Renacer: Porque vivirlo contigo vale la pena (Kaisoo)

Capítulo 24

Nuevamente, Kyungsoo estuvo despierto muy temprano en la mañana. El horario de su cuerpo había cambiado por culpa de las circunstancias. Los cuatro se acostaban tan pronto como la luz del sol desaparecía, para evitar estar fuera en la oscuridad. Además, no podían hacer muchas actividades después de comer, así que lo más fácil era irse a dormir. Entonces, un poco antes del amanecer, el chico se despertaba con muchas energías para trabajar y trabajar en su nueva casa. 

Decidió no despertar a Jongin, se veía demasiado cómodo durmiendo como piedra totalmente desnudo y solamente tapado con una manta a su lado. Pensó en hacer primero el desayuno, pero recordó que necesitaba ayuda para prender la fogata. No quería regresar a dormir, porque eso seguro le haría quedarse dormido y sería demasiado tarde para empezar el día. Se sentía lleno de energía, así que decidió salir a caminar un poco y hacer ejercicio. Esperó a que los primeros rayos de sol le dieran suficiente luz y buscó un palo grande antes de explorar los alrededores. 

El bonito amanecer contrastaba con el triste paisaje. Kyungsoo encontró en su camino algunas cosas que serían muy útiles en casa y pensó que tal vez sería una buena idea si buscaban y aprovechaban algunas cosas que habían sido abandonadas en otras casas. También notó que habían unos pocos animales y agradeció internamente haber tenido la precaución de llevar un arma para protegerse de posibles peligros. Cuando llegó a una zona mucho más afectada por el incendio, decidió regresar. Había amanecido y tenía que llegar antes de que notaran que no estaba y se preocuparan por él. Dudaba que ninguno estuviera despierto. 

Mientras caminaba de regreso, notó algo y se volteó un par de veces, estaba seguro que escuchó un movimiento, pero no había nada. Se puso nervioso y empezó a avanzar cada vez más rápido, pero sin llegar a correr realmente. Cuando escuchó unas pisadas detrás de él, se dio la vuelta por completo y no encontró nada. Se sintió aliviado al ver la casa donde estaban los chicos. Si lo perseguían, estaba lo suficientemente cerca de Jongin. Casi en su hogar, volvió a mirar por todas partes y lo descubrió. 

No era alguien quien lo seguía, era un perrito. El pobre estaba muy sucio y se notaba que esta a pasando hambre. De todas formas, Kyungsoo pudo ver en sus brillantes ojos algo muy amigable. El animalito ladró cuando se dio cuenta que había sido descubierto, como si estuviera feliz de que eso sucediera. El chico sonrió con mucha pena al verlo en esas condiciones y se tranquilizó. El tramo final fue muy calmado y el perro estuvo detrás suyo hasta la entrada. 

–Lamento decirte que ya no caminaré más, los siento– le informó Kyungsoo e hizo un ademán de acariciarlo, pero el perro se asustó. –No voy a hacerte nada, lo prometo. Tal vez pueda darte algo de comer– el muchacho lo pensó por un momento, pero luego consideró que sería una mala idea conservarlo. Tendría que consultarlo con los demás y resultaría una gran responsabilidad. Era otra boca que alimentar, necesitaba un baño y muchos cuidados, además...

–¿Y este amigo, hyung?– la voz de Jongin se dejó escuchar fuerte y clara. –¡Es hermoso! ¿Podemos quedárnoslo? ¡Míralo! Está tan flaco y sucio, debemos bañarlo y cuidarlo– su novio y el pequeño animal se encontraron como si fueran viejos amigos, jugueteando por un largo rato. –Necesita comer y un corte de pelo, pero no está enfermo. Es un milagro que esté vivo. ¡Eso es! Soy un genio. Te llamaremos Gijeok, porque eres un milagro. 

–¿Por qué me molesto siquiera en armar ideas negativas en mi cabeza?– pensó Kyungsoo en voz alta y se acercó para acariciar el cabello de su pareja. –Ven, ayúdame a prender el fuego y hacer el desayuno. Estoy seguro de que tanto tú como Gijeok están hambrientos. 

–¿Eso quiere decir que puedo quedármelo?– quiso saber Jongin efusivamente, ante la maravillosa posibilidad. 

–Un perro bien entrenado siempre puede ser una ventaja y una hermosa compañía. Tendrás que esforzarte mucho con él– advirtió Kyungsoo en tono paternal, al verlo tan entusiasmado.