XIII. Debilidad

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Aun no lograba naturalizar mi respiración; me rendi con mis latidos, lograr que latieran a un ritmo normal era una tarea titanica; y no solo se debia a lo que habiamos estado haciendo previamente, no. Se debia enteramente a que Draco estaba abrazado a mi, con su cabeza sobre mis pechos y las sabanas cosquilleando nuestras piernas entrelazadas. Aquello era el cielo, y nadie podria negarmelo; era el paraiso, sublime, perfecto y desestabilizado fisicamente. La angustia que me habia embargado dias atras, daba vueltas muy en el fondo de mi nuevo corazón; nuevo porque aunque era el mismo estaba remendado con cinta y banditas para que no se desarmara, unido por las manos de él que ahora abrazaban mi cintura posesivamente. Pero tan solo daba vueltas, ya no me pinchaba con las palabras de Ron, ni con la verdad que me habia golpeado cuando descubri la verdad. Era simplemente un cosquilleo diminuto, que quedaba eclipsado con el sonido de la suave respiración de Draco sobre mi pecho.

Sonrei, pensando en todo lo que habia estado diciendo mientras me abrazaba; cuando me creia dormida. Sus palabras sonaban al comienzo desesperadas, atropelladas, carentes de sentido; cada poema, rima y soneto que me recito cargaba tambien un sentimiento profundo, muy profundo. Y fue entonces que recorde, nuestro grito de guerra cuando el extasis nos atrapo, aquellas dos palabras vociferadas con las gargantas quebradas, depocitandoles más sentimientos que aquellos que de por sí ya abarca. Y daba miedo, oh si; aquello daba miedo, porque eso no era precisamente "dejar fluir", aquello era un compromiso. Nadie va por ahi regalando "te amo" a cualquiera que se le cruce enfrente, nadie deberia decir aquellas palabras a la ligera sin pensar en el peso que cargan. Y siendo honesta en mi momento de reflexion post coito; aquello era sumamente aterrador. Porque el amor es un arma de doble filo, da tanto poder para defender como para destruir. Porque si lo salio de mis labios es verdad, y no puedo negar que si lo fue; Draco Lucius Black tenia mas poder para destruirme que cualquier tragedia vivida. Y eso, no era para nada alentador. Tome aire profundamente, ordene mi cabeza a funcionar, y rompi el armonioso silencio de la habitación.

-Draco- susurre.

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Habia descansado mi cuerpo en mullidos colchones de los mas caros materiales; habian abrazado mi cuerpo sabanas de exquisitas hebras, pero jamás nada, habia sido tan comodo como descansar sobre el cuerpo de ella, sintiendo su corazón galopar irregularmente, sintiendo su respiracion agitada estabilizarse lentamente, su calor, su aroma, su textura. Ella era el paraiso, era perfecta, era todo. Y era mia.

¿Mia? ¿Ella realmente era mia?... No. Ella no era mia, ella no era de nadie; ella estaba demaciado rota para pertenecerle a alguien, y de seguro habria alguien muchisimo mejor que él para ella. Y aquella revelación le dolio. Le dolio porque sabia que era la verdad. Le dolio porque recordo el momento en que el climax los llevo a ambos hacia la cumbre, y cuando todo estallo, las palabras de ella, cargadas con todo lo que podia sentir salieron de sus labios rojos por la pasión y se colaron en su cerebro embotandolo aún más.

Sintio una llama de esperanza quemar su corazón; si ella lo habia dicho no habia probabilidades de que fuera mentira; rota, quebrada y vacia no dejaba de ser una mujer noble, bondadosa. Ella no podria mentirle sobre aquello. Ella no podia ser tan desalmada. ¿O si? Esa pregunta le salteo varios latidos, le quebro la respiración y supuso que así se sentia el estar muerto en vida. Porque respiraba, si; su corazón bombeaba, si. Pero sentia que el mundo se destrozaba a sus pies por dos simples palabras que solo eran mentira, porque en el fondo, Draco sabia que ella jamás podria amarlo, que aunque él jamás se lo pediria, lo esperaria, porque maldita sea, él la amaba con cada micro celula de su organismo.

Porque si ella realmente no lo amaba, si ella se habia atrevido a jugar con su corazón sabia que el resto de su vida lo pasaria muerto en vida; porque comprendio, que una vida sin amor, es una vida sin vida. Porque el amor, puede ser la fortaleza mas grande, el sentimiento mas puro; pero tambien era la granada que podria destruir su corazón en mil pedazos. Porque no solo era una fortaleza, tambien era una debilidad; y él no podia ser un hombre debil.

30 escalones al ParaisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora