Capítulo 15

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Louis caminaba solo por el pasillo, porque ni Niall, ni Zayn, ni mucho menos Harry estaban en ninguna de sus clases ese día. Por eso, se dirigió al comedor donde seguramente estarían almorzando.

Antes de que pudiera salir completamente de aquel corredor infestado de feromonas, fue agarrado por la cintura abruptamente siendo arrastrado en otra dirección. Su omega interior temblequeó del miedo cuando su cuerpo fue presionado contra un casillero de manera casi abrupta. Golpeó con desesperación los brazos que se envolvían alrededor de su cintura y trató de gritar, pero el pánico le oprimía la garganta. Trató de apartarse del pecho que lo abrazaba con fuerza con sus pequeñas manos pero estaba paralizado. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas; su cuerpo estaba bloqueado hasta que notó unos muy conocidos tatuajes, pero tenía tanto miedo llenándole el cuerpo que no podía reaccionar ante los toques de su alfa.

"Louis, nene. Soy yo..." La ronca y afable voz de Harry lo hizo reaccionar. Las delicadas y grandes manos de su chico quitaron las saladas lágrimas que corrían por sus ojos azules que seguían teñidos de miedo. "Oh, Lou." Murmuró Harry envolviéndolo en un abrazo. Se separaron milimétricamente sólo para verse cara a cara; su alfa lucía asustado y triste. "Lo siento, gatito." Murmuró, mientras continuaba barriendo con sus pulgares los restos de lágrimas de las mejillas de su omega. Louis normalizó los latidos de su acelerado corazón y tomó un par de respiraciones profundas para calmarse; lo empujó levemente para fundirse en su olor. Una sensación de alivio se derramó en su cuerpo al olfatearlo y sentirlo.

"P-pensé... pensé que no eras tú. Lo siento, pero tenía miedo, pensé...." Dijo eufórico, aferrándose de Harry como nunca lo había hecho antes; temiendo que se desvanezca frente a sus ojos. Su alfa interior notó aquello por lo que dirigió su nariz a la piel caliente del cuello de su omega, transmitiéndole tranquilidad y confianza; diciéndole con gestos lo que no decía en voz alta. Sentía la garganta seca y se le oprimía el pecho cada vez que recordaba el miedo pintado en los ojos de Louis. Fue en ese momento que supo lo frágil que era.

"No te disculpes gatito, no. Ha sido mi culpa." Dijo Harry en voz baja, tratando de calmar el temblor que le recorría el cuerpo a su chico. Harry lo olfateó y Louis se relajó visiblemente.

Me notaba. Pensó Harry. Sabe que no le haré daño.

Lo observó con cuidado y se permitió disfrutar de los ojos azules brillantes y levemente hinchados junto con las mejillas un poco enrojecidas. "Nunca más va a ocurrir. Perdón, gatito." Harry murmuró demasiado preocupado todavía. Louis asintió un par de veces, mostrando una débil pero verdadera sonrisa, lo que provocó que Harry sonriera también. Sus hoyuelos se asomaron en su rostro e hizo que el corazón de Louis se derritiese un poco más. Entonces, se acercó para tocar la mejilla con su nariz y luego cerrar los ojos al mismo tiempo que la besaba delicadamente, para luego dirigirse a sus labios rosados.

Se besaron lentamente, sintiendo sus salivas fundirse en sus bocas y disolviendo todos los malos sentimientos que podrían sentir en ese momento y entregándose al máximo. La cálida lengua de Harry entró en su boca por lo que el beso ganó mayor intensidad, cada vez más caliente e impuro. El alfa dejó caer su mano en el muslo de Louis, presionándolo deliciosamente para sentirlo más cerca. Su omega gimió ante tal acción, lo que provocó que Harry aumentara el ritmo del beso.

"Estamos en el corredor..." Louis murmuró y se le cortó la respiración cuando Harry puso su cabeza llena de rizos en una parte demasiada delicada del cuello. Suspiró de placer, entregado a las caricias de Harry, mientras le besaba y chupaba la piel. Louis era demasiado delicioso. Sentían sus cuerpos cada vez más calientes. "Harry..." se quejó, agarrándole los hombros tratando de no caer al suelo. Sabía que a ese punto tendría una marca bastante notoria pero no le importó. Apretó su camisa, controlando no gemir en voz alta cuando le mordió la piel junto a la clavícula. Se separó milimétricamente de su cuello para trasladarse al otro lado y dejar otra marca.

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