Capítulo 25

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¿Cuánto tiempo había pasado desde que habían llegado a establecerse en ese lugar? Ante la ausencia de calendarios, de radio, de televisión y sumando todas las preocupaciones, las malas noches y cualquier forma o interés de contabilizar, los chicos no podían hacer más que cálculos acerca de los días y meses que seguían pasando. En todo ese tiempo, los lazos de amistad se habían unificado y la confianza entre los cuatro era cada vez más grande y la casa abandonada se convirtió en un hogar. No podían arreglar los alrededores porque eso llamaría la atención si los militares llegaban a pasar por ahí, pero al menos dentro de su refugio todo se veía habitable. Era ordenado en la medida de lo posible, pero más que nada, acogedor.

Era un mediodía agradable y Chanyeol ayudaba a prender el fuego a la hora de cocinar para el almuerzo y, por alguna razón, no pudo quitarle los ojos de encima a Baekhyun que ayudaba con la limpieza de las cosas que había olvidado el día anterior.

–Con lo difícil que es lavar los platos en estas circunstancias. El pobre Jongin tuvo que ir a traer más agua del río porque no nos alcanza, ¿cómo es que te olvidaste de uno de los baldes?– le retó Kyungsoo mientras pelaba unas papas que lograron conseguir en un pueblo no muy lejano.

–Lo lamento, lo lamento... ¡lo lamento!- se disculpó Baekhyun arrepentido, pero haciendo de todas formas una escena al ser sermoneado como un niño.

–Bueno, es algo que tiene solución, seguro que después de eso ya no se olvida nunca más– dijo Chanyeol para calmar la situación, pero la mirada asesina de ambos hizo que prefiera dedicarse sólo a la fogata.

Desde hacía ya un tiempo, Chanyeol se sentía un poco confundido. Jongin y Kyungsoo no tenían el menor empacho de mostrar su amor por toda la casa y eso logró que dejara de sentirse incómodo con la idea. En su mente, dejó de considerar por completo que dos chicos juntos pudiera ser algo antinatural. Lo sabía, porque podía verlo: se querían, se preocupaban por el otro, se respetaban, eran un equipo, una pareja. Una mejor que muchas de las que conocía. ¿Cómo una relación así podría ser mala?

El hecho de haber vivido todas las desgracias y cambios en su vida, le dio la capacidad de comprender otros aspectos de la vida. Se dio cuenta que muchas de las ideas que le habían enseñado, estaban mal. Las personas se volvían más valientes o más cobardes en los momentos de crisis. También, quienes eran más fuertes, serían capaces de demostrar realmente cuánto importaba alguien. 

Y así como no podían saber cuánto tiempo había pasado desde que toda su aventura comenzó, tampoco podía saber realmente cuánto tiempo había pasado desde que empezó a sentirse extraño cerca de Baekhyun. Cuando se conocieron, establecieron una conexión positiva de inmediato, que fue mejorando cada vez más conforme pasaban tiempo y experiencias juntos. Se ayudaban y se apoyaban, eso no había cambiado, la diferencia que si bien no hacían nada diferente, la sensación lo era. Podía notarlo en pequeños detalles como que dormir cerca de Baek jamás se había presentado como un problema, y de un momento a otro su corazón empezó a latir tan rápido cuando lo tenía cerca, que sentía que iba a morirse. 

Cosas cotidianas a las que estaba acostumbrado, empezaron a ser un martirio. Rozar su mano o tener contacto físico con la persona con quien más convivía, y que debía resultar de lo más natural, lo torturaba. Temblaba cuando el más bajo se le acercaba demasiado y, si llegaba a tocarlo, sentía que su piel quemaba. Vivían en el mismo espacio, hacían las mismas actividades, compartían la comida y a veces hasta la ropa (Chanyeol casi sufre un derrame nasal cuando Baekhyun usó una de sus camisetas para dormir), cosa que debía ser normal. Después de lo que los cuatro habían pasado para escapar de la dictadura, esos momentos tan duros en el camino, algo como eso no debería representar nada. Pero era algo. 

¿Qué estaba sucediendo? Pensó en Baekhyun y el por qué empezaba a sentirse de esa manera. Podía cerrar los ojos y recordar sus facciones, su sonrisa, sus manos, su cabello, su nariz, sus ojos, su cuello, su deliciosa piel blanca y su delgadez. Pensó en sus caderas bien formadas y en sus piernas. No era muy alto, pero estaba perfectamente proporcionado. A eso, se debía añadir su alegre y brillante personalidad, el hecho de que podían entenderse sólo con una mirada y al momento siguiente no poder ponerse de acuerdo con algo muy simple. Le encantaba. Su relación era en sí maravillosa y todavía no entendía cómo tuvo la suerte de llegar hasta donde estaba. 

Renacer: Porque vivirlo contigo vale la pena (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora