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Izaya forcejeo provocando que las cuerdas que lo mantenían preso se apretaran contra sus muñecas.

-¿Tratando de escapar?- una escalofriante risa y la mascara de gato apareció en la habitación, a su lado estaba un hombre de baja estatura el cual se coloco a un lado del informante, ambas personas usaban la misma mascara, solo que el nuevo permitía que mechones de pelo rubio descansaran sobre esta mientras que el otro no dejaba nada a la vista pues su cabello estaba cubierto por la oscura capucha del abrigo.

-Nah, solo esperaba tomarte desprevenido y así poder darte un golpe- respondió Izaya sonriendo.

La mascara hecho a reír.

-Pues entonces la espera será algo larga- seguido hizo un leve gesto con la mano hacia su compañero el cual solo asintió y se situó detrás de Izaya quien le ignoraba completamente pues estaba demasiado ocupado asesinando con la mirada a quien serie el "jefe" de todo aquello.

-¿Ya te e presentado a Jonathan?- cambio repentinamente de tema a su vez que el mencionado alzaba un cuchillo mediano de cocina sobre el hombro del azabache sin que este lo notara.

-¿Tu novio acaso? Mira lo que menos me interesa es saber con quien te acuestas.

Risas.

-¿Aún en situaciones como estas eres capaz de bromear?.

-Gran defecto mío- dijo Izaya, aun estando la cámara alejada se podía contemplar como la mejilla de este era de un opaco color morado.

-Un don me atrevería a decir...pocos tienen la capacidad de disfrutar estas situaciones, la mayoría de las veces la persona suplica y se humilla pero tu...¿Acaso estas loco?

-Demasiado- y esta vez una carcajada nació de la boca del mas temible informante, que murió inmediatamente por un grito de dolor provocado por el impacto de la afilada hoja contra su pierna.

-Confieso que me gusta mas verte gritar que reír.

Un grito mas, al tiempo que la mascara mas bajita empujaba gustoso el arma encajándola mas en la pálida piel de Izaya, una línea de sangre comenzó a descender por su pantalón muriendo en el suelo, un pequeño charco se iba formando, la herida debía de ser profunda.

-¡Hey! Tengo bastante curiosidad en saber, y estoy un cien por ciento seguro de que todos los que nos miran igual, ¿Izaya-chan tiene a alguien especial en su vida?- cambio nuevamente de tema.

El nombrado se tenso.

-¿Y esa reacción? Es decir que lo tienes, dime dime ¿Quién es esa bella mujer que se gano tu corazón? canturreo como si los tres en vez de estar así, estuvieran en un patético juego de botella chismeando curiosos por la vida del otro.

-No te...importa- respondió el informante entre jadeos.

-¡Claro que me importa!- la mascara se llevo ambas manos a su pecho situándolas justo sobre su corazón.

-No...- repitió Izaya quien agacho la cabeza -No te...importa.

-¡No sabes lo que dices! Iza-chan yo en verdad quisiera conocer el nombre de la persona mas importante para ti, y no solo yo debo saber eso, apuesto a que todos tus amigos mueren por enterarse.

Silencio.

Pareciera como si el informante se hubiera quedado inconsciente, pero la sangre perdida era considerablemente poca, el hombre de la mascara de gato se acerco a la cámara, sus pasos resonaron tan fuerte como el disparo de un arma, exagerado pero el silencio en esos momentos era realmente espantoso, al tomar el aparato en manos la acerco mas quedando a centímetros de la silla que tenía a Izaya.

Ahí fue que se pudo observar los rojizos ojos del menor mirando fijamente el suelo.

-¿Me dirás?- pregunto una vez mas.

Izaya negó.

Y un gruñido emano por debajo de la mascara quien tomo varios mechones de pelo del informante, jalándolos bruscamente hacia atrás haciendo que el menor recobrara la posición de antes.

Chasqueo los dedos.

Al instante la otra mascara bajo su mano hasta la pierna de Izaya, aprisiono el mango negro del cuchillo y de un movimiento lo saco.

Pero segundos después volvió a unirse a su piel.

La cámara permanecía ajena a todo, como si no le importará grabar aquellos actos que ambas mascaras cometían contra un simple perro de la yakuza.

Orihara Izaya, el gran informante, gritaba, pero ninguna suplica para detenerse fue pronunciada, sufría...demasiado, la cámara aseguraba a sus espectadores de eso, pero también...ver como el azabache se mordía el labio inferior...parecía como si el mismo se prohibiera rebajarse al grado de ellos, al grado de todos en general.

A todos aquellos que gritaban pidiendo piedad.

No les pediría nada, no lloraría, solo se limitaría a gritar en respuesta al dolor.

En medio del quinto grito, el video termino.

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Bueno...acabo Durarara y no se que demonios va a ser de mi vida ;-;

Soy la única que se sintió realmente mal por Izaya??

Mi bebe q-q