Desperté por las pequeñas y suaves caricias dejadas en todo mi rostro, poco a poco fui abriendo mis ojos para encontrar unas hermosas gemas grises contemplar mi despertar.
- Buenos días dormilón. - dijo con mucha energía.
- Buenos días nena. - dije acostandome en su regaso.
- Alguna vez te dije que amo tu voz al despertar? - dijo divertida.
- Probablemente si lo hiciste no lo recuerde eh. - dije soltando una carcajada. - Pero gracias por el dato. - dije robandole un beso.
- Tramposo. - dijo respondiendo a mi beso.
- Nena. - llame. Era ahora o nunca.
- Si? - respondió sobre mis labios
- Quisieras amanecer así por el resto de nuestros días? - pregunte nervioso, pero sin despegar mis ojos de los suyos y tomando sus manos entre las mías.
- Por siempre y para siempre amore mio. - dijo besandome. Nuestro amor se podía calificar como Romeo y Julieta bajo la lluvia, sin embargo, era mi novela favorita, y no estaría cansado dé leerla una y otra vez sin llegar a un fin.
Estuvimos mucho rato abrazados mientras veíamos el sol terminar de llegar a su punto mas alto, desde nuestro lugar, se veía tan imponente, como si nos resguardada de todo mal que nos rodea por el día al igual que la luna lo hace de noche.
- J.J. - llamo mi chica.
- Si?- susurre.
- Quiero llevarte a un lugar. - dijo.
- Ahora? - pregunte mirando a su misma dirección.
- Sip- dijo marcando la P.
- Vamos. - dije levantandonos a ambos.
No se cuanto tiempo llevando en el auto, pero no me estoy quejando, Dayan maneja mientras el viento que se cuela por los vidrios bajos de el auto despeina su negro cabello. Es como si nada a mi alrededor existiese aparte de nosotros y me gusta.
Luego de lo que supuse mas de una hora mas las distintas paradas en diferentes lugares, ojitos grises estaciona el auto en algo que parece ser un desierto nada bonito.
- Me trajiste a un desierto? - pregunte.
- Había olvidado lo quejumbroso que eras Jamie. - dije con una gran sonrisa. - Solo baja de el maldito auto. - dijo saliendo por la puerta de el chofer.
Caminamos por lo que parecía ser un sendero hacía el fin del mundo, pero la sorpresa fue enorme al llegar al final de este. Era una caída en forma de cascada hasta una gran posa de agua azul cristalina, tan limpia y pura como el mismo cielo nocturno.
- Este solía ser el lugar donde David y yo solíamos estar luego de un mal día. - dijo con nostalgia.
- Es hermoso. - dije admirando el lugar una vez más.
- Si pues, no te quedes ahí y lanzate conmigo. - dijo terminando de quitar la última prenda de ropa que la cubría.
- Que haces? - pregunte nervioso.
- Desvestirme. - dijo burlona. - Vamos Jamie, no es la primera vez que pasa, ya ven. - dijo alentandome.
- Esta bien. - dije por fin quitando me la ropa.
- A la de 3. - dijo una vez estuve a su lado. - 1... 2... 3! - gritamos al mismo tiempo mientras saltabamos a la posa.
Llevamos rato el la posa, chapoteando o abrazandonos, hoy el mundo a nuestro al rededor no existe, ni existirá mientras estemos juntos.
- Cariño si no vienes a secarte te resfriaras. - dijo una Dayan ya vestida.
- Ya voy. - dije acercándome a la orilla. Mientras me secaba mi chica tarareaba una canción un tanto conocida para mi.
- Que cantas?- pregunte.
- Una de tus canciones favoritas. - dijo acostandose sobre la manta que trajo.
- Haber cantala. - dije imitando lo que hizo anteriormente.
- Es inevitable todo lo que es bueno llega a su final, imposible el saber si continua nuestra amistad, se que tu intención no es lastimarme, misericordia deberías mostrarme, por tu mirada se que no te vas a disculpar.... - paro para mirarme. - canta conmigo, se que perdiste la memoria pero jamas olvidarias esa canción, canta conmigo. - su mirada me pedía a gritos auxilio, alguna esperanza de recordar lo que hubo entre ambos.
- Porque vistes así para irme a dejar, ehh, conmigo esta noche te debes quedar, si mañana mía no seras, ven y abrazame una vez mas, ohhh quedate hasta el final. - cante, causando que su mirada se iluminara.
- Te amo. - dijo.
- Te amo. -
Hemos pasado la siguiente hora chillando las canciones que nos gustan, compartiendo juntos, estar aquí, es estar en casa, ella es mi hogar.
- Que tal esta? - dije carraspeando a lo que ella soltó una sonora carcajada. - Si pudiera volar, estaría volviendo directamente a casa a ti, Creo que podría renunciar todo, solo pideme que lo haga. - cante. Dayan sonrió para luego seguirme. - Pon atención, espero escuches porque baje la guardia, ahora mismo estoy completamente indefenso. Solo para tus ojos, te muestro mi corazón para cuando te sientas sola y olvides quien eres, me falta mitad de mi cuando estamos separados, ahora me conoces, solo para tus ojos. -
Azul.
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BAD GIRL ¡EN EDICIÓN!
Historia CortaEl amor es impredecible en cualquier edad. Siempre llega como si un tsunami se tratase, arrasando con todo a su paso. Ira, dolor, tristeza, felicidad, deseo, y un sin fin de cosas más. Esa fue la parte que le tocó vivir a Dayan, que creyendo haber...