labios se sienten tan familiares pero no me explico el por qué.

Siento sus manos recorrer mi cuerpo hasta llegar a mi trasero, Luhan me acerca a su cuerpo que quema como el fuego, quiero más, quiero entregarme a...

"Te pareces aquella mujer que murió bajo ese árbol."

De pronto siento mi cuerpo tensarse y enfriarse como un Iceberg, frunzo el ceño al recordar sus palabras hasta que con gran fuerza aparto su cuerpo del mío.

Nuestras respiraciones están agitadas y nuestros labios están rojos, mi corazón palpita rápidamente pero hay muchas preguntas sin respuesta que quiero hacer.

Necesito saber por qué la mencionó, que tiene que ver aquella mujer con todo esto.- ¿La conociste?- es obvio, pero de alguna forma tengo que iniciar con esta conversación.

Sus dedos peinan su cabello hacia atrás antes de mirarme fijamente pero sin acercarse.- Sí.

-¿Por qué la mencionaste?- su simple respuesta me descolocó un poco, esperaba que fuera más explicativo con aquello.

-¿Cuántos años tienes?- lo miro serio porque está tratando de cambiar el tema.

-Eso no importa ahora, solo quiero saber por qué la mencionaste.- mi miedo inicial ha desaparecido completamente.

-Si respondes a mi pregunta, yo responderé a la tuya.- a pasos lentos se acerca a mí pero a medida que él se acerca tontamente retrocedo hasta chocar contra la cama.

Está muy cerca, trago duro porque en esta situación debería de gritarle o maldecirlo pero no puedo, mis padres me han educado de una manera tan tradicional, que si digo alguna grosería mi cuerpo siente la necesidad de ir a un confesionario, de lo contrario no puedo dormir con la tremenda culpa.-T-tengo Veintidós.- sonríe para luego alejarse dándome la espalda.

-Tienen la misma edad.- una vez más frunzo el ceño confundido y atormentado por tanto misterio.

-Tienes que responder a mi pregunta.

-¿Te han dicho que eres muy curioso?- abro lo más que puedo mis ojos porque este hombre no para de tomarme el pelo.

-Sí, me lo han dicho.- pongo una mano sobre su hombro como llamándolo para que me mire.- Dijiste que confíe en ti, pero no puedo hacerlo porque no respondes a mi pregunta.

-Está bien, pero antes respóndeme algo.- lo miro rendido porque el padre Benito siempre nos ha dicho que debemos ser pacientes.

-De acuerdo.

-¿De dónde sacaste la libreta que le diste a Yixing?- alzo las cejas porque no esperaba que su segunda pregunta fuera tan irrelevante como la primera.

- Mi madre me la dio en mi cumpleaños número dieciocho.- vi como lentamente se cruzó de brazos.

-¿De pronto, sabes de dónde la sacó tu madre?- lo pienso un poco pero de inmediato niego con la cabeza.

-No, ¿Por qué?- tengo curiosidad sobre esto.

-Nada.- una vez más es cortante con su respuesta y me sonríe.

-¿Ahora sí me dirás?

-¿Qué cosa?- siento como una vena de la rabia se hace visible en mi frente, estoy a punto de perder los pap... "Y que el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo." Recuerdo las palabras del padre Benito, cierro los ojos y respiro profundo.

De Tu Sangre Tomaré, El Alma Que Robaste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora