XXIX. Una vez más.

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La vida se basa en una lucha constante. La vida es un camino que se hace cuesta arriba y se llena de obstaculos cuando un manto oscuro nos cubre; pero tambien suele ser una caida constante y libre, llevandonos al fondo del abismo donde nos encontramos con nosotros mismos. Se pueden hacer millones de metaforas sobre la vida, sobre ese ciclo particular y unico que cada ser viviente cumple a raja tabla. Algunos diran que la vida es una montaña rusa, llena de giros sorprendentes que nos arrancan gritos de terror. Otros pensaran que la vida es un camino de rosas porque jamás han tenido que enfrentarse al Dragón que las custodia. Somos pocos los que creemos que la vida es una escalera. Que se sube dependiendo de nuestras decisiones y se desciende por el peso de las culpas y los arrepentimientos. Es una escalera infinita que no deja ver su final, pero que de algún modo presentimos que el final sera maravilloso, porque sera la rencompensa de tanta subida y bajada, que sera al fin el desenlace de nuestra vida.

Mi vida, paso de ser un camino de rosas, a ser una montaña cuesta arriba; incluso he caido y me ha abrazado el abismo y el silencio humedo. Pero el tiempo la ha trasmutado a una escalera, una escalera que se aparecio frente a mi cuando la encontre. Una escalera que ha sido tanto en subida como en bajada, que me ha dado pasos en falso y he tenido que saltar los baches.

Mi vida con ella es una escalera. Una escalera hacia el paraiso. Aún me pregunto a quien habre extorcionado para que ella se cruzara en mi camino, me es inconcebible concederle todo el credito al destino y a esa basura de las almás gemelas que se buscan. No me permito creer aquello, porque si le doy poder, si finalmente caigo en eso; entonces puedo ser nombrado el hombre más idiota del universo, pues la tuve siempre tan cerca y sin embargo la alejaba cada instante.

Y aqui estaba, parado frente a un altar, con mi tunica de gala, rodeado de nuestros más intimos amigos, esperandola. Esperando que de un minuto a otro, por aquel pasillo sencillamente decorado, sus pasos marquen la sinfonia que entonara mi corazón, que ahora mismo late desbocado por la ansiedad. A mi lado, Theo aprieta mi hombro, y entonces lo oigo. La musica baja, y los pasos lentos pero seguros. Alzo mi vista y el universo se petrifica.

Cada paso que daba, cada pequeño paso que ella daba acercandose a mi; marcaba los latidos de mi corazón, incluso podia calcular por su andar que en tan solo 10 latidos estaria frente a mi. Con cada paso que daba mi boca se secaba. Era hermosa, bellisima, majestuosa. La tela beige de su vestido se adheria a ella como una segunda piel hasta su cadera para luego, no solo darle la justa libertad de movimiento si no que se abria, cayendo suavemente hasta sus rodillas donde finalizaba con un dobladillo bordado con pequeñas perlas blancas. Las cuales tambien bordaban los tirantes cruzados del vestido, haciendo que brillaran en contraste con la cremosa piel bronceada de ella.

Las curvas del embarazo jugaban a favor del vestido, dandole una madurez y una sensualidad que no muchas mujeres logran conseguir. Su cabello, en otros tiempos indomable y salvaje como la melena de una leona; ahora lucia delicado en aquel recogido que no dejaba cabellos sueltos al azar, el pequeño rodete decorado con pincillas con perlas, captaban el brillo del sol y como un caleidoscopio de colores mutaban del perlado al bronce y del bronce al chocolate brillante. Tal vez si alguien en el pasado le hubiera dicho que estaria a poco menos de 15 minutos de casarse con la Perfecta Perfecta Granger, probablemente se hubiera reido hasta las lágrimás, o lo hubiera silenciado a Cruciatus dependiendo el momento en el que le hubieran dicho aquello.

Pero no, aqui estaba, sosteniendo entre sus manos las manos de la mujer que amaba, la cual calzaba perfectamente con él de un modo tan fisico como espiritual. La mujer de su vida. La única mujer por la cuál se enfrentaria al mismisimo universo. La mujer por la cual dejaria todo solo por ella; por ella y por su hijo.

El ministro comenzo a hablar, dando un discurso sobre la importancia del respeto, la fidelidad y el compromiso que la union representaba; pero Draco no lo oia. Estaba perdido en dos pozos de miel derretida, que lo miraban entre una nebulosa de lágrimás contenidas; hablando en silencio y entendiendo que aquel instante para ella era sumamente importante. Le dedico una tierna sonrisa, mientras el ministro pronunciaba:

30 escalones al ParaisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora