Renacer: Porque vivirlo contigo vale la pena (Kaisoo)

Capítulo 6

Los abuelos decidieron no volver a tocar el tema. A pesar de las insistencias de los chicos, se les negaba cualquier respuesta y se les mandaba a hacer sus tareas normales. Finalmente, después de algunos días concluyeron que los abuelos se habían dado por vencidos o la idea ya no les pareció tal buena. Los dos muchachos se quedaron afectados por la propuesta y, entre el trabajo, el estrés de la situación y los abuelos cargándoles de tarea, se dieron cuenta que casi no tenían tiempo o ánimo para verse a solas. 

Kyungsoo se volvió bastante distante, siempre pensativo y ensimismado, como si estuviera lleno de preocupaciones. Jongin, que lo extrañaba con locura, compensó su soledad trabajando de sol a sol. Pero era débil y quería desesperadamente su atención, su cariño y muchas cosas, entre las que se encontraban sus labios. Aún así, comprendió que no era el momento para exigir muestras de cariño, incluyendo el gran peligro al que se exponían si llegaban a ser descubiertos. Fueron días muy tristes y oscuros para todos. 

* * *

Kyungsoo regresaba del granero, después de alimentar a varios de los animales cuando la camioneta entró y era el abuelo quien estaba al volante. Eso le sorprendió bastante, porque generalmente era Jongin quien se encargaba de las entregas. Cuando se acercó, notó un cambio sustancial en la camioneta: estaba cargada de cosas y había sido modificada para poder tapar toda la parte de atrás, como una tienda de campaña. Su corazón dio un brinco con una mala corazonada. 

–Abuelo, ¿qué le pasó a la camioneta?– quiso saber, acercándose con prisa. 

–Es un encargo que Nini y tú van a hacer por nosotros– respondió el hombre como si nada, con una gran sonrisa. 

–Abuelo no, por favor– rogó Kyungsoo entendiendo lo que pasaba y tuvo que tragarse sus lágrimas cuando se dio cuenta que no iba a ser escuchado. 

–Es algo que deben hacer– dijo su abuelo con firmeza. –Por favor, no armemos una escena. He hablado ya con Jongin. Sinceramente pensé que sería más difícil convencerte a ti que a él, pero ustedes dos son un par de huesos duros de roer. 

–¿Es que acaso no pueden entender nuestra situación? Nos están pidiendo que los abandonemos en el momento más difícil y más duro, cuando ustedes nos acogieron justo cuando estábamos más solos en el mundo. ¿Cómo se supone que vamos a irnos? ¿Cómo pueden pedirme a mí algo como esto?– se lamentó Kyungsoo. 

–Kyungsoo, eres a quien más amamos en el mundo. No vas a irte simplemente, abandonándonos. Tienes que entender que nosotros no podemos acompañarlos, nos beneficia más quedarnos, querido nieto mío. Ustedes no tienen otra alternativa. Agradezco que en un momento como este, Nini haya estado aquí. Él te salvará y tú a él. Podrán empezar una nueva vida. 

El hombre lo dejó solo en el patio y entró a la casa. A Kyungsoo le costó un poco dejar de sollozar antes de entrar. En la casa, parecía como si nada especial estuviera pasando. Preparaban las cosas como una de las tantas entregas que habían hecho antes los muchachos. Tenían la lista y las direcciones de los clientes. Pero esta vez, sus cosas estaban incluidas y el suficiente dinero para sobrevivir por una larga temporada. Kyungsoo no podía creer lo que pasaba y buscó apoyo en Jongin, pero su expresión era indescifrable, aunque un tanto enojado. 

Los cuatro integrantes de la familia se reunieron en la sala, sin saber que era la última vez que iban a estar juntos. Kyungsoo se aferró a su abuela intentando no llorar, rogándole que no le envíe lejos, pero le fue imposible. Temió lastimarla por la fuerza con la que le abrazaba, pero no pudo evitarlo. Sólo quería sentirse protegido, evocando todos los hermosos momentos que había experimentado desde la primera vez que ella se acercó para acariciarle el rostro con cariño, diciéndole que ella lo cuidaría y que todo estaría bien. Deseaba dejar en ese abrazo un agradecimiento por cada sonrisa, por cada caricia, por cada premio, por cada palabra de aliento a esa mujer que se había robado su corazón con galletas y besos.