Capítulo 26

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–¿Quieres regresar? Seguro los chicos están esperando por nosotros Jongin, no es tan importante– insistía Kyungsoo, pero su novio lo arrastraba de vuelta.

–Olvidaste algunas cosas que compraste. Sé que no es mucho, pero esos pequeños detalles son importantes para nosotros ahora

–Pero– Kyungsoo miró par ambos lados y empezó a susurrar. –Hay demasiados militares por aquí. En serio quiero regresar a casa, no es seguro.

–Sólo tomaremos nuestras cosas y nos iremos, ¿está bien?

En el camino de regreso, Kyungsoo se dio cuenta que había dejado parte de las compras que habían hecho en el lugar donde las habían escondido. Jongin insistió mucho en regresar por ellas, ya que jamás pensó que algo malo pasaría por hacer eso. Pero su pareja quería ir a casa por la cantidad exagerada de militares que se veía en el pueblo al que habían ido. Cuando fueron por las cosas que dejaron atrás, un grupo de uniformados los llamaron.

–¡YA! ¡Ustedes dos! ¿Qué llevan ahí?– gritó uno de los tipos y Kyungsoo se puso increíblemente tenso apretando el brazo de su novio, Jongin le dijo que dejara que revisaran y tomaran lo que ellos quisieran. Y efectivamente lo hicieron, tomaron lo que les gustó y no dudaron en empujar y maltratar a los chicos, especialmente con duras y groseras palabras.

Cuando la pareja pensó que finalmente podían irse, un oficial de mayor rango que los que les había atrapado apareció y los hizo detenerse. A Jongin no le gustó para nada la forma en la que miró a su novio y luego se mordió el labio.

–Nombres– exigió saber el recién llegado y los miró con suficiencia, para luego dirigirles una terrible mirada a los otros soldados.

–Do Jongin y Do Kyungsoo– respondió el menor  de los dos con seguridad, acercándose lo más posible a su novio.

–¿Hermanos?– preguntó sin mucha cortesía el uniformado y sonríe cuando ambos hacen un gesto de afirmación. –¿Documentos?

–Perdidos todos en el incendio– argumentó enseguida Jongin y su novio confirmó sus palabras sin dudarlo.

–Bueno, deberían registrarse nuevamente en cuanto se abran las nuevas oficinas. ¿Nacieron y vivieron aquí toda la vida?

–Si– la respuesta fue inmediata de parte de los chicos.

–¿Tienen quién lo confirme?

–Tenemos dos primos viviendo aquí con nosotros. Ellos pueden confirmarlo– informó Jongin con seriedad. 

–Suficiente– le  interrumpió el alto oficial. Pueden irse. No llamen mucho la atención y dedíquense a sus asuntos.

–Sí– Jongin tomó la muñeca de Kyungsoo y prácticamente lo arrastró con las pocas cosas que habían logrado conservar. Por suerte para ellos, la gasolina que compraron la habían dejado mucho más cerca de casa, escondida.

El militar observó al pequeño y blanco muchacho de ojos grandes ser arrastrado por su hermano. Era físicamente agradable y también se lo veía sumiso, muy sumiso. El hombre lo pensó un momento y llamó a uno de los soldados que habían atrapado y robado a los jóvenes.

–Solado, ven aquí– ordenó en tono enérgico. –Sigue a ese par, averigua dónde viven, no dejes que te vean y sobretodo no los golpeen. Lleva a un par de hombres de confianza y me informas luego.

–Sí, señor.

* * *

–Quiero que me escuches– susurró el menor de los dos. –Nos están siguiendo, Kyungsoo. Lo más probable es que quieran robarnos, así que iremos a otra de las casas abandonadas donde dejamos a Gijeok y fingiremos vivir ahí. Cuando vean que vivimos en escombros y se vayan, tomaremos en combustible, a nuestro perro y nos iremos, ¿entendido?

Renacer: Porque vivirlo contigo vale la pena (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora