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Capítulo 21

Anne empujó con las yemas de los dedos la puerta cuando entró en la habitación y pudo observar a Louis sentado en el suelo, con piezas de ropa arrugada en sus pequeñas manos. Había una maleta en la cama, la cual tenía un par de prendas dobladas en el interior.

En sus ojos todavía corrían lágrimas que le atravesaban las mejillas, las cuales estaban ruborizadas. Tenía los labios rojos y también la punta de la nariz, y ella sabía que no era una expresión dulce, de felicidad, como si hubiera estado riendo por horas; estaba triste, dolido y asustado. Anne tragó con fuerza, sabía que un abrazo y palabras de afecto no podrían hacer feliz a Louis ni mucho menos a Harry. Obviamente no podía interferir en la situación pero sí ayudar un poco. Hace unos minutos, mientras consolaba a su propio hijo, quien estaba desesperado porque Louis no lo dejara, se puso a pensar que si el omega realmente quería regresar a su casa, ella no podría hacer nada más que aceptarlo, después de todo era una elección de él, no la suya, ni de Harry.

Ella sabía que Louis tenía un billete de avión para regresar a su casa porque allí sabrían cómo consolarlo. Estaba claro que él quería el calor y el amor de su madre para escapar de la situación, de Harry y de sus propios sentimientos abrumadores.

No estaba al tanto de lo que había sucedido entre ellos, pero estaba claro que no estaban llorando sólo por una estupidez, intuía que algo malo había pasado.

Respiró y entró en la habitación haciendo que Louis se asustase y se levantara rápido. El pequeño omega pasó sus manos por sus ojos, limpiándose la nariz con la manga de su suéter. Anne dio unos pasos hacia él y lo abrazó, haciéndolo llorar más. Cuando se calmó un poco se separaron levemente. Louis se sentó en la cama y ella lo siguió para luego comenzar a doblar y a amontonar la ropa pulcramente. ​​Él se quedó allí, paralizado, esperando que dijese algo; contrariamente se le acercó y lo empujó por los hombros, apoyando su cabeza sobre su hombro. Anne tenía casi el mismo olor que el de su madre, lo que lo hizo llorar otra vez y más fuerte.

"P-perdón por gritar allí abajo." Dijo en voz baja, tratando de no llorar pero fallando terriblemente. Sonrió con tristeza por cómo estaba Louis, por lo que lo acercó aún más y le besó la parte superior de la cabeza, queriéndolo hacer sentir como si estuviese en casa, con su madre- tratando de consolarlo lo mejor que posible.

"No te disculpes, cariño. No tienes por qué disculparte." Le acarició el cabello mientras Louis lloraba en silencio. Obviamente estaba más relajado pero todavía su corazón se apretaba de una horrible manera tal que le dolía no físicamente, sino sentimental. Fue en ese preciso momento que recordó las palabras de Niall y se sintió un idiota. Él le advirtió que Harry le haría daño, que lo traicionaría, pero no le importó, sabía que él era su alfa.

"Me voy, quiero irme, no puedo quedarme, porque... Simplemente no puedo." Dijo hipando, las lágrimas acumulándose en sus ojos azules, nublándole la vista. Anne pasó los dedos lentamente por su cabello castaño y sedoso, provocando que él tomase una respiración profunda, tranquilizándose al instante.

"Mira, Louis, no tomes decisiones que podrían afectarte sólo porque estás enojado. Estás a punto de terminar el año escolar, dos meses y luego estarás de vacaciones. Si deseas volver en ese momento, entonces puedes hacerlo." Aconsejó. Tenía en mente que eso no garantizaba que Louis cambiase de parecer y se quedara, pero quería, al menos, intentarlo por su hijo porque sabía que lo amaba.

"Pero tengo que irme, tengo que..." Murmuró con delicadeza mientras sollozaba entrecortadamente, trabándose al hablar. Aún tenía los ojos llenos de lágrimas, pero fueron desapareciendo a medida que Anne le acariciaba y masajeaba el cabello con cuidado y maestría. Lo miró acurrucándose en la cama, con sus piernas contra su estómago, tratando de abrazarse y sintió una punzada de dolor. Sabía que ahora estaba herido, pero que luego estarían bien con Harry otra vez, bueno eso era por lo que ella esperaba.