Capítulo 30

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Jongin se recostó un momento. Había estado trabajando toda la mañana y todos coincidieron que merecía un descanso de por lo menos unos cinco minutos antes de comer. No se metió a su nueva habitación, porque levantarse de esas mantas calientes sería una tarea difícil, así que se limitó a mirar a los alrededores y descubrió el improvisado y reconstruido sofá que encontraron por ahí y reciclaron. No era precisamente cómodo y estaba hecho de retazos, pero era mejor que que quedarse en el suelo.

En cuánto se acomodó, Jongin empezó a pensar mucho sobre su situación. La casa, que en un inicio fue un simple refugio, estaba ya parcialmente reconstruida y era habitable. Si bien les faltaban servicios básicos como luz agua o sanitarios, no se comparaba con ser un nómada en una camioneta sin rumbo. Tener un lugar fijo parecía suficiente, y no eran los únicos. Mucha gente estaba haciendo lo mismo que ellos y el lugar empezaba a tener aspecto de un poblado pequeño. 

La gente empezó a organizarse y a formar grupos para sentirse seguro. Como los cuatro chicos eran los que más tiempo estaban ahí, y eran los más hábiles para adaptar y reconstruir las casas, terminaron por ayudar a los recién llegados a acomodarse y mejorar sus refugios. Y Jongin no sólo lo hace por buena voluntad, que tiene mucha, o para ayudar a quienes lo habían perdido todo y huían de los abusos de los militares. Pero, detrás de todo eso, Jongin se estaba comportando como un líder por Kyungsoo, así no quisiera admitirlo. Su objetivo era que la gente les tuviera agradecimiento, les necesitara y les respetara. De esa forma, podrían protegerse entre todos. Los militares no iba a irse en contra de un grupo bien organizado de personas, por muy armados que estuvieran. Al menos, lo pensarían dos veces. 

Otra gran ventaja de la repoblación era no tener que viajar mucho para conseguir productos de primera necesidad. Las personas traían, vendían o intercambiaban objetos, comida y artículos. Con el tiempo, seguramente se abriría algún tipo de tienda o bazar conforme pasara el tiempo. Jongin se dio el trabajo de conocer e identificar a todos los grupos que empezaron a rodearlos. En su mayoría, eran personas que no querían llamar demasiado la atención y deseaban un lugar donde vivir en paz. 

Jongin escuchó la risa exagerada de Chanyeol y algunas quejas de Baekhyun. Pensó en cómo se volvieron una familia. Kyungsoo y Baekhyun se encargaban del huerto que habían hecho para su propio consumo y para vender o intercambiar por otros productos. Chanyeol y Jongin que eran más grandes y resistentes, hacían varios trabajos en la casa, que parecían interminables y como ya tenían vecinos, también intercambian su trabajo generalmente por comida o cosas que les pueden ser útiles. Jongin estaba muy orgulloso de cómo se ganaban la vida.

De todas formas, preferían ser muy reservados y a pesar de que conocían a las personas alrededor, nadie sabía de su tipo de relación. Puertas afuera, ellos eran hermanos y primos, vivían ahí porque eran los únicos sobrevivientes de su familia. Habían contado esa historia más que nada para que si los militares quieren averiguar algo, todo coincida con lo que ya habían dicho.

–Jongin, es hora de comer– le avisó Kyungsoo y de un sólo salto, el chico se puso de pie y se acercó a la mesa que habían reciclado y arreglado. Antes de sentarse en el piso como los demás, se puso de rodillas y tomó el rostro de su novio para darle un suave beso en los labios. Kyungsoo se puso exageradamente rojo.

–¿Y eso?– preguntó Baekhyun con una cara burlona.

–Quería agradecerle por su duro trabajo en la cocina. Si no fuera bueno en esto, tal vez ya hubiéramos muerto de intoxicación o hambre.

–¡Yo también ayudo con la cocina!– se quejó Baekhyun.

–¡Yo también se cocinar!– intervinó ofendido Chanyeol.

–Sí, pero a mí a ustedes no me dan ganas de besarles para nada.

Y así empezó todo un escándalo en la mesa. Kyungsoo a pesar de estar avergonzado por el gesto, estaba igualmente agradecido por las palabras de Jongin. Cuando era niño, vivía sólo con su niñera y a penas si veía a sus padres, luego con los abuelos la casa también era relativamente tranquila, hasta que llegó Jongin. Ese chico tenía la increíble habilidad de que su silenciosa vida estaba llena de ruido y de risas, algo que siempre quiso. Tenían una casa con tres personas que eran especialistas en hacer un escándalo de todo y eso, en vez de molestarle, le encantaba.

Renacer: Porque vivirlo contigo vale la pena (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora