Capítulo 33

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Kyungsoo, Chanyeol, Baekhyun y Gijeok estaban dormidos en el auto. Jongin estacionó en un lugar que consideraba seguro y se bajó de la camioneta para estirarse un poco. Tenía hambre, pero comer en ese momento significaba despertar a los chicos y sacar todo lo necesario para preparar algo, además, debía tomar en cuenta que las raciones eran limitadas mientras no llegaran a un pueblo. Habían pasado uno hace cinco minutos y no tenía muchas ganas de regresar. Su novio estaba profundamente dormido, no solía hacerlo en los viajes pero ahora se notaba su cansancio, así que dejó que ellos siguieran en su sueño mientras él curioseaba un poco por el lugar.

Tenía frente a él un bosque bastante espeso y peligroso, pero Jongin sintió que no tenía nada que perder, así que siguió caminando y caminando entre los árboles y la maleza. Mientras avanzaba, su mente estaba en otro lado. Se sentía responsable. A pesar de ser el menor de los cuatro, se había jurado a sí mismo hacerse cargo de esas personas, que con el tiempo y las circunstancias se habían convertido en su familia.

Pensó en sus padres y se alarmó un poco al darse cuenta que no sentía nada muy profundo. Extrañaba mucho más y hasta unas lágrimas se le escaparon al pensar en los abuelos. Tan poco tiempo a su lado y aún así consiguieron que su corazón les perteneciera. Eso sólo podía significar que eran personas que valían la pena de verdad, para que un descorazonado egoísta como él sintiera algo tan intenso por unos desconocidos.

Y todo era culpa de Kyungsoo. El chico logró romper con su sonrisa el caparazón de hielo que Jongin había creado y cargado desde muy niño. Si su novio lo hubiera conocido en esa época en la que no amaba ni se preocupaba por nadie, ¿lo hubiera querido? Sí. Kyungsoo lo había conocido en su peor época: cuando estaba solo, asustado y despechado de la vida, completamente convencido de que moriría. Y, en un instante, el dulce muchacho convirtió  su infierno en un lugar bello. Ahí, todo su trabajo duro valía la pena, cada segundo. Podía obtener una recompensa satisfactoria por sus esfuerzos.

Empezó a sentirse fuerte, a sentirse seguro y, lo más importante, a sentirse querido. Algo que, ni sus amigos más cercanos habían podido conseguir en sus mejores épocas. Jongin entendió en esa casa lo que era el verdadero calor de hogar. Y se lo debía todo al muchacho que dormía en el asiento de copiloto. Se sentía fatal. Últimamente, las cosas entre los dos no estaban yendo muy bien por culpa de su propio resentimiento. Kyungsoo era maravilloso y no se quejaba por su tonta actitud, más bien se sentía culpable. Era verdad, Jongin seguía molesto porque su pareja había estado en riesgo, pero, ¿cuántas veces él también se había puesto en peligro y el mayor de los dos jamás había estado enojado por más de una hora?

Estaba actuando de una manera injusta con alguien que sólo le había dado amor. Jongin caminó de vuelta a la camioneta por el camino que había marcado y, un poco antes de divisar su objetivo, se dio cuenta de algo. Cuando estuvo de regreso, todos seguían dormidos, así que decidió unirse al descanso. 

* * *

–Jongin. Jongin, cariño– Kyungsoo movió el cuerpo de su novio con delicadeza, intentando despertarlo, pero no lo lograba. Después de varios minutos de tratar, por fin consiguió que regresara a la vida. Pero, en cuanto el menor de los dos notó algo, se incorporó bruscamente por la impresión. 

–¿Kyungsoo?– preguntó, incluso si lo tenía frente a él y podía ver su rostro. El chico dejó ver una mínima sonrisa al verlo tan desorientado. 

–Lamento si te desperté– se disculpó con voz suave. –Pero lo hice porque preparamos algo de comer y seguro tienes el estómago vacío. Además, siempre me pides que no te deje dormir mucho durante el día porque luego te da insomnio. 

Los dos estaban solos, dentro de la camioneta, mirándose y esperando la reacción del otro. Mientras Jongin todavía intentaba entender lo que estaba pasando, porque había estado teniendo unos sueños raros, Kyungsoo por su parte estaba nervioso y triste, porque todo parecía tan frío con respecto a su pareja desde el incidente con el despreciable militar. 

–Kyungsoo– su nombre salió como un suspiro de los labios de su novio y Jongin tomó su muñeca para poder atrapar su cuerpo y abrazarlo con posesividad.

 Después de un largo rato así, besó su cuello y acarició su espalda con ternura. El mayor de los dos dejó salir un suspiro de alivio al sentirse mimado y querido nuevamente. Había sido un verdadero sufrimiento para él que estuvieran tan alejados. Ese simple gesto de interés era suficiente para consolarlo por completo. 

–Ven, tengo que mostrarte algo, son buenas noticias– anunció el alto chico repentinamente y lo ayudó a ponerse de pie. Kyungsoo estaba confundido y un poco asustado. 

–Pero, la comida...

–Eso lo dejaremos para después, necesito que veas esto– insistió Jongin. 

–¿A dónde vamos?– quiso saber el muchacho mientras Jongin se estiraba un poco y luego salió del auto para colocarse bien  zapatos.

–Vamos al bosque– señaló con su dedo índice la zona y su novio hizo una mueca. 

–¿Por qué quieres que vayamos al bosque antes del desayuno?

–Porque encontré un lugar, Soo. No lo vi muy bien, pero estoy seguro de que puede servirnos. Está escondido y parece seguro. 

–¿Qué? ¿Un lugar dentro del bosque? ¿Estás seguro de eso? No creo que tengamos tanta suerte como para encontrar otra casa abandonada que podamos usar para vivir otra vez. Tal vez es una cabaña de cazadores. Puede haber alguien dentro, puede ser incluso peligroso. 

–Kyungsoo, piénsalo, amor. Son las opciones que vamos encontrando por el camino. Ahora mismo, no tenemos un lugar al que podamos ir y se acerca el invierto. Cualquier refugio va a ser mejor que la camioneta cuando el clima empeore. 

–El invierto– susurró el chico. No había pensado en eso. Un lugar donde pudieran mantener el calor era imprescindible. 

–Supongo que no será la primera ni la última vez que lo haremos. Si realmente es un refugio podríamos quedarnos ahí hasta que pase el mal temporal, si realmente está abandonado. 

–¡Ven conmigo, entonces!– exclamó Jongin emocionado, tomando su mano y guiándolo. 

Renacer: Porque vivirlo contigo vale la pena (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora