Capítulo 5

17.9K 1.7K 570
                                    


Louis tenía un buen reloj interno. Es más, nunca necesitó que su madre lo levante, o una alarma para despertarse a las seis de la mañana. Cuando el omega abrió los ojos los sintió ligeramente hinchados. Las paredes de la habitación eran color rosa bebé. Él todavía no estaba muy acostumbrado a su nueva alcoba, pero le gustaba porque era acogedora y espaciosa, como toda la casa de Anne. Por las grandes ventanas de madera pintadas de color blanco, la luz casi invisible del sol, entraba a través del vidrio y el cielo parecía un poco gris, con una mezcla de lila, lo que hizo despertar al omega y estremecerse, sintiendo el ambiente helado. El clima de Holmes Chapel era diferente al habitual para Louis, era más húmedo y más frío, pero no nevaba.

Cuando se dio cuenta que era de mañana, se levantó rápidamente de la cama, quitando de su cuerpo las gruesas y calientes mantas. Fue al baño descalzo, sintiendo el frío piso de madera en sus pies , lo que hizo estremecerlo. Cepilló sus blancos y alineados dientes y luego se lavó la cara. La camiseta azul que vestía se levantabaporque solo cubría hasta sus muslos. Louis caminó hacía el comedor, pasando por cada habitación y mirando la puerta blanca de madera de la habitación de Harry, que estaba todavía cerrada. El omega bajó las escaleras, bordeando ésta, entró a la cocina y vio a Anne poniendo el desayuno en la mesa redonda del medio de la cocina, la cual consistía en tazas de café y galletas. Suspiró alegre y le dijo "buen día" animadamente, que fue respondido con un beso en la frente por parte de la beta. Era adorable ver la forma en la que Anne trataba a Louis, aunque ellos habían convivido muy poco. Anne era una persona dulce, totalmente maternal y cariñosa.

"Querido, ¿puedes despertar a Harry por mi? Él acostumbra a dormir mientras yo estoy ocupada preparando el té, ¿puedes hacer eso, amor?" Anne preguntó, a espaldas de Louis, preparando el té, para que todos tomaran.

Louis estaba un poco inseguro. Harry era un gran alfa y estaba con sueño, y él no estaba acostumbrado a despertar alfas, por lo que no tenía idea de si Harry le gustaría ser o no ser despertado por Louis, o cualquier otra persona. Harry debía estar durmiendo profundamnte, o eso parecía, porque no se había despertado y no estaba listo a las seis y media de la mañana. Pero el omega sabía que si no fuera sencillo despertar al rizado, Anne no se lo pediría. Así que, Louis asintió sonriendo.

"Claro, ya voy." Murmuró bajo y educadamente, bordeando la cocina, para subir las escaleras nuevamente, pisando delicadamente los escalones.

El menor abrió la puerta lentamente. La madera de la misma crujió levemente debido a la lentitud. Louis apretó un ojo, creyendo que Harry se despertaría, pero el edredón de la cama apenas se movió. El omega cerró la puerta y entró lentamente. La habitación de Harry era más grande que la de él y tres de las cuatro paredes estaban completamente de color blanco, una de ellas era una bella tonalidad azul marino. La cama estaba apoyada contra la pared con una pequeña mesita junto a la misma. La habitación tenía un bonito y masculino olor que hizo al omega temblar. Era bastante ordenada, con sólo unos pocos cajones abiertos con ropa resbalando de ellos, una que otra cosa tirada en el suelo pero nada totalmente devastador.

Todo lo que se podía ver era al alfa inconsciente sobre la cama. Sus rizos cortos caían sobre la blanda almohada, ya que todo el cuerpo de Harry estaba bajo un enorme edredón blanco. Louis respiró hondo y exhaló lentamente. Era, sin duda, un omega que se intimidaba bastante. Vaciló mirando a la cabeza de Harry descubierta. Louis estaba a una cierta distancia del chico mayor que roncaba bajito.

Pero, se relajó poco a poco, sintiendo alivio cuando la tensión se fue de su cuerpo. Se acercó a la cama grande y se inclinó sobre ella. Harry tenía los auriculares incrustados en los oídos. Louis estiró sus pequeños dedos y se los retiró a toda prisa para ver a Harry girando la cabeza, todavía inconsciente. El omega suspiró y respiró profundamente, tomando rápidamente todo el aire que pudo. Se acercó de nuevo, estirando los pequeños dedos de su mano derecha hacía el alfa. Desenredo lentamente el cable que se encontraba en la mano del rizado. Curioso por los sonidos que escuchaba, se acercó los auriculares a sus propios oídos,  y una dulce voz invadió sus tímpanos. Sonrió un poco, disfrutando de la suave melodía y la calma voz.

BeginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora