XXV. Ruina

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Advertencia; Violencia, mucha. Por favor menores de edad leer bajo su responsabilidad, es posible que me odien pero esto es sumamente necesario para lo que resta de la historia. Porque A- hay que cerrar todos los cabos sueltos (Matthews, Lavender, Narciss) y B- esta historia tiene vida propia y se escribe solita solita usando mis dedos como medio nada mas.

Segunda advertencia: capitulo extremadamente largo para mis medidas normales, asi que si tienen que ir al baño o se llevan la plataforma donde estan leyendo con ustedes o se aguantan por no haber ido antes de empezar a leer.

Las personas enamoradas, poseen un sexto sentido casi más importante que los sentidos habituales. Y ese sentido, se activa tan solo cuándo la intuición pita en los oidos, cuando hay pesadillas recurrentes o patrones incongruentes en la vida diaria y de pareja. Por eso Draco se paseaba nervioso por su oficina, por eso aproximadamente una hora despues de que dejara a Hermione en la esquina de su empresa, comenzo a sentirse un tanto incomodo. No habia podido frenar sus piernas cuando comenzo un recorrido por la oficina; pero más alla de pasearse nervioso no sabia que hacer. Estaba esperando a un grupo de inversionistas orientales para cerrar unos acuerdos sumamente importantes; y no podia irse sin más. Trato de serenarse, cerro sus ojos fuertemente, calmando su desbocado corazón, y enfriando la maquina en la que se habia convertido su mente.

Cuando los inversionistas llegaron, Draco estaba a un paso de la histeria, Theo lo miraba fijamente desde su lugar en la larga mesa de negocios; pero Draco no lo miro, ni una sola vez. Habia sospesado la posibilidad de cortar la reunion un momento y llamarla al celular para sacarse los nervios de encima, pero los negocios con los orientales eran tema delicado. Solian ofenderse con facilidad y si uno decia que "no" todos tomaban su ejemplo; no podia darse el lujo de perder este negocio. Trato de serenarse, y prestar atención al interprete que exponia las dudas de los inversionistas. Cerro su mente enfocandose solo en el trabajo; dejando que la alarma que pitaba en sus oidos zumbara apagada mientras respondia las dudas y consultas de la reunion.

La reunion fue bien, y sintio que podia respirar con tranquilidad mientras firmaba el último documento. Pero entonces como si un cubo de agua helada se cayera sobre sus hombros sintio su corazón detenerse. Un latido salteado, dos, tres, quince. El frio trepo por su espalda, escalando cada vertebra, colandose en su medula hasta su sangre. El hielo comenzo a correr por sus venas, pulsante, crispando sus nervios. Miro a Theo que firmaba y sellaba los documentos con la vista clavada en él. Asintio, en mudo entendimiento y sin despedirse de nadie salio de la sala de reuniones, entrando en el ascensor vacio. Le tomo el tiempo que las puertas se cerraban tomar su varita y desaparecerse.

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La sensación del frio trepando su espalda se incremento, el vello de su nuca se erizo y el aire se le hizo totalmente toxico. La puerta de la casa de Hermione estaba abierta.

No estaba forzada, estaba simplemente abierta. Trato de tomar una bocanada de aire inutilmente; y dio un paso al interior. Las luces estaban encendidas, se acerco a la cocina tratando de producir el menor sonido posible, sobre la mesada habia un par de bolsas. La costumbre de Hermione de dejar las bolsas vacias luego de guardar los alimentos donde correspondia; era meticulosa en cualquier cosa que se le ocurriera, pero jamás lograba tirar o guardar las bolsas luego de hacer compras. Trato de sonreir, pero sencillamente no podia, no hasta verla. Volvio a la sala, pensando que quizás la castaña estaria dandose un baño y la puerta se abrio sola o la dejo mal cerrada. Más este pensamiento no le dio tranquilidad, y subiendo escalon a escalon no pudo evitar que la intranquilidad aumentara. La puerta de su habitación estaba abierta, dejando vista de la puerta del baño tambien abierta. Un par de zapatos de ella estaban en el suelo a un lado de la cama, sobre la cual descansaba su abrigo y su cartera. La varita de ella estaba sobre la cama tambien. Y Draco pudo sentir la desesperación hacer mella en él.

30 escalones al ParaisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora